Tanto el
mundo, como nuestro país, han transitado por enfermedades terribles que han
diezmado a las poblaciones. Ahora que las epidemias y las pandemias están de
moda, es interesante revisar cuáles han sido las más graves de la historia.
Enfermedades, epidemias y pandemias
Todas las
enfermedades son causadas por microorganismos, que pueden ser virus, bacterias
o parásitos. En algunos casos es necesario un vector para su transmisión, que
generalmente es un insecto y, adicionalmente, muchos microorganismos se alojan
en ciertos animales que son llamados huéspedes, para luego entrar en contacto
con los seres humanos a través de diferentes vías.
Las grandes
epidemias padecidas por Venezuela han
provenido de diferentes fuentes de contagio. En su mayoría han sido pandemias,
aunque no decretadas por ningún organismo internacional porque la Organización
Mundial de la Salud (OMS) nace en el año 1948. La OMS fue fundada específicamente
el 7 de abril –cuando se celebra el Día Mundial de la Salud- y su sede principal
está en Ginebra (Suiza).
Según la OMS,
para que una epidemia sea considerada pandemia debe presentar tres
características: que el agente que causa la enfermedad sea desconocido hasta el
momento; que la epidemia se extienda por más de un continente; y que se
produzcan contagios locales, es decir, sin necesariamente tener contacto con
personas de otros países, aunque la fuente original provenga del extranjero.
Peste de la "Puntada" – Año 1658
No se sabe
con exactitud cuál fue la causa de que, a tan sólo 17 años del gran terremoto
de 1641, en menos de un mes hayan muerto 2 mil personas de una población
estimada en 8 mil habitantes. Muchos autores hablan de que se debió a la peste bubónica, sin embargo esto no
cuadra con el reporte del gobernador de aquellos tiempos, que escribe al rey Felipe
IV diciéndole que se había desatado una gran epidemia, cuyo síntoma principal
era una puntada en el costado.
Cabría
sospechar, porque además la mayoría de los que murieron eran habitantes de una
zona específica, que haya podido tratarse del mal de Chagas, ya que, por inflamarse el hígado y el bazo se pueden
presentar dolores laterales en el cuerpo. Esta enfermedad es transmitida por el
chipo, que se alimenta de sangre, pero el Trypanosoma
Cruzi, causante del mal, es un parásito cuyos huéspedes principales son los
roedores.
El chipo
extrae sangre de su huésped infectado, comúnmente una rata pero también otros
mamíferos, y aloja el parásito en su sistema excretor. Posteriormente pica a
los seres humanos y, simultáneamente, deja sus heces fecales, donde está el Trypanosoma Cruzi, cerca de la picadura;
luego, cuando la persona se rasca, el parásito se introduce en su torrente
sanguíneo y el individuo se convierte en un nuevo huésped.
El flagelo de
1658 se desata exactamente un 25 de julio, aniversario de la fundación de
Caracas y día del Apóstol Santiago, en
un lugar ubicado entre la quebrada Caroata y el Cerro del Calvario, que era
conocido como el barrio del vicio por
toda la gente de mal vivir que allí se alojaba: de los 331 domicilios que existían,
cuatro de cada diez eran prostíbulos, casas de vecindad habitadas por delincuentes
y personas de dudosa reputación, pensiones de mala muerte, o lugares donde se
vendía licor.
Para colmo de
los males, en Caracas sólo existía un hospital y estaba destinado a los
hombres. Éste era el de San Pablo, que había sido construido en el año 1602 al
lado de la iglesia del mismo nombre, la cual estaba donde hoy se encuentra el
Teatro Municipal. Posteriormente, en el año 1691, es cuando se inaugura, al
poniente del primero, el hospicio y hospital Nuestra Señora de la Caridad para
mujeres. Por lo tanto, los enfermos apenas podían recurrir a las iglesias a
buscar un poco de consuelo y pronto los cementerios estuvieron abarrotados.
Del barrio
del vicio sólo quedaron las almas en pena que ahuyentaron a los transeúntes
durante muchos años, así como el recuerdo y un silencio sepulcral que le otorgó a la zona el nuevo nombre de El
Silencio.
Fiebre Amarilla – Año 1696
Esta epidemia
es célebre en la historia, ya que de ella proviene el milagro del Nazareno de
San Pablo, que fue sacado en procesión para que acabara con tan terrible mal.
