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domingo, 13 de agosto de 2023

La Caracas de Gómez y algunos personajes famosos

 

                       Roof Garden Caracas - Hotel Madrid - Esquina de La Torre - Plaza Bolívar

A pesar de la dictadura de Gómez, también conocido como el Benemérito entre sus admiradores y como el Bagre por parte de sus detractores, en la Caracas de aquellos tiempos se vivió una especie de Belle Époque. Muchos eran los sitios donde la gente chic de la capital se congregaba, aunque el mayor polo de atracción estaba en el centro de la ciudad. Fue una época de grandes contrastes, durante la cual existió mucha pobreza y las cárceles se llenaron de presos, mientras que otros disfrutaban de la vida loca. Varios personajes famosos y sus anécdotas marcaron estos tiempos.

La Rotunda

A seis cuadras de la Plaza Bolívar, hacia el sur, en la Parroquia Santa Teresa, se encontraba la tristemente célebre cárcel La Rotunda. Este presidio también vivió su macabro esplendor en la época de Gómez, en los mismos tiempos en que gente se divertía asistiendo a las retretas de la Plaza Bolívar y bailando o alternando socialmente en los bares y salones del centro de la ciudad.

                                                      Calabozos de La Rotunda

En La Rotunda los presos morían envenenados, o a consecuencia de las espantosas torturas. Muchos estaban encarcelados simplemente por venganzas personales de los que ostentaban el poder. Las chinches y las cucarachas, amén de algunos escorpiones, eran sus habituales compañeros de celdas, y los horrorosos gritos nocturnos de los presos sometidos a los suplicios constituían una perenne pesadilla.

La Rotunda estaba situada entre las esquinas de Hospital y Cárcel. La primera tomó su nombre del Hospital de Caridad para hombres que quedaba al norte, mientras que la segunda –al sur- se comenzó a llamar así por el penal. Pero antiguamente también era conocida como Esquina de la Cárcel la que está al norte de la Casa Amarilla en la Plaza Bolívar, hoy Esquina Principal.

El Hospital de Caridad para hombres se ubicó en lo que antes era un edificio municipal, anexo al Cuartel de las Milicias, entre las actuales esquinas de Hospital a Hoyo. Este nosocomio comenzó a funcionar en el año 1841. Para esa fecha contaba con 30 camas y aún faltaba por construir el área de los locos. Posteriormente, en 1891, todos los pacientes fueron trasladados al Hospital Vargas de Caracas.

También en el año 1841 se decretó la construcción de un penal moderno para la ciudad, que inicialmente iba a ser erigido en los terrenos contiguos al Cuartel San Carlos, el cual se ubica frente el Panteón Nacional, hacia el oeste. Pero en 1843 se decide edificar el presidio entre las actuales esquinas de Hospital y Cárcel. En 1854 La Rotunda recibe los primeros 150 presos, provenientes de la vieja cárcel de San Jacinto, que se localizaba al sur de la plaza del mismo nombre, donde antes estuvo el convento de los hermanos dominicos.

La construcción de la Cárcel Pública, que fue su nombre inicial antes de tomar la denominación de La Rotunda, se llevó a cabo entre los años 1844 y 1854. Comienza con Carlos Soublette y finaliza con José Gregorio Monagas. Posteriormente, en 1881, bajo la primera presidencia de Antonio Guzmán Blanco, se levanta una segunda Rotunda, denominada Rotunda Nueva o Rotunda Norte, que se comunicaba con la primera a través de angostos pasadizos.

La Rotunda ocupaba 1.100 m² en total. Fue derrumbada en el año 1936, una vez que Juan Vicente Gómez muere en 1935 y Eleazar López Contreras asume la presidencia. Entonces se construye la Plaza de La Concordia. Pero esta plaza que diseñó el arquitecto Carlos Villanueva (1900-1975) no es la misma que vemos hoy día, ya que cuando Diego Arria (1938) fue gobernador del Distrito Federal en el período 1974-1977 la demolió totalmente.


Antigua Plaza La Concordia 

El espacio original era mucho más grande. De estilo neoclásico, limitaba con las esquinas Hospital al noroeste, Hoyo al noreste, Cárcel al suroeste y Castán al sureste. Pero el Gobernador tomó toda el área del este y construyó un centro comercial y un edificio de viviendas, además de un estacionamiento subterráneo. También eliminó todas las áreas verdes y el pabellón circular con columnas dóricas que estaba ubicado en el centro de la plaza.

Nereo Pacheco

A pesar de que sólo fue cabo de prisiones durante el período 1913-1920, Nereo Pacheco (1866-1941), nacido en Guarenas, es el represor más famoso de La Rotunda. Peluquero de profesión, este personaje era un reo común que esperaba por el veredicto de un juicio, el cual se le seguía por haber asesinado a su concubina. Lo nombraron alcalde de la cárcel a cambio de que torturara a los reclusos y los fuera liquidando de a poco, poniéndoles arsénico y vidrio molido en las comidas.


Nereo Pacheco

Le habían prometido que, si la sentencia no le era favorable, le darían dinero y lo enviarían con otro nombre a Trinidad o Curazao, por lo cual Nereo se preocupaba de que su trabajo fuera impecable, además de que lo disfrutaba. Sabía tocar el arpa y acostumbraba a dar conciertos de joropo cuando un preso salía de La Rotunda enrollado en la cortina de su celda. Lo llevaban al Hospital Vargas y allí los médicos afectos al régimen certificaban que había fallecido mientras era atendido.

Pero sucedió que uno de los presos, llamado Rafael Ricardo Revenga, al que Nereo había maltratado como a los demás, se emparentó con los Gómez y quedó libre. Una dama de su entorno familiar contrajo matrimonio con uno de los hijos de Juan Vicente Gómez. Un buen día de finales de marzo de 1920, vinieron a buscar a Nereo y se lo llevaron para el Castillo Libertador de Puerto Cabello, donde se le acabó el joropo y pagó condena hasta 1926.

Posteriormente regresó a Caracas y al parecer vivió tranquilo hasta la muerte del Benemérito, cuando se le acusó por los crímenes cometidos y, después de un juicio, fue enviado a la Cárcel del Obispo en diciembre de 1936. Cuentan que al ser detenido lloró, pataleó y hasta se orinó en los pantalones, lo cual certifica que los torturadores son los máximos cobardes cuando les llega su hora.

Nereo murió en el Hospital Vargas el 15 de septiembre de 1942, a causa de diabetes. Al día siguiente se inauguraba el diario Últimas Noticias, fundado por Francisco José (Kotepa) Delgado (1907-1998). Kotepa fue un destacado político, escritor y humorista, representante de la Generación del 28, quien estuvo preso en La Rotunda y en el Castillo Libertador de Puerto Cabello. El periódico se inició en una casa alquilada, que se ubicaba entre las esquinas Ibarra y Pelota.

El 16 de septiembre se supo que Nereo Pacheco había fallecido. Últimas Noticias envió a sus reporteros, pero no los dejaron pasar para fotografiar al torturador. Entonces a Kotepa se le ocurrió la idea de que el ilustrador del diario se hiciera pasar por familiar del difunto y lo dibujara disimuladamente, por lo cual en el periódico apareció la noticia con el respectivo retrato. 

Eloy Tarazona

Otro de los personajes conocidos de la época fue Eloy Tarazona (1880-1953), apodado el Indio por su tez morena y ojos achinados. La anécdota más increíble que se puede contar sobre Tarazona es acerca de su muerte, que sucedió en la Cárcel del Obispo, ya en tiempos de Pérez Jiménez. La historia de este penal, que estuvo ubicado en  la parte alta del barrio El Guarataro, aunque no es muy conocida está llena de cuentos muy curiosos.


Juan Vicente Gómez y Eloy Tarazona 

Tarazona nació en Colombia y desde los tiempos en los que Gómez vivía en La Mulera se convirtió en su guardaespaldas. Cuentan que fue el hombre que recibió la mayor confianza del Benemérito durante toda la vida, que dormía en la puerta del cuarto del dictador y que probaba su comida para prevenir un envenenamiento. Otra parte de la historia del Indio es su participación en las torturas de La Rotunda, según contaban los presos.

