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domingo, 6 de septiembre de 2020

En busca de nuestra identidad: ¿Cómo somos los venezolanos?

 

    

Hoy en día, debido a la cantidad de personas que han emigrado, de las cuales todos tenemos hijos, sobrinos, primos, amigos o vecinos cercanos, nos hemos convertidos en “encuestólogos” profesionales y permanentemente estamos indagando acerca de cómo nuestros emigrantes ven a los países que los han acogido y cómo comparan a sus nacionales con los venezolanos. En general añoran nuestra cercanía y calidez, y la forma como se relaciona la gente en nuestro país.

Pero no es necesario salir de Venezuela para tener una percepción positiva sobre cómo somos. A diario vemos cómo una gran cantidad de personas se adhiere y colabora con causas nobles, o cómo frecuentemente se le toca la puerta al vecino para llevarle un plato de comida porque se sabe que la está pasando mal. Sin embargo, en los datos que hemos podido recopilar acerca de cómo se percibe el venezolano no se aprecia esta solidaridad.

Pero ¿Cómo es en realidad el venezolano actual? ¿Acaso existe un nuevo venezolano que aún no se refleja en los estudios? Las respuestas a estas preguntas quizás vendrán con el tiempo. Mientras tanto, revisar algunas investigaciones existentes sobre el tema resulta sumamente enriquecedor y ayuda a que entendamos mejor este contexto presente en el que mayoritariamente andamos un poco perdidos.

Siglo XVIII: hospitalario, culto, religioso, formal, envidioso y presumido

 La Caracas del siglo XVIII fue distinguida con diferentes apelativos que describen las impresiones que de ella recibieron sus visitantes: la ciudad de los techos rojos, la ciudad de la eterna primavera, la sultana del Ávila, y dos que especialmente aluden al perfil del caraqueño de la Colonia: Caracas la gentil y la Caracas cordial, en honor  al carácter hospitalario de sus pobladores, aspecto resaltado por todos los que la conocieron en aquel entonces.

En su Crónica de Caracas (2002), Arístides Rojas (1826-1894) refiere lo que escribieron acerca de Caracas viajeros ilustres tales como el Conde de Segur, intelectual perteneciente a la nobleza francesa que visitó la ciudad en el año 1783, así como el famoso geógrafo Alexander von Humboldt que lo hiciera en el año 1799, tiempos en los que el Valle de Caracas sólo contaba con cerca de 30.000 habitantes, distribuidos entre las parroquias Catedral, San Pablo, Altagracia y Candelaria, de los cuales aproximadamente una tercera parte  eran blancos.

El Conde de Segur, en sus memorias relativas a Caracas, hace mención a las mujeres hermosas, vestidas a la moda, coquetas y alegres pero a la vez recatadas, que sentían especial vocación por la música y el baile, mientras que los hombres, de acuerdo a su apreciación, eran “algo taciturnos y serios”. Por su parte, Humboldt destaca la afición de los pobladores de esta ciudad por la literatura y las bellas artes; especialmente por la música que, según dijo, lograba eliminar las barreras entre las clases sociales. 

En esta etapa de la Colonia todas las distracciones giraban en torno a lo religioso: procesiones, velorios, entierros, misas y rosarios. También lo concerniente a lo social estaba delimitado por normas y protocolos muy estrictos, que nadie se atrevía a transgredir para no caer en boca de las distinguidas familias. Al respecto, algunos críticos de la época, especialmente eclesiásticos, afirmaron que, bajo el fervor por lo sagrado, la educación y la amabilidad, se escondía una fuerte dosis de envidia y un gran espíritu de competencia en cuanto a presumir quien tenía las mejores joyas,  los mejores trajes, o las últimas novedades traídas de Europa. 

