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domingo, 25 de julio de 2021

El Cuartel San Carlos y sus espectaculares fugas

 



El Cuartel San Carlos, ubicado entre las esquinas Dos Pilitas y Cuartel, en la Parroquia Altagracia y a pocos metros del Panteón Nacional, fue declarado monumento histórico nacional en el año 1986 durante la presidencia de Jaime Lusinchi. En paralelo existió un decreto presidencial para convertirlo en el Museo Nacional de Historia, que lamentablemente y por diversas causas no se ejecutó.  

Esta estructura fue planificada en el año 1787 y se estrenó en 1791. Posteriormente el cuartel se vino abajo casi en su totalidad debido al terremoto del 26 de marzo de 1812 y fue restaurado y vuelto a inaugurar en 1884, pero resultó seriamente afectado nuevamente a raíz del sismo del  29 de octubre de 1900.

Aparte de su valor histórico y su atractivo arquitectónico, el Cuartel San Carlos está considerado como un sitio arqueológico de gran importancia y adicionalmente es famoso por dos impresionantes fugas de presos políticos.  
  

El antiguo barrio de La Trinidad 


El Cuartel San Carlos se construye al norte de Caracas, en una zona ubicada en los arrabales de la ciudad que era conocida como la sabana de La Trinidad, la cual estuvo bastante despoblada hasta 1784, cuando se comienza a repartir un número significativo de solares para hacer casas. Este mismo año se estrena el Puente Carlos III sobre el Río Catuche con su actual estructura de piedra, que era necesario a los fines de acarrear los materiales necesarios para la obra del cuartel. 

Un año antes se había consagrado la iglesia de la Santísima Trinidad, hoy Panteón Nacional, ubicada a más o menos 125 metros al este del Cuartel San Carlos, y en 1776 se había inaugurado el Puente de la Santísima Trinidad, imprescindible para permitir el paso de los feligreses. 

La construcción del templo estuvo a cargo del pardo Juan Domingo Infante, quien murió en 1780 luego de dedicar cuarenta años de su vida a la obra y fue enterrado debajo del altar mayor.  Dejó una creación hermosa y de gran envergadura. Según testimonio del obispo Mariano Martí en 1772, la iglesia tenía tres naves, quince altares y dos torres campanarios. 

A raíz del terremoto del 26 de marzo de 1812 el templo quedó totalmente destruido y temporalmente se construyó una pequeña ermita, hasta que se logró volver a levantarlo y para 1874 ya estaba casi listo, pero entonces el presidente Antonio Guzmán Blanco decretó que fuera destinado a Panteón Nacional. 

A partir del año 1750 Caracas comienza a crecer, por lo que se crean tres nuevas parroquias: Altagracia, Candelaria y San Pablo (convertida en Santa Teresa en 1874). Entonces la ciudad capital pasó a tener cuatro parroquias,  incluyendo Catedral que data del año 1636. 

Estas parroquias serán las encargadas de levantar censos poblacionales en cada una de sus jurisdicciones y es a partir de esta data que se conoce que, para 1766, la población urbana total de Caracas ascendía a 15.498 habitantes, los cuales estaban ubicados en 2.675 viviendas, con una densidad de 5,79 de habitantes por vivienda. 

Por otra parte, en el momento que la ciudad comienza a extenderse más allá de los contornos originales, se hace necesario la estricta vigilancia de los núcleos alejados. Por tal razón, en 1779 se divide la ciudad en ocho áreas y se crea el cargo de alcalde de barrio, ya que se consideraba que los arrabales eran sitios idóneos para el escondite de los esclavos escapados y de los malhechores. Adicionalmente, estos ilustres alcaldes vigilarían las casas donde vivían “mujeres livianas” y se hacían “bailes disolutos” que atentaban contra la moral y las buenas costumbres. 

La Sabana de La Trinidad era uno de esos lugares considerados peligrosos.  Se situaba entre la Quebrada de La Trinidad y la Quebrada de Catuche (muy cerca de La Pastora), limitando al norte con el Cerro El Ávila y al sur con el puente de La Trinidad. Este barrio perteneció a la Parroquia de La Candelaria hasta el año 1792, cuando sus habitantes emiten una solicitud para que pasara a formar parte de la Parroquia Altagracia, ya que era geográficamente más lógico. 