Al fallecer  Gómez y ser elegido Eleazar López Contreras como sustituto, éste se entera de que uno de los primos del Benemérito, llamado Eustoquio Gómez, y Eloy Tarazona, estaban en un complot para eliminarlo y tomar el poder. Apresa al Indio y Eustoquio muere al poco tiempo en extrañas circunstancias. Posteriormente Tarazona es expulsado a Colombia y se le expropian todos sus bienes, que eran cuantiosos.

Cuando Pérez Jiménez se convierte en mandatario, el Indio vuelve al país convencido de que puede recuperar sus propiedades, lo cual es alentado por el gobierno de Venezuela. Pero al llegar lo detienen y lo someten a terribles torturas en la Cárcel El Obispo. Desde la muerte de Gómez circulaba el rumor de que existía un tesoro con esmeraldas, oro y morocotas, que Tarazona había enterrado por órdenes del dictador.

En las sesiones de tortura Eloy había dado diferentes direcciones y se había excavado sin suerte en diversos lugares del Parque Nacional Henry Pittier, que para aquellos tiempos se llamaba Rancho Grande. Sucedió que en esta época vino a Venezuela el mentalista, clarividente y experto en hipnosis español Fassman, quien se presentó en el Teatro Nacional de Caracas. Las crónicas dicen que fue en el otoño de 1953, por lo que debe haber sucedido entre los meses de septiembre y octubre.

Fassman fue contratado por el gobierno de Pérez Jiménez para someter al Indio a hipnosis y que así confesara dónde estaban los baúles con las morocotas. Pero Eloy decía que el espíritu de Gómez le impedía develar el secreto. A finales de 1953 Tarazona enloqueció y murió ese mismo año de inanición. No se sabe si porque se negó a alimentarse o porque le suspendieron la comida. El tesoro nunca apareció, por lo que es posible que siga escondido en algún lugar de la geografía venezolana. 

Juan Crisóstomo Gómez

Mejor conocido como Don Juancho o Juanchito, Juan Crisóstomo Gómez (1860-1923) hermano del Benemérito, era el gobernador del Distrito Federal desde 1915. En 1922 además fue designado Primer Vicepresidente, mientras que la segunda Vicepresidencia estaba ocupada por José Vicente Gómez Bello, también llamado Vicentico, hijo de Juan Vicente Gómez con Dionisia, su primera pareja.


Juan Crisóstomo Gómez 


De acuerdo al censo de 1920, el Distrito Federal contaba con 107.236 habitantes. Esta entidad estaba conformada por los municipios Libertador y Vargas. El Municipio Libertador comprendía las parroquias: Catedral, Altagracia, La Candelaria, La Pastora, San José, San Juan, Santa Rosalía y Santa Teresa, además de las foráneas: El Recreo, El Valle, Macarao y Antímano. Por su parte, el Municipio Vargas estaba dividido en tres parroquias: La Guaira, Maiquetía y Macuto.

Cuentan que el Gobernador era diferente al resto de los Gómez, ya que estaba interesado en otros asuntos, aunque dicen que en muchos casos indicaba a quien debían a torturar, según la rabia que le tuviera. Ciertamente Juanchito estaba más pendiente de ir a la moda, con trajes finos europeos y perfume francés. Le gustaba acudir a las mesas de las familias aristocráticas que lo adulaban, así como asistir a las tertulias, óperas y obras de teatro con sus amigos.

Don Juancho amaneció el 1 de julio de 1923 asesinado de múltiples puñaladas en su habitación del Palacio de Miraflores, que como es de imaginar estaba fuertemente custodiado.  Sin lugar a dudas, el homicida debía ser una persona muy cercana, que tuviera acceso y confianza. Este crimen se convirtió en un gran misterio y nunca se supo la causa, ni qué fue exactamente lo sucedido.  Extrañamente nadie vio ni escuchó nada.  

Dicen las fuentes que el hecho se detectó cuando los empleados de servicio echaron de menos que Juancho no se levantara, como siempre de madrugada, y acudiera a la cocina a tomarse su café. Al ir a su habitación encontraron que la puerta estaba cerrada, cosa que tampoco era habitual. Entonces le avisaron a Tarazona que abrió la puerta y se encontró con la dantesca escena. Al Indio le tocó informar de la noticia a Juan Vicente Gómez.

El dictador, apenas se enteró de lo ocurrido, ordenó enterrar a Juancho sin permitir una autopsia. Se hizo una ceremonia en el Salón Sol del Perú de Miraflores, que está muy cerca de la habitación donde dormía Juancho, y luego se pasó a la inhumación en el Cementerio General del Sur. Acto seguido comenzaron las torturas más atroces. Muchos militares que esa noche tenían guardia, y civiles que estaban de servicio, fueron asesinados para que no hablaran.

Históricamente se han manejado varias hipótesis acerca de este magnicidio: causas pasionales, motivos políticos, venganza, o una mezcla de las anteriores lo que parece ser más cierto. Desde el año 1921, cuando Gómez se enfermó de la próstata, había muchas discusiones acerca de quién sería el sucesor, lo cual dividió a la familia. Unos apoyaban a Juancho y otros a José Vicente.

Por otra parte, Juanchito había impedido el casamiento de una hija de Dionisia -la primera pareja de Gómez- concebida en un matrimonio anterior. La novia, que ya contaba con algunos años, se iba a desposar con un primo de los Gómez. Cuando el prometido rompió la relación a consecuencia de la cizaña que le sembró Juancho, la mujer se suicidó, ante lo cual la madre juró venganza.

Cuentan que esa noche el Gobernador había asistido a una función en el teatro Olimpia, acompañado de su amigo y supuestamente amante Vito Modesto Franklin, quien al parecer pasaba bastante tiempo en su habitación de Miraflores. Algunos afirman que a Juanchito le atraía Vito por lo extravagante e irreverente y le encantaba aparecer en todos los lugares públicos con él. No se sabe si Juancho estaba al tanto de lo que la gente murmuraba.

Según se supo, el autor material del homicidio fue un joven oficial llamado Isidro Barrientos, quien ocupaba el cargo de Capitán de la Guardia de Miraflores. Se piensa que Isidro había sido amante de Juancho y fue desplazado. También están los que afirman que Isidro y Juancho no fueron amantes sino rivales, y que el segundo le había quitado el marido al primero, aunque se desconoce quién puede haber sido la manzana de la discordia.

A Isidro lo torturaron salvajemente, hasta que declaró que él había matado al Gobernador, por lo cual existen dudas sobre si realmente cometió el delito. Luego lo enviaron a La Rotunda y más tarde lo sacaron para ajusticiarlo. Poco tiempo después el Benemérito destituyó a su hijo mayor, quien era el segundo Vicepresidente, y a Dionisia la expulsó del país enviándola a Francia. Dicen que Barrientos en sus confesiones aseguró que había sido incitado al crimen por estas dos personas.

Vito Modesto Franklin Montes

Vito Modesto Franklin, mejor conocido como Duque de Rocanegras, fue un famosísimo personaje de la década de 1920. Era habitué de la Plaza Bolívar, donde todos los días acudía después de las diez de la mañana, cuando salía de su casa ubicada en la Esquina de Glorieta. Vito era la elegancia personificada. Vestía traje de levita de diversos colores, guantes, corbata de seda, sombrero de copa y en las noches de gala llevaba una rosa en el ojal.

Vito Modesto Franklin - Duque de Rocanegras


Además usaba peluca y se maquillaba el rostro con polvo de arroz. Por esta época ya rondaba los sesenta años aunque aparentaba cuarenta. Su parecido con Oscar Wilde era notorio. De este dandy caraqueño proviene  el vocablo vitoquear, que quiere decir presumir o arreglarse en demasía. Mucho se hablaba sobre Vito, quien tenía una historia algo turbia y además, según se murmuraba, era el amante del Gobernador del Distrito Federal, hermano de Juan Vicente Gómez.  

Ciertamente Juancho y Vito eran vistos juntos con frecuencia. El Duque ostentaba joyas costosas, tenía un carro último modelo y se compró el teatro Olimpia, el cual quedaba de Reducto a Glorieta muy cerca de su residencia. Este hecho llamaba especialmente la atención, porque Vito procedía de una familia muy humilde y sólo se había desempeñado como caletero del Puerto de La Guaira, ciudad donde nació en el año 1860.