Es importante recordar que la Capitanía General de Venezuela fue fundada en 1777 con las provincias: Venezuela o Caracas, Nueva Andalucía o Cumaná, Maracaibo, Guayana, Margarita y Trinidad. Existen diferentes estimaciones en cuanto a la población de este territorio; según el Intendente de Caracas Francisco de Saavedra,  para el año 1787 la Capitanía General de Venezuela contaba con 493.000 habitantes, de los cuales casi el 70% se encontraba en la provincia de Caracas, cuya capital era la única ciudad con una densidad de población significativa. 

Siglo XIX: emprendedor, negligente, egoísta, individualista e intrépido  

Existen diversos testimonios respecto a la percepción del venezolano en el siglo XIX. Uno de ellos está expresado por Simón Bolívar (1783-1830) en su Discurso de Angostura (1819), cuando advierte que el  venezolano ama la Patria, pero no a sus leyes debido a lo nefastas que éstas habían sido. También, en su recomendación sobre el Poder Moral, describe los defectos que según él aquejaban a los habitantes de Venezuela, entre los que menciona: la corrupción, la negligencia, el egoísmo y la ingratitud. Todas estas cualidades negativas, según Bolívar (1819), se debían al sometimiento político, social y religioso de la Colonia.

Por otra parte, Montero (1984) hace referencia a las opiniones de Fermín Toro (1806-1865) que calificaba al venezolano como individualista, según él ocasionado esto por el aislamiento físico en medio de una naturaleza pródiga que no lo obligaba a luchar en sociedad para lograr su sustento. Igualmente, Montero, en su libro Ideología, alineación e identidad nacional, publicado en la fecha ya señalada, menciona las opiniones del diplomático y escritor español Mariano Torrentes (1792-1856) que en su obra Historia de la Revolución Hispanoamericana describía a los hombres de Caracas como intrépidos, viciosos, intrigantes y sagaces, aunque emprendedores.

El siglo XIX, tal como lo explicara Salcedo-Bastardo (1926-2005), fue una centuria  de terror para la historia de Venezuela. Este autor destaca las luchas de poderes, el caudillismo, la corrupción, los gobiernos retrógrados, la Guerra de Independencia, luego la Guerra Federal que fue el gran engaño a las mayorías desposeídas, además de numerosos alzamientos y matanzas; todo lo cual, unido a los terremotos y las terribles enfermedades como la viruela, el paludismo y el cólera, mermó significativamente a la población.  

Según Salcedo- Bastardo, Venezuela en el siglo XIX se debatió de una forma casi continua entre “la tiranía y el caos”  y “la decadencia fue una constante”, lo que fue causa primordial del “deterioro de la estructura espiritual de Venezuela” (Torres, 2005).

Año 1976: alegre, inteligente, hospitalario, irresponsable, flojo y poco honesto

Los primeros estudios sobre la autopercepción del venezolano, que fueron el origen de diversas investigaciones posteriores, comienzan en la década de los 70 del siglo pasado y son realizados por José Miguel Salazar (1931-2001), Doctor en Psicología por la Universidad de Londres y que posteriormente fue fundador de las cátedras de Psicología Social y Psicología Experimental de la Escuela de Psicología de la Universidad Central de Venezuela. Las investigaciones de este insigne psicólogo estuvieron dirigidas a determinar la autopercepción del venezolano de forma comparativa con otros países.

De ellas, la que se puede tomar como más significativa por el tamaño de su muestra fue la del año 1976, realizada en Caracas con 600 personas elegidas al azar, tomando en consideración la representatividad en cuanto a zonas, nivel socioeconómico, edades y sexos. Se trataba de determinar cómo se percibía el venezolano en comparación a otros países que fueron elegidos en base a un análisis previo, los cuales fueron: Estados Unidos, Inglaterra, España, Argentina y Colombia. Los resultados de este trabajo los encontramos en el libro de Montero (1984) y sólo una parte  está expresada numéricamente, privando los hallazgos y conclusiones. 