Historia y estructura del Cuartel San Carlos 


Este monumento histórico, que también se llamó Cuartel de Batallón de Infantería Veterana y Cuartel de La Trinidad, fue inaugurado en el año 1791 y se concibió como defensa de Caracas ante posibles invasiones inglesas o incursiones de piratas. Estaba ubicado en la parte más alta de la ciudad, sobre una colina natural, desde donde en aquellos años se divisaba hacia el sur todo el Valle de Caracas, así como hacia el noroeste la vía que llegaba hasta la Puerta de Caracas y luego tomaba el Camino de los Españoles

Su diseño es totalmente cuadrado, con 100 metros de lado y la puerta principal en el centro de la cara que mira hacia el sur. Internamente tiene un gran patio central y dos niveles para aposentos, dependencias y calabozos. Los muros son de piedra y poseen más de un metro de grosor. En cada una de sus esquinas se ubican las garitas de vigilancia, y hace años contaba con un gran cañón que llamaban “la cochina”, el cual se encargaba de anunciar el año nuevo, hasta que en 1910 se abrió la Academia Militar en el sector de La Planicie (hoy Cuartel de la Montaña). 

El proyecto del cuartel incluía un hospital, que nunca se llegó a construir, así como una gran alameda que pasaba por el sur, que sí aparece en los planos antiguos. Fue una obra impresionante para su época, tanto por su sobriedad y elegancia como por sus dimensiones, ya que podía alojar a 2.000 hombres con todas las comodidades. Durante el gobierno del General Cipriano Castro éste fue el lugar donde se concentraba su legión de honor, conocida como la Guardia Negra, cuya función principal era el resguardo del Presidente. 




La estructura fue totalmente destruida en el movimiento telúrico del año 1812. Luego se vuelve a inaugurar en 1884 a los fines de acantonar las tropas y también como escuela de artillería, pero nuevamente el fuerte sismo ocurrido el 29 de octubre de 1900, conocido como Terremoto de San Narciso, volvió a dañar severamente el cuartel y fue necesaria otra remodelación. En este momento se aprovechó para ampliar algunos espacios y construir nuevas áreas. 

El hecho de que se haya reconstruido tantas veces otorga una gran riqueza arqueológica al lugar. Se han hecho excavaciones encontrándose variados objetos de interés como botellas de licor y de perfumes, peines, bacinillas, botones, vasijas, frascos de medicina y monedas de diferentes tipos, entre muchas otras cosas. 

Igualmente se ha descubierto el suelo original, que era empedrado, así como paredes pintadas con grafitis, tuberías y otros elementos, que han permitido determinar las características de cada una de sus épocas en cuanto a hábitos del personal militar, así como sobre los presos y la morfología del recinto. 

El San Carlos fue protagonista de varios movimientos militares sucedidos en el siglo XX, tales como el alzamiento del 7 de abril de 1928 contra la dictadura de Juan Vicente Gómez, que fue abortado por Eleazar López Contreras, y el Golpe de Estado contra Isaías Medina Angarita el 18 de octubre de 1945, mediante el cual fue derrocado. 

Por otra parte, desde principios del siglo pasado, el cuartel y sus alrededores entraron en un franco deterioro, lo cual fue reseñado por el brillante médico y bacteriólogo Rafael Pino Pou (1880-1936) alumno de los ilustres doctores Luis Razetti y José Gregorio Hernández. En su tesis doctoral, titulada “Sobre Higiene Militar”, Pino Pou destacaba que el San Carlos se había tornado en un importante foco de enfermedades, por ser un poderoso centro de atracción para una gran cantidad de prostitutas y tugurios de mala muerte que hacían vida en sus contornos. 

Durante los años 60 el Cuartel San Carlos se convirtió en uno de los principales sitios de reclusión para presos militares y políticos. De esta época se tiene su descripción más reciente como recinto carcelario y se sabe que los privados de libertad estaban divididos por sectores. 

Los parlamentarios ocupaban “la pajarera”, llamada así por tratarse de buhardillas en el nivel superior. También existían otras zonas apodadas “la nevera” y la “cueva del humo”. Los militares se ubicaban en un sector denominado F1 y los políticos  en otro llamado F2. Luego había otras áreas para guerrilleros y también estaban las típicas celdas de castigo conocidas como “tigritos”, con una dimensión de 1,5 x 1,1 metros. 

Los últimos hombres que estuvieron en esta prisión fueron los militares y civiles que participaron en los intentos de golpes de Estado ocurridos el 4 de febrero y 27 de noviembre de 1992, quienes permanecieron en el Cuartel San Carlos hasta el año 1994, cuando fueron trasladados a otros centros o indultados por el presidente Rafael Caldera. 