Desde muy joven solía frecuentar los bajos fondos, sobre todo los lupanares y sitios de juego de un barrio cercano al puerto. Debido a un grave incidente en uno de estos locales de mala muerte, estuvo preso por tres años en la cárcel de Maiquetía. Posteriormente logró viajar a Europa y regresó ya sobre los años de 1920 haciendo gala de un refinado vocabulario, al que había incorporado palabras en inglés, francés e italiano.    

Según cuentan, el título nobiliario le fue otorgado en unos carnavales, cuando el humorista satírico Leoncio Martínez (Leo) del periódico Fantoche, tuvo la idea de darle el nombramiento. Por su teatro pasaron reconocidas estrellas femeninas del cuplé a las que solía cortejar, ya que al parecer Vito no era gay, sino que aprovechaba sus encantos como fuente de ingresos. El teatro Olimpia además recibió a ilustres visitantes, entre ellos Enrique de Borbón, primo del rey Alfonso XIII de España.

Este último retó a Vito a un duelo, debido a un impasse relacionado con la cantante Carmen Flores. Se citaron en El Calvario pero al final Enrique no apareció. Al evento acudió media Caracas y, ante la inasistencia del Borbón, el Duque de Rocanegras fue cargado en hombros hasta la Plaza Bolívar. En 1930 Vito sufrió un terrible percance y perdió una pierna, para morir ocho años después  

El tren Caracas-La Guaira

El ferrocarril partía de la estación Caño Amarillo y llegaba a la que estaba muy cerca del puerto de La Guaira. El sistema fue inaugurado el 25 de julio de 1883 por Antonio Guzmán Blanco (1829-1899) para celebrar el centenario del natalicio de Simón Bolívar. Al año siguiente Joaquín Crespo (1841-1898) se compró buena parte de los terrenos aledaños y construyó su casa, la cual se llama Villa Santa Inés y actualmente es Patrimonio Cultural de Caracas.


Ferrocarril Caracas-La Guaira 

El tren era a vapor y recorría 37 kilómetros en aproximadamente dos horas. Posteriormente, cuando en 1927 se inaugura el nuevo ferrocarril que funcionaba con electricidad, el viaje se reduce a 75 minutos. Este medio de transporte estuvo funcionando hasta 1951, ya que un fenómeno meteorológico parecido a la Tragedia de Vargas del año 1999 destruyó el tendido eléctrico.

El evento tuvo lugar entre los días 15 y 17 de febrero de 1951. En esa oportunidad el río Naiguatá se desbordó llevándose al mar numerosas casas y vidas. El gobierno de Germán Suárez Flamerich, que era un simulacro y estaba realmente dirigido por Marcos Pérez Jiménez, no tuvo interés en recuperarlo. Para esa época ya estaban construyendo la Autopista Caracas-La Guaira que fue inaugurada el 2 de diciembre de 1953.

Antes de 1883, el trayecto desde La Guaira a Caracas se cubría en doce horas. Se usaban carros tirados por caballos, los cuales eran conocidos como Coches Delfino por el nombre de su dueño. La entrada a Caracas se hacía por el Camino de Catia, que luego se convirtió en la Avenida Sucre. Los  pasajeros salían del Hotel Neptuno, ubicado en la subida del barrio Muchinga, diagonal a la Casa Guipuzcoana de La  Guaira, y llegaban al Hotel La France, en la Esquina de La Bolsa, muy cerca de la Plaza Bolívar de Caracas.

El barrio Muchinga era la típica zona portuaria llena de casas de juegos y burdeles, que se alimentaban de los marineros y caleteros buscando diversión. Los habitantes de Muchinga permanecieron por generaciones y generaciones en estas calles estrechas y empinadas, al pie del Ávila y frente al mar, hasta que el barrio fue clausurado en 1949. Subiendo el cerro se accede al Camino de los Españoles, que comienza a partir del Castillo San Carlos y llega hasta Puerta Caracas en La Pastora.  

En Muchinga se ambientó el film La Balandra Isabel llegó esta tarde, inspirada en la novela de Guillermo Meneses (1911-1978), quien fuera esposo de Sofía Imber. La película se estrenó en 1950 y al año siguiente ganó un premio Cannes a la mejor fotografía. En el barrio Muchinga también se filmaron otros largometrajes, aunque menos reconocidos. Recientemente en este lugar se han descubierto antiguas bóvedas enterradas, cuando se estaba excavando para construir una plaza.

Balneario Macuto

El Balneario Macuto se inaugura el 10 de febrero de 1877, algunos años antes de que existiera el tren. Antonio Guzmán Blanco, impresionado con las modas europeas, quiso tener su Biarritz venezolano, que es como muchos empezaron a llamar a los baños de Macuto. Posteriormente lo reinaugura el 25 de enero de 1885. Como medida de decoro, se hicieron dos playas que estaban divididas por un muro de piedra: una para mujeres y otra para hombres.

Cerca de Macuto, Guzmán Blanco se compró un gran lote de terreno y construyó La Guzmania como casa de vacaciones, la cual le dio nombre a la urbanización. Mucha gente importante no se quiso quedar atrás y también levantó su mansión en la zona. Entre ellos Joaquín Crespo, que erigió La Crespera como regalo para su esposa Jacinta. Esta lujosa mansión actualmente es una escuela de música pero está sumamente deteriorada, aunque corrió con mejor suerte que La Guzmania, casi destruida por la crecida del río Macuto en 1999.

La Crespera - Macuto

En la época de Gómez, Macuto fue un exclusivo lugar de veraneo donde acudía la crema y nata de la sociedad caraqueña. El Benemérito se compró la Crespera y La Guzmania, además de que se hizo otras dos casas, llamadas La Azuleja y Quinta 13, una contigua a la otra. Estas últimas se ubican en el sector de Las Quince Letras y dicen que fueron saqueadas al caer la dictadura. A partir de 1951 ambas funcionaron como sede de la Escuela Náutica y posteriormente del Instituto Universitario de la Marina Mercante.

Pero la gran obra de Juan Vicente Gómez fue el Hotel Miramar, una joya histórica hoy totalmente abandonada.  Este hotel fue diseñado por el arquitecto Alejandro Chataing, quien ganó la licitación con el seudónimo de Miramar. Inaugurado en 1928, fue el primer hotel de lujo del litoral. Tenía piscinas, canchas, un ascensor que fue toda una novedad para la época, parques, terrazas con mesas y vista al mar, casino y hasta un grupo musical privado llamado The Famous Billys Orchestra.  


Hotel Miramar - Macuto 

Gómez adoraba Macuto y cuando no estaba en Maracay o en la capital pasaba temporadas en algunas de sus casas o en el Hotel Miramar. Se comentaba que la brisa del litoral le cambiaba el carácter y muchas mujeres acudían a pedir clemencia para sus hijos o maridos presos. Entre ellas la esposa de Román Delgado Chalbaud, que de paso era su comadre. Pero Gómez no perdonaba una traición y dijo que Chalbaud sería el último en salir de La Rotunda.   

Todo el mundo viajaba en tren, ya que el primer carro llegó a Venezuela en 1904 y para el año 1919 apenas había seiscientos vehículos en toda Caracas. Las familias generalmente se alojaban en las pensiones de primera categoría atendidas por sus propios dueños. Eran construcciones coloniales que se ubicaban a lo largo del Paseo Macuto, el cual estaba lleno de mesas y permanecía amenizado con música y gente consumiendo hasta altas horas de la noche.

A principios de agosto de 1948, un torrencial aguacero que duró varios días, y la crecida del río Macuto, destruyeron el balneario y las casas, arrastrando también a la gente hacia el mar. Posteriormente, a partir de los años cincuenta, comenzaron a aparecer clubes privados de playas y hoteles de lujo hacia los lados de Caraballeda, lo que hizo perder el interés en rescatar el Balneario Macuto.   

Hipódromo El Paraíso

Otro de los distinguidos lugares de la época fue el Hipódromo El Paraíso, donde no sólo se iba a ver las carreras de caballos o apostar, sino que además contaba con un lujoso local, llamado el Pabellón de El Paraíso. En este gran salón se hacían grandes bailes y se presentaban los artistas internacionales más renombrados, además de tener fama por sus exquisitos platos y contar con dos reconocidos grupos musicales cuyos nombres eran Las Estrellas Melódicas y Ralph and His Orchestra.