El estudio de Salazar consistía en un cuestionario, con una escala del 1 al 7, a través de la cual se calificaba a los países y a sus ciudadanos en base a dos tipos de dimensiones. Por una parte a los países como tal, donde las variables eran: organizado, sin libertad, con muchas bellezas naturales, democrático, atrasado, inculto, rico, donde se cumplen las leyes; y por la otra a los naturales de estos países, considerando las siguientes características: ahorrativo, hospitalario, inteligente, alegre, explotador, tracalero, irresponsable y flojo.   

En lo que respecta a Estados Unidos, Inglaterra y España, los resultados fueron los siguientes:

-84% consideró que Estados Unidos era un país más positivo que Venezuela.

-59% consideró que Inglaterra era un país más positivo que Venezuela.

-53% consideró que España era un país más positivo que Venezuela.

En cuanto a los países de América Latina la opinión fue:

-52% prefirió a Venezuela sobre Argentina.

-68% prefirió a Venezuela sobre Colombia.

Por otra parte, los venezolanos se autodefinieron como: los más irresponsables, flojos y menos  ahorrativos, así como poco honestos; aunque los más alegres, hospitalarios, poco explotadores y muy inteligentes.

La conclusión final sobre el perfil del venezolano en este estudio es descrito como: “gente irresponsable, poco dedicada al trabajo, que vive alegremente compartiendo con otros el fruto de su inteligencia y deshonestidad” (Montero, 1984, p. 103).

Año 1984: hospitalario, generoso, igualitario, indiferente, fatalista y violento

Maritza Montero (1941) es Licenciada en Psicología por la Universidad Central de Venezuela y posteriormente obtuvo su doctorado de Sociología en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la Universidad de París. En el año 1984 publicó un interesante estudio sobre el perfil del venezolano, que se basó en el análisis de 117 textos de diferentes autores a partir del año 1890 y hasta 1982, incluyendo discursos, artículos de periódicos, ensayos y libros de historia contentivos de análisis sociológicos.

En esta investigación, según describe Montero (1984), se detectaron diversas posturas de acuerdo al período histórico, que fueron descritas como: 1890-1900 pseudopositivo, 1901-1935 explícitamente negativo, 1936-1982 implícitamente negativo. Estos periodos son explicados detalladamente por la mencionada psicóloga de acuerdo a las diferentes circunstancias sociales, económicas, políticas y educativas. Los resultados, de acuerdo a las tendencias positivas o negativas, se resumen de la siguiente manera:

Las apreciaciones negativas que resaltan son: a) pasividad: relativa a insensibilidad e indiferencia; b) falta de perseverancia o de esfuerzo sostenido; c) autoritarismo: concerniente al sometimiento a los que ejercen el dominio, fascinación por las figuras poderosas y afán de mando; d) fatalismo: fundamentado en que el destino o el azar son superiores a cualquier esfuerzo; e) emotividad: opuesta a la racionalidad y capacidad de análisis lógico; f) violencia: expresada como intrepidez, agresividad y falta de control; g) carencia de sentido histórico y desconocimiento del pasado.

Por otra parte, las consideraciones positivas se concentran en tres variables: a) generosidad, hospitalidad, perdón y olvido de las ofensas; b) coraje: entendido como la valentía para llevar a cabo empresas arriesgadas sin sentir temor; c) igualitarismo: en cuanto a considerar que en Venezuela no existen diferencias sociales o de cualquier otra índole, tolerancia hacia otras formas de pensar y rebeldía ante las injusticias. Estas cualidades se observaron, aunque expresadas de forma distinta, a lo largo de la línea del tiempo analizado, dondequiera que aparecía una apreciación positiva del gentilicio venezolano.

Concatenando el predominio de las diferentes posiciones con la historia, tenemos que el período 1890-1900 corresponde principalmente a la presidencia de Antonio Guzmán Blanco, que se caracterizó por importantes avances en modernización, infraestructuras y educación, mientras que la etapa 1901-1935 está marcada por las dictaduras de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, y el tiempo que transcurre entre 1936 y 1982 contempla los años de democracia, con el paréntesis de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez desde el golpe a Rómulo Gallegos en 1948 y hasta su finalización en 1958.