Dos fugas espectaculares 


Las evasiones de los presos, sin importar de qué tipo sean, siempre representan acontecimientos que causan conmoción y se siguen con gran interés. Escapar de una cárcel no es cosa fácil y se requiere de mucha inteligencia, planificación, astucia y valentía, por lo cual este tipo de proezas suelen ser admiradas. En el caso del Cuartel San Carlos ocurrieron dos fugas apoteósicas durante el siglo pasado: la primera el 5 de febrero de 1967 y la segunda el 18 de enero de 1975.

5 de febrero de 1967


En esta oportunidad se fugan del Cuartel San Carlos tres famosos políticos venezolanos: Pompeyo Márquez, Teodoro Petkoff y Guillermo García Ponce, a través de un túnel construido desde afuera hacia adentro, que midió 60 metros de largo y tardó tres años en estar listo, ya que por varios motivos se paralizó en diversas ocasiones. El protagonista principal de la historia, aparte de los evadidos, fue el conocido como “Simón el árabe”, quien nació en Siria y llegó  a Venezuela en el año 1956, para después de la fuga desaparecer del país. 

En 1964 ya estaban presos Pompeyo y Guillermo, apareciendo Teodoro un poco después. Inicialmente este último no estaba incluido en el plan de huida, pero era tanta su osadía y sus ideas permanentes para escaparse, que tuvieron que hacerlo partícipe para no poner en riesgo el proyecto que cuidadosamente se llevaba a cabo en cuanto a la elaboración del túnel, donde había mucha gente involucrada.
 
Simón tuvo como misión alquilar un local y montar un abasto en las casas que se ubican frente a la parte posterior del cuartel, ya que apenas cruzando una estrecha calle se localizaba el sector F2 donde estaba la celda de Pompeyo,  a la que posteriormente Guillermo y Teodoro lograron que los trasladaran, ya que sus respectivas zonas de reclusión eran otras. 




Aunque los sectores estaban separados, y a pesar de que el cuartel era celosamente custodiado por una guardia de aproximadamente 300 hombres que hacían inspecciones permanentemente a los calabozos y estaban todo el tiempo atentos, los presos lograron una vía de comunicación a través de un tubo de desagüe por donde hablaban y que denominaban “el teléfono”. 

La primera parte del plan consistió en que Simón se ganara la confianza del vecindario y sobre todo de los custodios del penal, a lo cual destinó medio año. Durante todos estos meses y también en el transcurso de la construcción, el sirio obsequiaba bebidas y sándwiches a los militares, vendía todo a precio muy conveniente y además fiaba, por lo que pronto fue considerado un buen amigo. 

La entrada del túnel se ubicaba en un local anexo al abasto, que “el árabe” había alquilado para estacionar su auto, en el cual a diario sacaba la tierra escondida en sacos y cajas que simulaban ser de verduras. En este mismo carro, que era una camioneta Chevrolet de la época, salieron ocultos bajo cajas de cartón los escapados, siendo posteriormente encontrada abandonada en San Bernardino. 

Dentro del túnel excavaban dos hombres, que cambiaron a lo largo del tiempo por motivos de salud. Para evitar sospechas, ya que el abasto era muy frecuentado por los militares, había una luz dentro del subterráneo que se ponía roja cuando Simón apretaba el botón correspondiente. Por otra parte, en las horas de trabajo, cuando la galería subterránea se iba acercando a la celda y se hacía ruido, los presos tecleaban con fuerza una vieja máquina de escribir. 

Luego de muchas vicisitudes y estando a punto de ser descubiertos, el domingo 5 de febrero de 1967 se abrió el hueco final en la celda. Era un día de carnaval y los presos del sector F1 armaron un tremendo escándalo festivo para distraer a los guardias y “tapar” el sonido. Y cuando el carro se alejaba con los fugitivos rumbo a La Pastora, el sirio, luego de saludar amistosamente a los militares, les dijo que se iba a celebrar el carnaval y que si regresaba temprano les traería una botella de ron.
 

18 de enero de 1975


En esta fecha se escapó del Cuartel San Carlos un grupo de 23 guerrilleros entre los que había dos mujeres. Mayormente pertenecían al movimiento Bandera Roja y la operación se denominó “Jesús Márquez Finol”. El túnel midió 44,70 metros y se construyó desde adentro hacia afuera, escondiendo toda la tierra en el techo del sector donde se ubicaban los presos.  