Al pasar por una de las esquinas donde había un limonero, la imagen se enredó
con las ramas y comenzaron a caer los limones al suelo, los cuales fueron el
remedio para la cura. A este árbol se le puso el nombre de Limonero del Señor y la esquina fue bautizada Miracielos.
En aquella
época, la imagen del Nazareno de San Pablo se encontraba en el templo de su
mismo nombre que había sido inaugurado en el año 1580; luego fue destruido por el
terremoto de 1641 y vuelto a construir. Posteriormente, es demolido en el año
1880 por Antonio Guzmán Blanco (1829-1899) para erigir el Teatro Municipal, y en
1881 se estrena la actual iglesia de Santa Teresa cuyo nombre se debe a su
esposa.
Desde aquel
entonces, la iglesia de Santa Teresa, que fue elevada al rango de basílica en
1974, alberga al Nazareno de San Pablo, y
en una de sus esquinas exteriores está sembrado un nieto del Limonero
del Señor. Todos los Miércoles Santos el Nazareno sale en procesión, adornado
con miles de orquídeas y seguido de sus devotos vestidos con túnicas moradas. Se
cuenta que José Antonio Páez (1790-1873) le debía un milagro al Nazareno y, aun
siendo presidente, se vestía de morado y realizaba la peregrinación.
Aunque no
existen datos muy específicos acerca del inicio de esta terrible epidemia de fiebre amarilla en Caracas, al parecer
había comenzado en septiembre de 1695 cuando un barco procedente de Las
Antillas atracó en La Guaira; pero los mayores estragos sucedieron al año
siguiente y murieron más de 2 mil personas de un población total de 6 mil
habitantes.
En octubre de
1696, el obispo informa al rey Carlos II –El Hechizado- que los muertos ya no
cabían en los cementerios, ni en las iglesias de San Pablo, San Francisco y San
Mauricio. Igualmente, le participa que ha construido una nueva ermita en honor
a Santa Rosalía, por ser la protectora de las pestes.
La fiebre amarilla debe su nombre a las
altas calenturas que produce y al color amarillento que toma la piel del
enfermo. También es conocida como vómito
negro, ya que es una enfermedad hemorrágica y la sangre se acumula en el
estómago, para luego ser expulsada. Cuenta la historia que, durante esta
epidemia de Caracas, el problema de los vómitos era de una gravedad tal, que no
permitía que los moribundos tomaran la última comunión antes de partir.
Este padecimiento
es producido por un virus que se aloja principalmente en los monos, por lo cual
es una enfermedad endémica tropical, y es transmitida por vectores que son los
mosquitos Aedes y Haemagogus. Los monos no viven comúnmente en las ciudades
pero, cuando una personas viaja a las zonas selváticas, puede ser infectada y
luego traer el agente patógeno a la ciudad. Entonces, los mencionados zancudos,
al picar al portador chupan su sangre y luego van contaminando a los demás
individuos.
Viruela – Año 1764
Venezuela estuvo
fuertemente afectada por la viruela
durante toda la década de 1760, surgiendo
ésta como rebrote de un mal que ya era endémico a nivel mundial. El año 1764
fue especialmente grave, quedando la ciudad desierta ya que la mayoría de los
habitantes emigraron a los campos huyendo del contagio. En Caracas murieron
1.000 personas durante el año 1764, y se calcula que 8.000 en el transcurso de
los diez años, de una población estimada en alrededor de 18 mil habitantes.
No se sabe a ciencia
cierta cuál fue la causa de la epidemia de viruela
de la década de 1760 en Caracas, pero se cree que la misma tuvo su origen en los
muchos barcos que llegaban desde España, ya que en aquella época ese país estaba
viviendo una de sus peores etapas del flagelo y fueron años de especial
actividad comercial por parte de la Compañía Guipuzcoana.
La viruela fue declarada como erradicada
oficialmente por la OMS en el año 1979, pero es una enfermedad antiquísima;
según el análisis de las momias egipcias, el mal puede datar del 10.000 a.C. El
virus de la viruela se llama Variola y, según los análisis realizados,
se aloja en algunos animales domésticos, como por ejemplo el ganado bovino;
para su transmisión no es necesario ningún vector, sino que se produce por contacto
directo con estos animales, para posteriormente pasar de persona a persona.