Año 1992: creativo, con sentido del humor,  esperanzado, pantallero, conchupante y corrupto

En el último decenio del siglo XX tuvo bastante resonancia el libro Autoestima del Venezolano (1992) de Manuel Barroso, un examen sociológico de Venezuela inspirado en el histórico estallido social conocido como el Caracazo del 27 de febrero de 1989. El autor hace una revisión a fondo  de la situación política y social de aquellos años en los que se observaba un marcado deterioro de las instituciones. Como se sabe, las causas del Caracazo han sido posteriormente analizadas bajo otra óptica y con otros elementos de juicio.

Manuel Barroso (1930), quien ha escrito varios libros muy conocidos,  es un ex jesuita que recibió su doctorado en Psicología en la Universidad Loyola de Chicago y, tal como lo declara en una entrevista publicada en El Nacional en el año 2013, su mencionada obra no está basada en ningún estudio  cuantitativo. Según dice, los insumos provienen de las consultas con sus pacientes, así como de escuchar a la gente en las comunidades y durante los talleres que dictaba. Su experiencia acumulada le hizo llegar a la conclusión de que en Venezuela existía un 80% de marginalidad, que consistía en una forma de ser y de pensar.   

Los rasgos negativos que según el autor sobresalen en el venezolano son: a) no tener una conciencia clara acerca de quién es; b) afán de sobresalir utilizando sobre todo elementos familiares de su pasado en cuanto a lo importante que eran sus padres o sus abuelos; c) amiguismo, compadrazgo y conchupancia, que se convierten en palanca para el logro de sus metas; d) facilismo para resolver con el menor esfuerzo posible; e) corrupción, obligado por el sistema, ya que de otra manera no es posible solucionar los problemas; d) comodidad e indiferencia, que le impiden protestar ante las injusticias para no arriesgarse.

Como cualidades positivas Barroso (1992) destaca: a) creatividad para innovar e inventar productos y servicios; b)  posesión de recursos emocionales que le permiten sobrevivir en medio de las condiciones más adversas; c) sentido del humor para ver el lado gracioso de las cosas liberando así tensiones; d) fe en que algo bueno le va a pasar, como por ejemplo ganar el 5 y 6 o la lotería; e) inquieto y soñador, ya que siempre está haciendo planes para el futuro; f) esperanza hacia el porvenir, que nunca se pierde por aquello de que: “no hay mal que dure mil años ni cuerpo que lo resista” (Barroso, 1992, p. 20).

En la mencionada obra, el autor resalta la carencia de líderes verdaderos, privando en los pseudolíderes lo acomodaticio y el oportunismo que los hace cambiar de posición camaleónicamente. Igualmente, analiza las razones que subyacen a su visión en cuanto a la forma de ser del venezolano, así como refleja una magnífica fotografía de lo que era la sociedad de los años 80 del siglo XX, y realiza una profunda crítica a lo que denominó “caudillismo democrático” y “democracia en crisis”.

 Barroso (1992) alega que históricamente nunca se resolvieron los problemas sociales fundamentales: alimentación, salud, servicios, educación de calidad y seguridad jurídica, y que todos los avances sociales se encontraban únicamente en los discursos.  Según su opinión, estos factores hicieron que se acumulara una gran rabia e impotencia en la población, las cuales  estallaron el 27 de febrero de 1989.

Año 2011: agradecido, amable, creativo, engreído, impulsivo y rencoroso   

En una publicación de la revista Debates IESA correspondiente al 2011, se hace referencia al  resultado de una investigación a cargo de la Universidad Metropolitana junto a la Sociedad Venezolana de Psicología Positiva que, para ese momento, había logrado reunir más de 2.000 muestras a través de diferentes trabajos de grados y postgrados.