Pabellón del Hipódromo El Paraíso

Juan Vicente Gómez era asiduo visitante y entusiasta de las carreras de caballos, así como también en el mencionado local se realizaban los grandes eventos oficiales. El Pabellón del Hipódromo fue construido a instancias del Benemérito a principios de la década de 1930. Desde el año 1910 el dictador se había apropiado del negocio de las carreras, donde además participaban los caballos criados en su hacienda de Maracay.

El famoso salón de fiestas estaba donde hoy se encuentra el liceo Edoardo Crema, que anteriormente fue el Liceo Aplicación, muy cerca del Instituto Pedagógico de la Avenida Páez de El Paraíso. En cuanto al hipódromo, ocupaba el espacio que actualmente corresponde al Parque Naciones Unidas. Este estadio de carreras fue construido sobre los terrenos de una hacienda llamada El Paraíso e inaugurado el 8 de febrero de 1908, cuando Cipriano Castro aún gobernaba el país.  

La urbanización de El Paraíso comienza a desarrollarse con Castro, que en 1903 construye la mansión Villa Zoila en honor a su esposa, la cual en la actualidad es un museo militar. El hipódromo de El Paraíso dejó de funcionar en 1959, al inaugurarse La Rinconada. Anteriormente, desde 1896 hasta 1900, había existido el Hipódromo de Sabana Grande en la urbanización Las Delicias, estrenado en la presidencia de Joaquín Crespo quien era un apasionado de la hípica.

El Hipódromo de Sabana Grande abarcaba una gran extensión. Sólo la pista tenía 1.250 metros de largo que iban de norte a sur, por lo que gran parte de las casas y edificios que fueron construidos posteriormente están sobre este terreno. Dicen que las caballerizas se ubicaban frente a la Iglesia El Recreo.  En aquellos tiempos Sabana Grande era un lugar bastante alejado de Caracas, al que se llegaba en el tren que salía de la Estación Quebrada Honda, ubicada donde está la actual Mezquita.

Es ferrocarril finalizaba su recorrido en los Valles del Tuy, pasando por Petare. En el tramo de Sabana Grande circulaba por la Calle de La Línea, que actualmente es la Avenida Libertador. Paraba en muchas estaciones. Una donde mucha gente se bajaba era en Los Dos Caminos, porque allí estaba la Panadería Sucre, fundada en 1912, famosa por sus golfeados. Gómez la visitó personalmente para comprobar si de verdad eran tan deliciosos, quedando gratamente sorprendido.

El centro de Caracas

Aunque las clases privilegiadas tenían muchas opciones para divertirse, la vida social se concentraba en el centro de Caracas. Tanto mujeres como hombres iban siempre elegantemente vestidos, ya fuera para asistir a las retretas de los jueves y los domingos o acudir a los bailes. Ir al teatro exigía una etiqueta especial: los caballeros usaban smoking de color oscuro, mientras que las damas seguían la moda europea y se engalanaban con plumas y largos collares de perlas.    

La Plaza Bolívar y sus contornos eran muy concurridos. En los alrededores existieron famosos hoteles tales como el Klindt, situado en la acera norte frente a la plaza y para cuyos huéspedes se reservaba el último vagón del tren Caracas-La Guaira. Este hotel ocupaba buena parte de la cuadra. Tenía un patio central lleno de plantas y tres pisos con hermosas escaleras. Fue demolido en 1967 y el terreno se convirtió en un estacionamiento para funcionarios del gobierno, lo cual se mantiene hasta el sol de hoy.


Hotel Klindt - Plaza Bolívar - Caracas 

También el Majestic es inolvidable. Estaba ubicado frente al Teatro Municipal y fue donde se alojó Gardel cuando vino a Caracas en 1935. En el Majestic trabajó Aquiles Nazoa como botones y Aldemaro Romero tocó el piano. El hotel poseía cinco pisos y cuando se inauguró en 1930 era uno de los edificios más altos de Caracas. Fue demolido en el año 1949 para permitir las construcciones del Centro Simón Bolívar.


Hotel Majestic Caracas 

Otro de los lugares favoritos del público era La Atarraya, que quedaba en la plaza San Jacinto y existió como restaurante hasta el año 2018 cuando fue expropiado por la Alcaldía de Caracas. También estaba el Bar Iberia, que se situaba en la esquina de La Torre, diagonal a la Catedral, donde tocaba un reconocido conjunto musical, llamado Los Cañoneros de Caracas, que amenizaba el local desde que abría. Este grupo, además, llevaba serenatas a los vecinos cuando alguno estaba de cumpleaños o tenía cualquier otra celebración en su casa. 


Restaurante La Atarraya - Plaza San Jacinto - Caracas 

En esta misma esquina de La Torre, frente a la Catedral hacia el norte, se puede apreciar un edificio que se ha mantenido intacto. Aquí existió un hotel, llamado Madrid, donde estaba la famosísima sala de baile Roof Garden, la cual abría a las 9:00 p.m. y cerraba a las 4:00 a.m. En este local estuvo tocando la banda Mingo And His Wopee Kids hasta el año 1937 y posteriormente Luis Frómeta con el grupo Billo´s Happy Boys.

Otro lugar muy visitado era la Cervecería Strich, que se localizaba en la planta baja del Hotel Klindt, frente a la Plaza Bolívar. En este bar vendían una deliciosa cerveza artesanal que era envasada en barriles de madera. Además estaba La India, una reconocida heladería ubicada entre las esquinas de Las Gradillas y Sociedad que también servía bebidas alcohólicas, al igual que la heladería La Francia en la Esquina de Las Monjas. 

Durante muchísimos años fue una tradición reunirse en la Plaza Bolívar el 31 de diciembre a esperar el cañonazo. Éste provenía del Cuartel San Carlos y era emitido a través de una pieza de artillería pesada que llamaban La Cochina. A partir del siglo XX se produjo un cambio y el cañonazo pasó a ser responsabilidad de la Academia Militar de Venezuela en La Planicie, hoy mejor conocida como Cuartel de la Montaña.

Juan Vicente Gómez muere en diciembre de 1935 marcando el final de un largo período de dictadura. La dinámica del país cambia y comienzan a desarrollarse las urbanizaciones. Surgen los clubes privados y más tarde los centros comerciales, lo cual hace que el centro de Caracas pierda relevancia. El desarrollo destruye obras importantes y la Plaza Bolívar queda, en gran medida, únicamente para las celebraciones patrias.

jueves, 14 de enero de 2021

36 años de dictadura

 


Entre los años 1899 y 1935 Venezuela padeció la dictadura más cruenta de su acontecer. Este período se sitúa dentro de uno más amplio, conocido como la Hegemonía Andina, que duró 46 años, comenzando con la llegada de las tropas de Cipriano Castro a Caracas, el 22 de octubre de 1899, y culminando con el golpe de Estado a Isaías Medina Angarita el 18 de octubre de 1945. Los horrores que sufrieron los que se opusieron a Castro y a Gómez no deberían de quedar en el olvido.

En general, los libros de historia, aunque resaltan lo terrible que fueron las dictaduras de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, se remiten a los datos, acontecimientos  y fechas clave, sin entrar en mucho detalle porque los textos serían interminables. Al respecto, si se quiere profundizar en lo que pasó, nada mejor que recurrir al testimonio de alguien que vivió esta época en carne propia.

Lo que aquí se narra está basado principalmente en “Memorias de un venezolano en la decadencia” de José Rafael Pocaterra (1889-1955), aunque también se recurren a otras fuentes en cuanto a los antecedentes, cronología, así como algunas otras informaciones relevantes. Pocaterra, que aparte de ser escritor fue periodista contestatario y conspiró contra Gómez,  estuvo preso en el Castillo de Puerto Cabello, en el de San Carlos (Lago de Maracaibo), y finalmente en La Rotunda.

1.   Venezuela antes de Castro

Es importante hacer referencia a los gobiernos que precedieron la dictadura de Cipriano Castro (Capacho, 11 de octubre de 1859 - Puerto Rico, 5 de diciembre de 1924), puesto que su Revolución Liberal Restauradora estuvo relacionada con los presidentes del período histórico comprendido entre 1870 y 1899. En este lapso se sucedieron diez mandatos y  prácticamente en cada uno de ellos se produjo una reforma constitucional, para adecuar la carta magna a la conveniencia del gobierno de turno.  