La vacuna contra la viruela se inventa a finales del siglo
XVIII y se pone en circulación a inicios del siglo XIX, llegando a Venezuela en
1804 por iniciativa del rey Carlos IV. El nombre de vacuna justamente proviene del término vacuno, ya que las primeras inmunizaciones fueron creadas a partir
del ganado de esta especie, al ser observado que muchas mujeres dedicadas al
ordeño, al entrar en contacto con las ubres de las vacas, adquirían la
enfermedad.
Se calcula que la viruela, que fue apodada como “el ángel del muerte”, acabó con el 10% de la población mundial a lo
largo de su historia; fue uno de los mayores flagelos conocidos por la
humanidad, tanto por el altísimo número de muertes como por sus terribles consecuencias: los que
se salvaban quedaban con marcas para toda la vida, además de ciegos y estériles
en su mayoría. La tasa de letalidad de la viruela estaba alrededor 30%, y lo
más grave es que afectaba principalmente a los niños pequeños, además de ser
altamente contagiosa.
La situación de esta
década en Venezuela fue terrible, ya que se trató de una epidemia muy larga con
gravísimas consecuencias, para lo cual no había remedio, aparte de que la
situación hospitalaria no había mejorado. Seguían funcionando los dos únicos
hospitales antiguos, conocidos como San Pablo y Nuestra Señora de La Caridad, además
de unos cuantos lugares de beneficencia organizados por iniciativa privada y otros
que se habían creado en los espacios adyacentes a las iglesias. Pero estos recintos
eran más bien de recogimiento para evitar el contagio, porque en ellos existía poco
o ningún quehacer científico.
En estos años se
realizaron numerosas procesiones para pedir por la erradicación del mal, pero
los santos se demoraron bastante en responder. Como dato curioso, el gobernador
mandó a talar todos los árboles de Caracas, porque, según su teoría, a ellos se
debía la enfermedad.
Cólera – Año 1854
El año 1854 es muy
particular en la historia de Venezuela, especialmente por dos acontecimientos:
el 24 de marzo el decreto de la abolición de la esclavitud, y el 13 de julio la
muerte del Dr. José María Vargas (1786-1854), quien fuera Presidente de la
República, Rector de la Universidad de Caracas, médico y destacado investigador
con innumerables aportes científicos. Bajo su regencia como rector de la
Universidad, se inaugura la Facultad de Medicina, que significó un gran avance
para el país.
Aquel año fue el
último de la presidencia de José Gregorio Monagas, ya que en octubre hubo
elecciones y fue sucedido por su hermano José Tadeo. Existía durante este
período una férrea censura de prensa, por lo que, cuando llegó la epidemia del cólera, sólo el gran número de muertos
hizo advertir a la gente que algo grave estaba pasando. El ingreso de la
enfermedad fue detectado el 19 de septiembre, a bordo de un barco procedente de
Trinidad que llegó a La Guaira.
Ante la gran cantidad
de afectados, la sabiduría popular, aparte de sacar a Santa Rosalía en procesión, recomendaba baños
de ron con vinagre, mantener el vientre abrigado con una faja de lana y no
exponerse al frío. Pero pronto se hizo evidente que se trataba de una gran
catástrofe sanitaria, ya que en poco tiempo murieron casi 2 mil personas de una
población que llegaba a más o menos 55 mil habitantes.
El cólera es una infección ocasionada por
una bacteria llamada Vibrio
Cholerae, que produce diarrea líquida abundante y sin dolor, la
cual es ocasionada por el consumo de agua o alimentos contaminados. Se propaga
por contacto directo con heces fecales de las personas infectadas, o cuando se
riegan los cultivos con agua que contenga el Vibrio Cholerae, así como al consumir pescados, mariscos o moluscos
que provengan de lugares invadidos por la bacteria.
La enfermedad
que llegó a Caracas provino de una
pandemia que había estallado hacía algunos años en el mundo, al parecer
originada en India, por abundancia de aguas insalubres -que son los hábitats de
la bacteria- en contacto con aguas de consumo humano. Para la época, la atención
sanitaria era tan precaria como en la epidemia anterior ya que, el Hospital Vargas de Caracas, que fue lo que hizo cambiar la situación médica en la ciudad,
sería inaugurado en 1891. Ante la gran cantidad de fallecidos y la carencia de
lugares en los cementerios, los cadáveres comenzaron a yacer abandonados en las
calles y caminos.