María Elena Garassinni, Magíster en Psicología del Desarrollo, Doctora en Psicología y Educación, y Directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Metropolitana, fue la coordinadora del estudio y es la persona entrevistada en la mencionada publicación, donde se detallan los pormenores del trabajo realizado.

La investigación estuvo basada en la línea de pensamiento del psicólogo estadounidense Martin Seligman (1945), pionero de la Psicología Positiva, quien define la existencia de 24 fortalezas que se agrupan en 6 virtudes universales: amor, valor, justicia, templanza, sabiduría y trascendencia.

La profesora Garassinni alega que las 6 virtudes anteriormente citadas son características que tienden a resaltar  más en algunas personas que en otras, pero igualmente se pueden generalizar en cuanto a la definición de un perfil nacional de acuerdo a las percepciones colectivas.

En este sentido, según el estudio, las cualidades positivas más resaltantes del venezolano son: la gratitud, la amabilidad, el sentido de justicia, capacidad para el amor, y creatividad para afrontar las vicisitudes; mientras que las negativas que ocupan los primeros lugares son: falta de prudencia, poca capacidad de perdonar, carencia de humildad (engreimiento) y bajo autocontrol.

Garassinni concluye que las características resaltantes en el plano positivo constituyen el núcleo de una persona que establece vínculos emocionales con los demás. Por otra parte, otros análisis referentes a este mismo estudio determinan que el venezolano es un individuo “esperanzado pasivo”, es decir, que anhela cambios pero no los acciona, e igualmente que posee poca motivación al logro, lo cual implica poco ímpetu para luchar y vencer los obstáculos en pro de alcanzar un objetivo. 

Año 2013: versátil, creativo, inteligente, impersistente, intolerante, desmemoriado y egocéntrico

El psiquiatra y comunicador Roberto De Vríes (1950-2017) fue el creador de un cuestionario denominado UbicaTest, que estuvo aplicando en muestras representativas de las cinco principales ciudades del país a partir del año 1982. El instrumento en referencia constaba de 26 variables a través de las cuales era posible apreciar los aspectos resaltantes en la autopercepción del venezolano, tanto en lo que respecta a los elementos positivos como a los negativos, y su histórico permitió detectar cambios.

Sus últimos estudios contienen conclusiones sumamente interesantes en cuanto a las modificaciones que tuvo la forma de percibirse en el venezolano; a decir de De Vríes, ocasionados fundamentalmente por la situación política, económica y social, así como a un envejecimiento de la población venezolana que, entre otras razones de índole natural como es la reducción en la tasa de natalidad, también obedece a la emigración de una gran cantidad de jóvenes hacia otras latitudes.

Según las investigaciones, a partir del año 2013 se comienza a ver un giro importante en cuanto a que, después de 20 años durante los cuales resaltaban como atributos positivos el ser simpático, atractivo y dotado de liderazgo, los rasgos que comenzaron a privar fueron la versatilidad o adaptabilidad, la inteligencia para buscar soluciones económicas ante la problemática del país, y la iniciativa para llevarlas a la práctica, lo que va en línea con la profusión de emprendimientos que se han venido sucediendo.

Por otra parte, los atributos negativos de mayor relevancia en este estudio de 2013 fueron: a) mala memoria: entendida como dificultad para tomar aprendizajes del pasado; b) falta de perseverancia: que se refleja en el abandono más o menos rápido de los proyectos iniciados si se ponen difíciles; c) poca tolerancia para aceptar las diferencias de pensamiento. Respecto a esta última debilidad, De Vríes comenta que llama especialmente la atención el hecho de que, en los estudios anteriores, el ser tolerante sobresalía como uno de los primeros ocho aspectos positivos del venezolano.

De acuerdo al análisis de los últimos resultados obtenidos, De Vríes concluyó que existe un nuevo venezolano más egocéntrico y preocupado por resolver sus problemas personales, en desmedro de su actitud gregaria, que fue una característica positiva importante durante muchos años. Adicionalmente, en una entrevista publicada por la revista Analítica en el año 2015, el reconocido psiquiatra afirmó que el venezolano se mantenía  en modo de supervivencia, lo  cual le  había hecho perder su capacidad de amar y de sentir emociones, así como también se observaba una merma de valores y de autoestima.