Presidentes anteriores a Cipriano Castro a partir de 1870

  • 1870-1877 Antonio Guzmán Blanco
  • 1877-1878 Francisco Linares Alcántara
  • 1879-1884 Antonio Guzmán Blanco
  • 1884-1886 Joaquín Crespo
  • 1886-1888 Antonio Guzmán Blanco
  • 1887-1888 Hermógenes López (encargado en el tercer período de Guzmán Blanco)
  • 1888-1890 Juan Pablo Rojas Paúl
  • 1890-1892 Raimundo Andueza Palacios
  • 1892-1898 Joaquín Crespo
  • 1898-1899 Ignacio Andrade 

Estos 29 años están dominados por la figura de Antonio Guzmán Blanco (Caracas 1829 - París 1899), quien mandó durante 14 años de forma directa y en el resto de los períodos puso en la presidencia a sus candidatos: Francisco Linares Alcántara, Joaquín Crespo y Juan Rojas Paúl, de los cuales sólo Joaquín Crespo le fue fiel.

Juan Rojas Paúl se rebeló apenas tomó el poder  y, luego de terminar su mandato, se las ingenió para colocar a su hombre de confianza Raimundo Andueza Palacios, por lo que Joaquín Crespo se alza con la Revolución Legalista y asume una segunda presidencia. Este último,  una vez  concluido su período, aupó a Ignacio Andrade, que llegó a la presidencia mediante unas elecciones a todas luces fraudulentas.

El tema constitucional tuvo gran relevancia para los dos partidos que en esta etapa dominaron la escena política: Partido Liberal Amarillo (Antonio Guzmán Blanco y sus seguidores) y Partido Liberal Nacionalista. El asunto fundamental era la forma de gobierno, centralista o federalista, que se remontaba a la Constitución sancionada el 28 de marzo de 1864, así como la duración de los períodos presidenciales.

La carta magna de 1864 se aprobó después del triunfo de los federales, cuando Juan Crisóstomo Falcón, a través del pacto con Páez denominado Tratado de Coche, da por concluida la Guerra Federal y asume la presidencia provisional hasta que es ratificado.

El Ilustre Americano

En el momento que se implementa la Constitución de 1864 bajo la presidencia de Juan Crisóstomo Falcón, el país pasa a llamarse Estados Unidos de Venezuela. Se instaura el sistema federal y la República se divide en 20 estados con autonomía, además de un Distrito Federal. Por otra parte, el período presidencial era de cuatro años sin reelección inmediata.

Es importante resaltar que Antonio Guzmán Blanco participó en la Guerra Federal, y luego, como Vicepresidente, estuvo al mando de la República mientras que Juan Crisóstomo Falcón, quien era el Presidente, se dedicaba a apagar todos los fuegos que se prendieron una vez que los estados tuvieron independencia para manejar sus propios asuntos.

El gobierno de Juan Crisóstomo Falcón recibió un golpe de Estado en el año 1868 por parte de José Tadeo Monagas y su Revolución Azul, pero luego Guzmán Blanco toma el poder nuevamente en 1870 con la Revolución de Abril, aunque su mandato comienza oficialmente en 1873 cuando el Congreso lo nombra Presidente.

Esto sucede porque, a pesar de que Guzmán Blanco gobernaba de facto desde 1870, tuvo que dedicarse por unos años a combatir a los enemigos. Guzmán Blanco decía que Venezuela era como “un cuero seco” ya que se aplastaba por un lado y se levantaba por otro, en alusión a todos los alzamientos que enfrentó.

Por la Constitución de 1864 el período de Guzmán Blanco culminaba en 1877, lo cual representó siete años consecutivos de mandato que son conocidos como el Septenio, donde además se le otorgó el título de  “Ilustre Americano” y él se mandó a construir dos estatuas: una ecuestre ubicada en las inmediaciones de la antigua Universidad Central de Venezuela y otra en El Calvario.

Pero en 1874 se promulga una nueva Constitución que lleva el período presidencial a dos años, sin reelección inmediata, lo cual favorecía la posibilidad de que Guzmán Blanco, pusiera y quitara presidentes de forma rápida. Obviamente, el nuevo período presidencial entraría a regir una vez que Guzmán Blanco terminara su mandato, aunque hubo una excepción durante su siguiente gobierno denominado el Quinquenio (1879-1884).

En 1879, estando Guzmán Blanco en Francia, sucede otro alzamiento y el Ilustre Americano se viene para combatirlo; funge como presidente provisional y luego es nombrado Presidente Constitucional por el Congreso, lo que le facilitó cinco años más de gobierno. Posteriormente, cuando termina la primera presidencia de Joaquín Crespo sale electo nuevamente como primer mandatario para el periodo 1886-1888, pero deja encargado a Hermógenes López durante un año.

2. Los andinos al poder 

Cipriano Castro se encontraba exiliado en Cúcuta desde el año 1892, cuando Joaquín Crespo se impuso con su Revolución Legalista contra el gobierno de Raimundo Andueza Palacios. Castro era un político seguidor de este último y participó en la defensa de su gobierno. En Cúcuta se había casado con Zoila Rosa, conocida como “Doña Zoila” quien, a decir de varias víctimas torturadas por la dictadura de su marido, intercedió en distintas oportunidades y logró salvar algunas vidas.

Castro había arrastrado con él a su compadre Juan Vicente Gómez, al que había conocido en  1889 y luego se hicieron muy amigos. Gómez no era político y apenas sabía leer, escribir y sacar cuentas, pero con sus bienes, procedentes de su Hacienda La Mulera (donde nació), que había manejado de manera muy eficiente, además del producto que le proporcionaba el contrabando de ganado y café,  financiaba el movimiento político de Castro y con él pasó los siete años de exilio.

Cuando Ignacio Andrade llega a la presidencia, extrañamente con el 99% de los votos, y luego promulga la Constitución Federal de 1864, Cipriano Castro decide alzarse. De acuerdo a los historiadores, esto sucede porque en ese momento Castro ve una buena oportunidad para tomar el poder por las armas sin mucha resistencia, por el gran descontento imperante contra Ignacio Andrade.

Por otra parte, en los andinos existía un gran reconcomio contra los gobiernos que desde Caracas comandaban al país, ya que el Táchira era una de las zonas más ricas por su producción de café y estaba en el total abandono. Igual sucedía con el resto de los estados de Venezuela, ya que sus mandatarios eran seleccionados a dedo desde la capital y en la mayoría de los casos ni siquiera habían nacido en la región que gobernaban.

Castro entra triunfante en Caracas el 22 de octubre de 1899, seguido de su ejército de soldados andinos y otros que se le habían plegado por el camino. También llega con él un grupo de intelectuales procedentes del estado Carabobo, que fue conocido como el Círculo Valenciano y que supo cautivarlo; éstos se encargaron de mal poner a Gómez con su compadre, lo que le hizo sufrir humillaciones y ocasionó que el futuro dictador fuera acumulando mucha rabia.

No más arribar, luego de un desfile, Castro se lanza un discurso patriótico en el Salón Elíptico del Palacio Federal y posteriormente es aclamado por la sociedad capitalina. Para los soldados andinos, Caracas significó un shock por las diferencias culturales y espaciales con respecto a su región de origen; no cabían en ninguna parte y fueron alojados en museos y otros lugares improvisados, mientras que los caballos pastaban en la Plaza Bolívar, que llenó rápidamente de excrementos.

Por otra parte, los caraqueños se burlaban de la tropa andina; ésta reaccionaba de forma airada y al estar armada más de uno fue malogrado, aunque también unos cuantos andinos resultaron masacrados en algunos barrios. Comenzaba una época terrible que nadie se imaginaba ni podía predecir, no sólo por el choque cultural, sino por toda la crueldad que se impuso. A partir de esta fecha se inició un período de 36 años de dictadura, y 46 años de Hegemonía Andina que se distribuyeron de la siguiente forma:

  • 1899-1908 Cipriano Castro
  • 1908-1935 Juan Vicente Gómez
  • 1936-1941 Eleazar López Contreras
  • 1941-1945 Isaías Medina Angarita

3. El Restaurador  

Todas las descripciones acerca del triunfador de la Revolución Liberal Restauradora –quien fue llamado El Restaurador- coinciden en que era un hombre de significativa baja estura, lo que le hizo ganar el apodo de “enano”; acostumbraba a vestir con una levita gris y tenía una larga barba oscura terminada en punta. En cuanto a su personalidad, dicen que era inquieto, locuaz, nervioso, comunicativo y colérico. Las cualidades que mayormente lo distinguieron fueron las de ser un mujeriego enfermizo y un apasionado orador.