Peste Bubónica
– Año 1908
En el año 1908, el primer
caso de peste bubónica detectado en
Caracas fue proveniente de una embarcación
que venía de Trinidad y que atracó en el puerto de La Guaira. Esta
enfermedad, que se mantuvo activa hasta el año 1919, también dejó un saldo
terrible en la población de la ciudad; no sólo por las muertes, sino por todas
las medidas represivas tomadas por el dictador Cipriano Castro (1858-1924). No
existen datos sobre las defunciones, seguramente porque todo lo concerniente al
tema fue tratado herméticamente y ni siquiera se hicieron estadísticas.
Los síntomas de la peste
bubónica son espeluznantes, ya que se inflaman los ganglios del cuerpo,
especialmente de las ingles, axilas y cuello, y luego revientan arrojando una purulencia
maloliente. Adicionalmente, la fiebre puede llegar hasta los 42 grados, por lo
que los pacientes corren serio riesgo de sufrir una meningitis. Esta terrible
enfermedad se transmite por una bacteria llamada Yersinia Pestis, que se aloja en los roedores y cuyo vector es la
pulga, la cual se alimenta de la sangre del roedor y luego pica a los humanos
infectándolos.
Cuando comienza la epidemia, un destacado médico del
Hospital Vargas advierte el problema, pero es acusado de crear zozobra en la
población y por tal motivo es enviado a la cárcel de La Rotunda. Luego se
nombra al bacteriólogo Rafael Rangel, también del Hospital Vargas, que al parecer era
cercano al régimen, para que llevar a cabo las investigaciones y recomendara
ciertas acciones; entre éstas estuvieron: quemar las casas de algunos enfermos,
cerrar los mercados, fumigar con azufre y cazar a todas las ratas para
analizarlas.
A finales de 1908,
Juan Vicente Gómez (1857-1935) le da un golpe de Estado a su compadre Cipriano
Castro y toma el poder. Algo grave fue que no respaldó al bacteriólogo, quien
se había comprometido a devolver el dinero a las personas cuyas casas había
ordenado quemar. Adicionalmente, lo tildó de partidario de Castro y de no haber
actuado diligentemente, y le negó una beca para especializarse en Europa, por
lo que el joven doctor terminó envenenándose.
Gripe Española – Año 1918
Se dice que
la gripe española es el evento más
dramático en materia de salud que ha vivido la humanidad. Por sus efectos
devastadores, esta pandemia ha sido comparada con la Segunda Guerra Mundial, ya
que se estima que murieron aproximadamente 50 millones de personas en el mundo
en el transcurso de tan sólo dos años, específicamente durante el período 1918-1920. Estados Unidos fue el país más
afectado, ya sólo allí se produjeron 675.000 víctimas fatales, cuya cifra significaba
más que los soldados perdidos en todas las guerras juntas.
A pesar de su
nombre, esta epidemia no se originó en España sino en Estados Unidos; el primer
paciente fue un cocinero de un campamento de entrenamiento militar, que en
marzo de 1918 amaneció con fiebre, dolor de cabeza y de garganta, y malestar
general. Tres meses después ya la gripe se evidenciaba en la mayoría de los
países de todos los continentes. Especialmente
hizo estragos en España, ya que en sólo dos días sólo una tercera parte de los
madrileños quedaba sana, y de ahí provino su apelativo, ya que realmente su
denominación científica es Influenza
H1N1 1918 (la letra H significa Hemaglutinina
y la letra N quiere decir Neuraminidasa).
Para aquel momento,
el microorganismo que generó la enfermedad era totalmente desconocido, y siguió
siendo un misterio hasta que un científico sueco estudió, en el año 1951, los tejidos
de cadáveres congelados, para llegar a la conclusión de que el virus tenía las características
de los que se alojan en las aves y cuyos efectos se conocen como gripe aviar. Esta investigación la llevó
a cabo en un pequeño pueblo de Alaska, donde habían muerto 72 de los 80 adultos
que existían, los cuales fueron enterrados en una fosa común y quedaron
congelados.
La gripe española llega a Venezuela en
octubre de 1918. Mandaba Juan Vicente Gómez y el país estaba sumido en el más profundo
atraso. Las tres cuartas partes de la población era rural, únicamente un
pequeño porcentaje de los venezolanos sabía leer y escribir, y diferentes tipos de enfermedades hacían
estragos por todas partes. La capital no se salvaba de esta situación, aunque al existir el Hospital Vargas, que
había sido fundado en 1891, el tema de salud había mejorado sustancialmente
respecto a las décadas anteriores.