Año 2014: alegre, amistoso, perezoso, trabajador/luchador y bello

En el año 2014, el Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes) de la Universidad Central de Venezuela, liderado por la profesora Yorelis Acosta, Magíster en Psicología Social, desarrolla una investigación en línea con los estudios iniciados por  José Miguel Salázar en la década de los 70 del siglo pasado. La muestra constó de 637 entrevistas, realizadas  en Caracas a través de 100 estudiantes que fueron los primeros encuestados y luego se encargaron de recoger información en personas de otros ámbitos con diferentes edades y niveles de instrucción.

Según describe Acosta (2014) esta investigación formaba parte de un proyecto mancomunado entre siete países: Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México, Perú y Venezuela, con la intención de verificar las percepciones agrupadas acerca de los pobladores de cada uno de ellos, para lo cual la encuesta se dividía en dos secciones: a) cada participante calificaba a los ciudadanos de los países, incluyendo el propio, con los cinco adjetivos que libremente se le ocurrían; b) se presentaban cinco pares de adjetivos dicotómicos con una escala del 1 al 7: bueno-malo, agradable-desagradable, atractivo-no atractivo, confiable-no confiable, amado-odiado.

No nos ha sido posible ubicar los resultados del estudio completo, ni información de otros países, así como tampoco la tabulación para Venezuela de la última parte; es de suponer que la segunda sección estaba destinada a medirse de forma consolidada. Los únicos resultados que aparecen publicados se refieren a la calificación libre de cómo se perciben los venezolanos, siendo importante resaltar que las respuestas se agrupan considerando el adjetivo similar utilizado que logra mayor puntuación. Los datos obtenidos fueron los siguientes:

-Alegres (incluye bromistas, rumberos, sociables, etc.)  29,67%

-Amistosos (incluye amables, simpáticos, solidarios, etc.) 23,09%

-Flojos (incluye impuntuales, conformistas, cómodos, irresponsables, etc.) 20,41%

-Trabajadores / luchadores (incluye emprendedores, creativos, inteligentes, etc.) 11,99%

-Bellos (incluye atractivos, deseables, etc.) 4,55%

La investigación concluye que los rasgos más sobresalientes se refieren a factores de interacción social y sólo  uno (trabajador/luchador) representa individualidad y competitividad, lo que indica que el venezolano es un ser gregario y altamente dependiente del entorno. Por otra parte, si sumamos los dos primeros ítems tenemos un 52,76% de valoración altamente positiva en cuanto a la sociabilidad y afectividad.

Este estudio del año 2014 es el último sobre el que hemos podido averiguar, siendo altamente deseable que se produjera alguna otra medición respecto a la autopercepción del venezolano, ya que en los últimos seis años muchas cosas han sucedido.

Conclusiones

Las conclusiones más relevantes a que hemos llegado al estudiar el histórico de estudios sobre el venezolano se pueden resumir en los puntos siguientes.

Las principales cualidades positivas que predominan son:

-Hospitalario y amable: se refleja durante la Colonia y luego en los estudios de Salazar (1976), Montero (1984), Garassinni (2011) y Acosta (2014).

-Alegre y sociable: se observa en el período colonial y posteriormente en las investigaciones de Salazar (1976), Barroso: sentido de humor (1992) y Acosta (2014), donde es la característica predominante.

-Emprendedor, creativo, inteligente: es la única cualidad positiva resaltada en el siglo XIX y también está presente en las conclusiones de Barroso (1992), Garassini (2011) y De Vríes (2013).

Las cualidades negativas que resaltan son:

-Negligente, flojo, no persistente: está presente en el siglo XIX y en las investigaciones de Salazar (1976), Montero (1984), Barroso (1992), Garassini (2011), De Vríes (2013) y Acosta (2014).