Deslumbrado con la vida citadina, pronto se dio a la bebida, a las comilonas y a las orgías, lo cual sucedía cotidianamente y le impedía dedicarse a sus obligaciones de Presidente, cosa que otros aprovechaban, especialmente el Círculo Valenciano. A menudo se daban grandes fiestas en la Casa Amarilla y en ellas Castro hacía gala de sus dotes para la danza, lo que le hizo merecedor de otro mote: “el bailarín desenfrenado”. Miraflores fue Palacio de Gobierno a partir del año 1900, cuando Cipriano Castro alquiló el lugar, luego de tirarse por un balcón de la Casa Amarilla durante el terremoto del 29/10/1900.

El Restaurador se hizo una hermosa quinta en una urbanización que, naciente para aquellos años, fue la primera con fines exclusivamente residenciales, donde se iban  a vivir las familias más prestigiosas. Villa Zoila fue la mansión construida por Castro en El Paraíso (zona que se llamó inicialmente “Ciudad Nueva”), al mismo tiempo que erigió el Cuartel La Planta para que vigilara su residencia y, colindando con Villa Zoila por la parte de atrás, estaba la casa de Juan Vicente Gómez. Igualmente, pronto se levantó el Puente Restaurador sobre el Guaire, que permitía llegar más rápido a la Casa Amarilla

Constituciones y gobierno

Durante los nueve años en los que mandó Cipriano Castro se promulgaron tres Constituciones: 1899, 1901 y 1904. La primera consistió en volver a la del año 1893, que contemplaba un período presidencial de cuatro años sin reelección inmediata y era de corte centralista. Paralelamente se convoca una Asamblea Nacional Constituyente para promulgar una nueva carta magna, que se sanciona el 29/3/1901, donde se lleva el período presidencial a seis años y queda electo Cipriano Castro para el lapso 1902-1908.

Posteriormente, el 27/4/1904, se promulga otra Constitución, que anula el período presidencial y, por nuevos escrutinios, se vuelve a elegir a Castro para el período 1905-1911. Sin embargo, Cipriano, luego de operarse de urgencia en Venezuela debido a una grave afección a los riñones, tiene que salir a finales de 1908 para Alemania a fin de tratarse con un renombrado especialista en ese país, y entonces Juan Vicente Gómez le da un golpe de Estado. El Restaurador no pudo regresar nunca más ya que murió en Puerto Rico en el año 1924.

Lo que mayormente se destaca de la presidencia de Castro es: la construcción de la Academia Militar, que fue inaugurada bajo el mandato de Gómez; el Teatro Nacional; y la promulgación de la Ley de Divorcio Civil que causó gran malestar en la Iglesia Católica. Por otra parte, sus mayores retos fueron: sofocar múltiples alzamientos, que enfrentó con éxito e hizo fortalecer a su gobierno; la gran epidemia de la Peste Bubónica; y el bloqueo de los puertos venezolanos en reclamo a la deuda contraída por el país en los gobiernos anteriores.

Las cárceles

Según testimonios, a pesar de que las prisiones bajo el régimen de Castro fueron muy duras, y una transgresión grave implicaba recibir cien palos a repique marcial de tambor y quedar hecho una piltrafa, lo que dependía también en gran medida de los encargados de los penales, nunca llegaron a ser como bajo el mandato de Gómez. José Rafael Pocaterra estuvo preso en el Castillo de Puerto Cabello y en el de San Carlos durante la dictadura de Castro y nunca fue engrillado como después en La Rotunda con Gómez, donde por cierto conoció a otro condenado que había estado en esta última cárcel con los dos regímenes y le corroboró que existieron notorias diferencias.

En los castillos, por ejemplo, se le permitió salir a tomar el sol y jugar ajedrez en la puerta de la bóveda donde estaba recluido y, aunque estaba prohibido tener cobija y podía ser requisada si la descubrían, al llegar alguien le entregó la que llevaba como parte del equipaje. También se le dejó tener libros y hasta le facilitaron un chinchorro. El mayor problema de estos lugares era la humedad y el golpeteo constante de las olas por estar las celdas debajo del nivel del mar, así como el olor a cloaca y a pescado podrido, además de infinidades de bichos peligrosos como las ratas y los ciempiés. Adicionalmente, el suelo era de arena y el agua se colaba por las grietas de los muros.

Sobre la estadía de Pocaterra en Puerto Cabello hay muchas interesantes anécdotas, dos de las cuales merecen ser citadas.  La primera es que pudo conocer la bóveda en que estuvo Francisco de Miranda en 1811 antes de ser enviado a La Carraca, donde por cierto fue atendido por el realista Don Antonio de Mata Guzmán y Palacio, padre de Antonio Leocadio Guzmán y abuelo de Antonio Guzmán Blanco. Don Antonio, aún siendo su enemigo político, se las arregló para que a Miranda nunca le faltara nada. Incluso le llevaba comida de su casa y le instaló una mesa para que pudiera escribir, facilitándole además los implementos.

La segunda es sobre un detenido que estaba en el Castillo y, debido a que no podía orinar, se moría del dolor; pero le negaron una sonda y la debida atención médica ya que Castro lo tenía prohibido. En una de sus peores noches se escuchaba a lo lejos una gran fiesta, con cohetes, música, y los típicos sonidos de brindis y risas. Era la boda de Román Delgado Chalbaud, que en esa época estaba en el gobierno y todo Puerto Cabello celebraba. Sucedió que, algunos años después, el reo se convirtió en el encargado de La Rotunda donde Román Delgado Chalbaud pasó 14 años de su vida. Este personaje se llamó Duarte Cacique y fue especialmente cruel con todos los presos de La Rotunda; terminó su vida muy mal y al respecto existe otra historia famosa.

4. El Benemérito

Para muchos, la personalidad que mostró Juan Vicente Gómez luego de dar el golpe de Estado el 19 de diciembre de 1908 fue una sorpresa; gente que le había sido muy cercana desde años atrás, comentó que realmente lo conocieron ese día. Muchos dicen que, tras su apariencia de hombre campesino bonachón, se escondía un verdadero monstruo que, como caimán en boca de caño, esperaba su momento. Siempre fue un gran calculador que medía con mucho cuidado tanto lo que hacía como lo que decía, y por tal razón siempre fue hombre de pocas palabras.

 Debido a su forma de ser, introvertida y ensimismada, nunca tuvo facilidad para la oratoria y los discursos; por el contrario, mostraba dificultades para la expresión y acostumbraba a usar muletillas a final de las frases, las cuales solían ser: “Sí señor” y “Cómo le parece”. Cuentan también que aunque rígido no era antipático y que a pesar de ser casi analfabeto tenía una inteligencia muy desarrollada para entender la psicología de quienes le rodeaban y manejarlos a su antojo. Por otra parte, las fuentes indican que Gómez, a diferencia de su compadre Castro, era muy trabajador y  comenzaba su jornada a las cuatro de la mañana para terminar tarde en la noche. Igualmente, aseguran que Juan Vicente creía en la brujería y en los maleficios.

Físicamente era alto y corpulento, barrigón, con el pelo aindiado y unos grandes bigotes. A partir de cierto momento comenzó a usar guantes, una vez que descubrió algunas manchas desagradables en sus manos. Su cara era la de un hombre desconfiado y lo más peculiar de su rostro eran sus ojos maliciosos que inspiraban temor, porque se adivinaba que algo no muy claro se ocultaba tras aquella mirada. Especialistas que han analizado su personalidad coinciden en que la misma se parece mucho a la de Stalin, la cual tenía una muy marcada tendencia hacia el sadismo, como en efecto lo confirman diversos  testimonios y documentos sobre el comportamiento y los procederes del dictador venezolano.  