Cuando llegó
la pandemia, se tomaron rápidamente todas las medidas preventivas: comenzó la
cuarentena, se cerraron todos los sitios de espectáculos, las reuniones y las fiestas
fueron eliminadas, se suspendió el libre tránsito, se anularon los besos como
modo de saludo, se paralizaron los medios de transporte, se nombró una junta
médica que fue presidida por el Dr. Razetti, y además se prohibió hablar de la enfermedad
por la prensa.
En Caracas
colapsaron los hospitales y hubo que instalar algunos de emergencias en casas,
había más de cien velorios diarios, se agotaron las urnas y los puestos en el
cementerio, los muertos aparecían tirados en las quebradas, y el Hospital Vargas tuvo que habilitar un terreno destinado a fosa común, donde se
enterraban los cuerpos sin féretro, que se llamó y se sigue llamando “la peste”.
El resultado
de la pandemia fue una cifra oficial de 25.000 fallecidos a nivel nacional,
pero se cree que realmente alcanzó a más del doble del número reconocido. Considerando el dato oficial, equivaldría al
1% de la población de aquellos años que estaba sobre los 2.5 millones de
habitantes.
Gripe Porcina y Covid-19 – Siglo XXI
Las dos
grandes epidemias que han marcado al presente siglo son la conocida como Gripe Porcina y recientemente el Covid-19, de dimensiones mucho mayores que
la anterior.
H1N1 o Gripe Porcina - Año 2009
Este virus
apareció en abril de 2009, existiendo discrepancias en cuanto a si sucedió en
California (Estados Unidos) o en México. Fue una nueva cepa del virus conocido
como A (H1N1) -llamado comúnmente influenza-
y a la enfermedad también se le denominó
gripe porcina por descubrirse que
estaba relacionada con cerdos, como huéspedes del microorganismo responsable. Se
determinó que los cerdos eran portadores y el ser humano se contaminaba, no al
comer su carne, sino por estar en contacto con ellos, para luego contagiarse de
persona a persona.
Pero no todos
los virus de la familia H1N1 son tan perjudiciales, de hecho las gripes
estacionales regulares también están dentro de esta categoría. El peligro del
nuevo virus era que la enfermedad
comenzaba como un resfriado común y luego se complicaba a nivel respiratorio. Por
otra parte, este virus nunca antes había sido identificado en personas o animales,
fue designado como A (H1N1) pdm19 y todavía está en estudio.
La pandemia fue declarada por
la OMS en junio de 2009, ya que el virus se había extendido a 74 países de
diferentes continentes. Se estima que en un año se infectaron 60.8 millones de
personas en todo el mundo, y el total de fallecidos puede haber llegado a los
500 mil. En Venezuela, el primer caso fue detectado el 28 de mayo, en un joven
de San Antonio de Los Altos que había viajado a Panamá. En total se reportaron,
a lo largo de toda la pandemia, 4.844 casos confirmados, con 166 fallecidos,
por lo que la tasa de letalidad fue del 3%.
La década de 2020 sorprende a la humanidad con la
aparición de un nuevo y poderoso virus, bautizado como Covid-19, que significa:
coronavirus disease, con el número 19
indicando el año en que fue detectado. Pero su nombre científico es SARS-Cov-2,
por pertenecer a una familia ya conocida, aunque en una versión totalmente original.
Esta gama de virus, llamados coronavirus
por su forma de corona, fueron descubiertos en el año 1968, siendo una de sus
principales características que causan graves afecciones respiratorias.
No se ha determinado totalmente el origen del Covid-19
pero se sabe que, por ejemplo los murciélagos, son portadores naturales de los
coronavirus. Para la transmisión de la enfermedad no es necesario ningún
vector, sino que ocurre cuando los humanos entran en contacto con los animales
y luego se transmiten la enfermedad entre sí. Según información disponible, los
primeros contaminados estuvieron relacionados con el mercado de Wuhan en China,
donde se venden diversos tipos de especies
salvajes sin ningún tipo de control sanitario.
El Covid-19 fue declarado como pandemia por la OMS el
11/3/2020 y hasta el 9 de octubre de 2020 se contabilizan 37 millones de
personas contagiadas en todo el mundo y un millón de fallecidos. En Venezuela,
a la fecha mencionada, oficialmente se
reportan algo más de 81 mil casos positivos y 678 fallecidos, lo que arroja un
índice de letalidad del 1%. Aunque parecería que lo peor ya ha transcurrido y
se habla de una pronta disponibilidad de vacunas, aún no se puede llegar a conclusiones
sobre esta pandemia.
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