-Presumido, engreído, egocéntrico: se refleja en la Colonia, así como en el siglo XIX y en las investigaciones de Barroso (1992), Garassinni (2011) y De Vríes (2013).

-Impulsivo, intrépido, violento, falto de control: se encuentra con mucho énfasis en el siglo XIX, así como en los estudios de Montero (1984)  y  Garassinni (2011) y, por otra parte, es una característica que han resaltado varios psiquiatras, sociólogos  e historiadores.

En la investigación de Montero (1984) aparece la tolerancia como una de las virtudes más importantes del venezolano, lo que luego De Vríes también resalta como característica que persistía en sus estudios anteriores al año 2013. Ya en el año 2011, en las conclusiones de Garassinni (2011) se destaca la poca capacidad de perdonar de los venezolanos, lo que parece indicar,  y que por otra parte se puede observar fácilmente, una importante pérdida de tolerancia.

Llama la atención las diferencias tan notorias entre los resultados de dos estudios muy cercanos entre sí, sin que haya algún evento histórico particular que lo determine: De Vríes en el año 2013 y Acosta en el 2014. Esto podría deberse a que De Vríes utiliza un cuestionario cerrado mientras que Acosta deja volar la imaginación de los encuestados. Igualmente, una causa también podría ser que el primer estudio incluye cinco ciudades del país mientras que el segundo es únicamente en Caracas.

En cuanto a lo concerniente al presente trabajo, el mismo no pretende llegar a definiciones ni concluir sobre las cualidades y defectos del venezolano, sino que persigue procurar una reflexión e invitar al análisis sobre la materia.

Referencias:

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Barroso, M. (1992). Autoestima del Venezolano. Caracas: Editorial Galac.

Debates IESA (2011). La primera fortaleza del venezolano es la gratitud. Volumen XVI. Número 2. Año 2011. Recuperado el 31/8/2020 de: http://huconsul.com/wp-content/uploads/2013/04/la-primera-fortaleza-del-venezolano-es-la-gratitud.pdf

 Martínez, E. (2015). Roberto De Vríes: “Sólo tenemos tiempo para sobrevivir”. Revista          Analítica, 2 de julio de 2015. Recuperado el 30/8/2020 de: https://www.analitica.com/entretenimiento/roberto-de-vries-solo-tenemos-tiempo-para-sobrevivir/

 Mejía, L. (2013).  Estudio  psiquiátrico desnuda a los venezolanos. La  Verdad.com.,  Maracaibo,       21  de  julio  de  2013.  Recuperado  el 30/8/2020   de: http://www.laverdad.com/zulia/32221-el-venezolano-es-proactivo-emprendedor-y-olvidadizo.html

 Montero, M. (1984).  Ideología,  alienación   e  identidad  nacional.  Caracas:   Ediciones  de  la Biblioteca.  Universidad  Central de Venezuela.

 Rojas, A. (2002). Crónica de Caracas. Caracas: Ediciones Los Libros de El Nacional.

Socorro, M. (2013).  Manuel  Barroso:  el  psicólogo  que  convirtió  al  país  en  su  paciente. El Nacional, 20 de junio de 2013. Recuperado el 2/9/2020 de:  http://milagrossocorro.com/2013/06/manuel-barroso-el-psicologo-que-convirtio-el-pais-en-su-paciente/

 Torres, A.  (2005).  Un   paréntesis   disolvente  (el   siglo  XIX  venezolano  en José Luis Salcedo-Bastardo).  Revista  Mañongo,   Núm. 25,  2005,   pp. 43-61.  Recuperado  el   3/9/2020  de: http://servicio.bc.uc.edu.ve/postgrado/manongo25/25-2.pdf

Wikipedia (actualizado el 3/8/2020). Capitanía General de Venezuela. Recuperado el 2/9/2020 de: https://es.wikipedia.org/wiki/Capitan%C3%ADa_General_de_Venezuela

 

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