Respecto a lo anteriormente afirmado, hay constancia de que El Benemérito torturó personalmente en diversas oportunidades. Especialmente, está respaldado lo referente al suceso del el 30 de junio de 1923, cuando su hermano Juancho fue asesinado en Miraflores y los sótanos del Palacio se llenaron de sospechosos. Durante los siguientes días Gómez practicó los más crueles castigos, pero no fue la primera vez. Por otra parte, hubo testigos de que Juan Vicente disfrutaba escuchando las historias de tortura y se burlaba de las reacciones fisiológicas de los presos políticos, cuando eran colgados por sus partes íntimas.

Gobierno

Juan Vicente Gómez, se apodera del poder el 19 de diciembre de 1908, poco tiempo después de la partida de su compadre para Alemania. Antes había entrado en conversaciones con los representantes de los Estados Unidos de Norteamérica, para pactar una defensa en caso de que Castro decidiera alguna invasión a Venezuela. El día del golpe visita los cuarteles para asegurarse la fidelidad de las tropas y luego cita a los ministros a la Casa Amarilla, donde algunos son enviados a la cárcel de ipso facto.

Posteriormente le levanta un expediente al Restaurador, acusándolo de querer matarlo, por un famoso cablegrama de Cipriano que decía: “la culebra se mata por la cabeza”, así como también por haber mandado a fusilar al general Paredes, que había sido detenido luego de un alzamiento. Al mismo tiempo, comienza una feroz persecución hacia los militares y otros funcionarios sospechosos de ser leales al compadre. Pero, por otra parte, libera a todos los presos políticos de Castro y, bajo el lema “Paz y Trabajo”, invita a regresar a los exiliados.

El gobierno de Gómez es recordado por los siguientes hechos:

  • Manejó al país como si fuera su hacienda personal y al presupuesto de la Nación como su caja chica.
  • Se hizo dueño de media Venezuela comprando muchas fincas a precio de gallina flaca, para lo cual también usaba la represión, ya que metía a sus dueños en la cárcel acusándolos de cualquier cosa y los hacía firmar los documentos de compra-venta para evitar castigos peores.  
  • Inauguró la Academia Militar y profesionalizó  a la Fuerzas Armadas, dándole uniformes elegantes, equipos modernos y carrera.
  • Colocó en los cargos más altos, tanto militares como civiles, a sus familiares directos: hijos, hermano, tío, primo y cuñado.
  • Pagó toda la deuda externa.Interconectó al país al inaugurar muchas carreteras: Caracas-Maracay; la Trasandina (Caracas-San Antonio del Táchira); Caracas-Soledad (hasta las orillas del Orinoco); Carretera Caracas-La Guaira; entre muchas otras. Dicen que, en gran parte, para comunicar  sus dispersas propiedades y revalorizarlas.
  • Desarrolló la red de ferrocarriles, el servicio postal y el telégrafo.
  • Subieron los precios del café en los mercados internacionales y empezó a ingresar mucho dinero al país.
  • A partir de 1926 llegó la bonanza petrolera; se comenzaron a otorgar concesiones y el gobierno se alió con la Shell para la explotación de los pozos.

Al ritmo del Charleston, de los desfiles y de las inauguraciones de edificios modernos, avenidas y puentes, para los ojos del mundo Venezuela avanzaba hacia la modernidad y poco o nada se sabía de lo que sucedía en las cárceles, hasta que destacados venezolanos lograron salir y denunciar las atrocidades del régimen.

Por otra parte, el país estaba sumido en la más absoluta pobreza; casi todos los ingresos se destinaban a obras, a sufragar los costos del pesado aparato del Estado y a mantener contentos a los generales y otros altos personeros, mientras que para educación, salud, y bienestar social en general, los presupuestos casi no existían.

El analfabetismo era alarmante, ya que menos del 10% de la población sabía leer, y las peores enfermedades pululaban por doquier. Para completar el cuadro, en el año 1918 se desató la Gripe Española, que afectó a una parte importante de la población, incluyendo a Alí Gómez, uno de los hijos de Juan Vicente, que murió a consecuencia de la pandemia.

Constituciones

Durante el largo mandato de El Benemérito se promulgaron siete Constituciones: 1909, 1914, 1921, 1925, 1928, 1929 y 1931, las cuales servían para adaptar las leyes a las circunstancias y a las necesidades de Gómez de acuerdo al momento. La primera de ellas (1909) fue una ratificación de la carta magna de 1864, con 20 estados y un Distrito Federal, así como cuatro años de gobierno sin reelección inmediata.

Mediante esta estrategia Juan Vicente trató de ganarse a los caudillos regionales, que pasaron a conformar el Consejo Federal de Gobierno (cada uno representaba a dos estados), pero no implicó otorgar autonomía ya que los representantes estatales eran elegidos por el Congreso.

Bajo la Constitución de 1909, Gómez, que era presidente provisional desde que dio el golpe, había sido designado como Jefe de los Ejércitos e igualmente elegido por el Congreso como Presidente Constitucional para el período 1910-1914, por cual en el año 1913 tocaba realizar nuevas elecciones. En esta oportunidad, la mejor solución que encontró El Benemérito fue inventarse una supuesta invasión de Castro y, mientras nombra al doctor José Gil Fortoul como presidente encargado, se declara en campaña militar y fija su cuartel en Maracay.

El ataque fantasma de Castro implicó suspender las garantías y por lo tanto las elecciones. Luego Gómez regresó victorioso y, bajo la nueva Constitución de 1914, que alargaba el período presidencial a siete años, resultó electo para el lapso 1915-1922, pero delegó este cargo en Victorino Márquez Bustillo, ya que a El Benemérito no le gustaba vivir en Caracas. Para los efectos, el Presidente era Márquez Bustillo, que se ocupaba de los asuntos de rutina, pero todas las decisiones, por insignificantes que fueran, emanaban de Maracay donde estaba el Jefe de los Ejércitos.

En 1921 se promulga una nueva reforma que une la figura de Jefe de los Ejércitos con la de Presidente y Gómez es elegido para el período 1922-1929.  En 1925 se elimina la prohibición de que el Presidente viva fuera de Caracas. En 1928 se decide que la sede del Poder Ejecutivo es el lugar donde esté el Presidente. En 1929 se vuelve a la figura de 1914 respecto al mandato simultáneo del Presidente y del Jefe de los Ejércitos, y entonces Gómez comparte el poder con Juan  Bautista Pérez.

Finalmente, en 1931 se vuelven a unir los cargos de Jefe de los Ejércitos y Presidente en uno solo. Por la Constitución de 1929, el período de Juan Vicente Gómez llegaba hasta el 16 de abril de 1936, pero muere el 17 de diciembre de 1935 a consecuencia de una enfermedad de la próstata que se había iniciado en el año 1921.

La Rotunda

Durante la dictadura de Gómez, las cárceles más concurridas por los presos seguían siendo los castillos de Puerto Cabello y San Carlos, así como La Rotunda. Sobre esta última existe el testimonio vívido de José Rafael Pocaterra, quien narra muchos episodios interesantes en sus “Memorias de un venezolano en la decadencia” y describe a varios personajes que conoció durante su estadía en ella durante tres años. De sus anécdotas, vale la pena resaltar lo concerniente a: Nereo, encargado de los presos; y a Duarte Cacique, aquel reo del Castillo de Puerto Cabello que llegó a ser jefe de La Rotunda.

Esta cárcel se ubicaba en los predios de un recinto militar, denominado Cuartel del Hoyo, que comenzaba en la esquina del mismo nombre. La Esquina del Hoyo se encuentra diagonal a la Plaza La Concordia, lugar éste donde estaba el presidio antes de ser demolido por el gobierno de Eleazar López Contreras. Según cuenta Pocaterra, La Rotunda era un edificio de paredes amarillas y se atravesaban varios pasillos y galerías para finalmente arribar a un hueco por el que había que saltar, para entonces toparse con una estructura semicircular de dos niveles, donde había 25 celdas arriba y 23 abajo.

Todos los presos tenían grillos y a veces éstos unían a dos por una pierna. A los del nivel superior, que eran los más nuevos, en la entrada de la celda se les colocaba una cortina blanca ajustada meticulosamente de manera que no entrara ni un rayo de sol y tenían prohibición de asomarse. En el nivel inferior se encontraban los detenidos de mayor antigüedad, que también tenían cortina blanca, pero podían salir eventualmente a una especie de patio central donde había una pileta.