Otra diferencia con respecto a la fuga de 1967 consistió en el sentido del pasadizo subterráneo, que se dirigió hacia el este del cuartel y no hacia el norte como en el caso anterior. Los reos orientaron la excavación hacia la casa del músico flautista y saxofonista Víctor Cuica, quien estaba totalmente ajeno a que ese día emergerían 23 guerrilleros del suelo de una de las habitaciones de su casa y que la misma sería tomada por el movimiento armado. 

El líder del proyecto en cuanto a la construcción fue Héctor Vivas, sobrino del reconocido arquitecto Fruto Vivas. El joven había caído preso en el año 1974 cuando cursaba estudios de arquitectura y consiguió que el túnel estuviera listo en aproximadamente cuatro meses según narran quienes participaron en el hecho.

También cuentan que inicialmente habían planificado escaparse por el techo del cuartel pero les resultó imposible ya que justamente comenzaron unas remodelaciones. Entonces Héctor Vivas, que estaba detenido en un sector diferente, para lograr ser trasladado a donde estaban los de Bandera Roja tuvo que fingir una pelea a muerte con un compañero. 

Ese 18 de enero era la final del Béisbol Profesional y se enfrentaban los Leones del Caracas y Magallanes en el Estadio Universitario, lo que permitió disimular la huida, ya que los gritos y el volumen de los aparatos de televisión y radio opacaron el ruido facilitando la operación. 

A las 6:45 p.m. un grupo de hombres, que conformaban el soporte externo de los fugados, tocó la puerta de la familia Cuica y se identificó como agentes de la DIM para que los dejaran entrar. Como no se conocía por qué parte de la vivienda saldrían los presos, fue necesario el uso de estetoscopios para, una vez detectado de dónde venía el ruido, cortar la losa y abrir un hueco. 

Posteriormente, todos abordaron diferentes vehículos que los esperaban y se desaparecieron del mapa. La familia Cuica fue culpada y detenida, las embajadas fueron cercadas para impedir que los fugitivos pidieran asilo, y muchas casas de Caracas fueron allanadas aquella noche. 

Como se puede observar, el Cuartel San Carlos guarda muchas y variadísimas historias de todos los tiempos. En la actualidad su pared norte luce muy deteriorada y la zona está bastante abandonada. Sin embargo vale la pena admirar su estructura, ya que es una de las construcciones más antiguas y representativas de Caracas. 

Referencias:

Bernardo Núñez, E. (2004). La ciudad de los techos rojos. Caracas, Venezuela: Monte Ávila Editores Latinoamericana.

 

Blondet, J. (s. f.). ESPACIO PÚBLICO E ILUSTRACIÓN EN LA CARACAS DEL SIGLO XVIII. https://trienal.fau.ucv.ve/2008/documentos/hp/HP-22.pdf

 

Crónicas de Tánatos. (s. f.). La fuga del cuartel San Carlos. https://cronicasdeltanato.wordpress.com/la-fuga-del-cuartel-san-carlos/

 

El Nacional. (2019, 23 noviembre). El cuartel San Carlos y su antigua explanada que pasó a convertirse en antro de suciedades, pocilga de atracción de prostitutas y prisión política. https://www.elnacional.com/papel-literario/el-cuartel-san-carlos-y-su-antigua-explanada-que-paso-a-convertirse-en-antro-de-suciedades-pocilga-de-atraccion-de-prostitutas-y-prision-politica/

 

Flores, M. (2007). Cuartel San Carlos, yacimiento veterano. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2321930

 

Salazar, R. (2012, noviembre). CARACAS, 1753–1810 MORFOLOGÍA Y FUNCIONES URBANAS DESDE LA COTIDIANIDAD. http://saber.ucv.ve/bitstream/123456789/4101/1/T026800006385-0-Completo_Salazar-000.pdf

 

Sistema de Información Patrimonial. (s. f.). Patrimonio Cultural de Venezuela. http://rpc-venezuela.gob.ve/rpc/portal/contenidos/ver.php?id=85

 

Venezuela de Antaño. (2009, 26 mayo). Parroquias San Juan, Santa Teresa y Santa Rosalía. Caracas. http://venelib-antao.blogspot.com/2009/05/historia-de-las-parroquias-san-juan_26.html

 


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