La tela que tapaba las entradas de las cuevas, que eran las celdas, tenían doble función; envueltos en ellas sacaban a los muchos presos que morían por las torturas o las palizas, por la falta de alimento, por las enfermedades, o debido a los envenenamientos que era una forma rutinaria de acabar con ellos. Cuando fallecían, llegaba una ambulancia del Hospital Vargas y se llevaba a los cadáveres en una camilla; luego sus cuerpos eran entregados embojotados a los familiares, con la prohibición de verlos, y se les decía que habían muerto en el hospital.

En la época que llegó Pocaterra a La Rotunda el encargado de los presos era un célebre personaje, quien provenía de la cárcel común por estar acusado de dar muerte a su concubina, pero le habían dado el trabajo de atender a los políticos; una de sus muchas funciones consistía en colocar el ácido arsénico en las comidas. Este sujeto peculiar se llamaba Nereo Pacheco y especialmente se distinguía por ser una de esas personas que disfrutan haciendo su trabajo.

Se levantaba a las cuatro de la mañana y se tomaba la molestia de ir despertando a cada uno de los presos a su cargo, cayéndole a golpes al muro de cada celda, hasta que el susodicho contestaba. Vigilaba celosamente que los detenidos no se comunicaran entre sí, y también solía aplicar castigos de su propia cosecha, como no sacar la lata de los excrementos por varios días o negar el agua de beber; y cuando alguno moría, se ponía a tocar música llanera con su arpa.

Pero sucedió que una mujer de la familia de uno de los presos políticos, llamado Rafael Ricardo Revenga, se casó con alguien cercano a Gómez y por este vínculo salió de La Rotunda. Un buen día Nereo fue enviado al Castillo de Puerto Cabello, donde estuvo por varios años, y por cierto no fue tratado muy bien.

En cuanto a Duarte Cacique, ex reo de Puerto Cabello y luego jefe de La Rotunda, Pocaterra narra que, una vez, uno de los sacerdotes detenidos por haber protestado en sus sermones, fue castigado con una de las variantes favoritas: llenar el calabozo de agua para que murieran de frío, ya que a nadie se le permitía ni siquiera tener una cobija. El Padre Mendoza le rogó a Duarte algo con que abrigarse, a lo que éste contestó que se encomendara a Dios. Semanas después Duarte Cacique tiritaba por una enfermedad extraña que había contraído y murió rogando que le llevaran al cura para que lo perdonara. 

Disidencia

A pesar de que el régimen de Gómez fue extremadamente cruel con los disidentes, muchos venezolanos arriesgaron su seguridad y su vida y se le opusieron. Durante esta larga dictadura se sucedieron más de 22 conatos de golpe. Especialmente a partir del año 1913 se dieron aproximadamente 14 movimientos de importancia, varios de ellos cruciales.

Sin embargo, todos fueron controlados ya que, aparte del numeroso ejército prusiano con que contaba el gobierno, en cualquier sitio de la ciudad existían ojos y oídos de los espías remunerados, quienes podían ser: el vecino, el compañero de trabajo o la universidad, el que atendía el bar o el abasto, el chófer o pasajero del tranvía, el que estaba parado en la esquina, o el que se sentaba en la plaza.

De todos estos sucesos que atentaron contra la estabilidad de la dictadura, los de mayor resonancia histórica son: las protestas estudiantiles de los carnavales de 1928, a la que se unieron oficiales del ejército, así como muchos civiles; y la invasión de Román Delgado Chalbaud en el año 1929.

En el año 1928, con motivo de la Semana del Estudiante, los universitarios iniciaron una protesta pacífica que consistió en dar discursos en lugares emblemáticos de la ciudad tales como la Plaza de La Pastora, el Panteón Nacional, y el Teatro Municipal donde fue coronada la Reina del Carnaval. Estos actos fueron organizados por Raúl Leoni, que para ese momento era Presidente de la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV) y dieron lugar a que sus participantes fueran después históricamente conocidos como la Generación del 28.

Lo importante, y que puso en riesgo al gobierno, fue que los estudiantes fueron apoyados por oficiales jóvenes (entre los que estaba el hijo de Eleazar López Contreras) así como por el pueblo en general. Por tal motivo, muchos fueron apresados y enviados a las cárceles, otros se entregaron en solidaridad con sus compañeros, y un tercer grupo logró escapar, en primera instancia hacia Curazao, y luego hacia otros destinos. En este último lote estaban Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Miguel Otero Silva, quienes en el exterior fueron factor clave para organizarse y seguir denunciando la situación de Venezuela.

Famosa es la invasión a Cumaná por parte del general Román Delgado Chalbaud y sus hombres reclutados en París, donde también venían Pocaterra y su hijo Carlos Delgado Chalbaud que para aquel entonces contaba con 20 años, la cual aconteció antes de amanecer el 11 de agosto de 1929. Habían partido a bordo del Falke el 17 de julio y esperaban a otro contingente en la isla de La Blanquilla, pero muy pocos llegaron; esto hizo detener al barco por tres días esperándolos, lo que también alertó a las fuerzas de Gómez. Adicionalmente, al desembarcar en Cumaná, el plan era que los que venían en el Falke atacaran por el frente y otro grupo hiciera fuego desde la parte de atrás, pero esto tampoco sucedió.  

Román Delgado Chalbaud, quien había estado esperando el gran momento de derrocar al régimen opresor luego de permanecer 14 años en La Rotunda, y que financió la expedición con su propio dinero, falleció de dos disparos el 11 de agosto de 1929 en Cumaná. En cuanto al resto de los combatientes, muchos también murieron, otros fueron apresados, y algunos pudieron regresar heridos al barco que levó anclas a las 8:30 de la mañana de ese día.

Su hijo, Carlos Delgado Chalbaud, también tuvo un final trágico ya que, luego de dar el golpe de Estado a Rómulo Gallegos el 24/11/1948 y pasar a ser Presidente de la Junta Patriótica Militar, el 13/11/1950 fue secuestrado por el grupo de Rafael Simón Urbina y asesinado en unas muy extrañas circunstancias, por causas que nunca quedaron del todo claras.

Fin de la dictadura de Gómez

Los últimos años de El Benemérito no fueron diferentes en cuanto a la persecución y represión de los opositores. Gómez pasó sus  días finales en Maracay, falleciendo a los 78 años en su cama, rodeado por sus familiares y sin haber sufrido ningún castigo por todos los daños ocasionados.

Apenas muere Juan Vicente Gómez, Eleazar López Contreras es elegido para terminar el período presidencial y luego es ratificado por el Congreso para el mandato 1936-1943. Aunque hizo una reforma de la Constitución acortando el período a cinco años, por lo cual mandó hasta 1941 y luego asumió Isaías Medina Angarita.

López Contreras llegó con el lema de “Paz y Cordura”, abrió las cárceles, regresaron los exiliados, La Rotunda fue demolida y los grillos se arrojaron al mar. Pero antes, muchas casas de gomecistas importantes fueron saqueadas y se encontraron documentos que ayudaron a construir la historia de esta horrorosa época.

Con los gobiernos de López Contreras y Medina Angarita comenzaba una transición hacia la democracia, que no prosperó por mucho tiempo ya que, el 24 de noviembre de 1948, apenas 13 años después de fallecido Gómez, se produce el golpe de Estado de Marcos Pérez Jiménez al Presidente Rómulo Gallegos, electo democráticamente, y comienza una nueva dictadura que se prolonga hasta el 23 de enero de 1958. 

 

Fuentes:

-Arráiz Lucca, R. (2007). Venezuela: 1830 a nuestros días. Caracas: Editorial Alfa.

-Chataing, D. (2017). Historia de las ideas en Venezuela. Caracas: Universidad Metropolitana.

-Herrera Luque, F. (1992). En la casa del pez que escupe el agua. Caracas: Editorial Pomaire.

-García Moya, I. (2011). La Caracas que conocí. Caracas: Fundación Editorial el perro y la rana.

-Ortega, D. (1997). Historia de Venezuela. Caracas: Santillana.

-Pocaterra, J.R. (1979). Memorias de un venezolano en la decadencia (Tomos I y II). Caracas: Monte Ávila Editores

-Salcedo-Bastardo, J. L. (1993). Historia Fundamental de Venezuela. Caracas: Universidad Central de Venezuela. Ediciones de la Biblioteca.


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