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sábado, 7 de agosto de 2021

Plaza Bolívar de Caracas en tres tiempos

 



La Plaza Bolívar es el espacio geográfico más antiguo de Caracas. Está ubicada entre las esquinas: La Torre (noreste), Principal (noroeste), Las Gradillas (sureste) y Las Monjas (suroeste). Adicionalmente, está rodeada por edificaciones de gran valor histórico como son: la Catedral de Caracas,  el Museo Sacro, el Palacio Arzobispal, el Palacio Municipal, la Casa Amarilla, el Teatro Principal, el Palacio de Gobierno del Distrito Capital, y Palacio Federal Legislativo.

Tuvo el nombre de Plaza Mayor hasta 1823, año en que el último oficial español abandona Venezuela y se consolida la independencia. Posteriormente pasa a llamarse Plaza de Armas, hasta 1842 cuando llegan los restos del Libertador procedente de Santa Marta (Colombia) y se la designa oficialmente como Plaza Bolívar. 

El nacimiento de la ciudad

En julio de 1567 se funda Caracas. A pesar de que no existe nada que lo compruebe, se asume que fue el día 25 por ser el santoral del Apóstol Santiago. El espacio escogido fue el delimitado por las quebradas de Caroata y Los Padrones al oeste, y la quebrada de Catuche al este. Aunque algunas investigaciones arqueológicas sugieren que el sitio inicial del establecimiento fue en los alrededores de lo que hoy es Santa Capilla, históricamente se considera que la fundación de la ciudad ocurrió en la actual Plaza Bolívar.

Apenas se define el enclave de la explanada central, se coloca una cruz en el sitio donde más tarde se levantará la iglesia y se reparten solares adjudicando los del contorno de la plaza a los conquistadores más destacados. Seguidamente se comienza a organizar lo concerniente a la distribución de autoridad  y se empiezan a construir las primeras casas y la ermita.

Según está escrito en los anales de historia, las viviendas de esta época tenían las paredes de bahareque y los techos de paja, pero ya seguían la estructura de las típicas casas coloniales: patios internos para lograr iluminación y ventilación, amplios corredores donde se ubicaban las habitaciones, el zaguán que era el lugar donde se dejaba los caballos, y amplios ventanales que comunicaban con el exterior.

Fue a partir de 1576, cuando llega el gobernado Juan de Pimentel, que se iniciaba la construcción y remodelación  de las casas con cal, arena, piedra, ladrillos, madera y tejas. Para esta época ya Caracas tenía 25 manzanas contando con la del centro que era la Plaza Mayor. En el informe que Pimentel envía a España junto al plano que levantó, comunica que cada una de las cuadras había sido concebida para su distribución en cuatro casas, y que 65 viviendas estaban habitadas.

La Plaza Mayor

La Plaza Mayor siempre tuvo múltiples usos. Era lugar de reunión y celebración de los acontecimientos importantes y festejos tradicionales o religiosos, espacio para las corridas de toros, mercado ciertos días de la semana, sitio de entrenamiento militar, y también donde se aplicaban castigos ejemplificantes o se practicaban ejecuciones.

Famoso es el caso de José María España en 1799, cuando fue arrastrado por caballos y posteriormente ahorcado y descuartizado, todo a la vista de los que concurrían a este tipo de espectáculos macabros. Igualmente, aquí fueron ejecutados varios realistas cuando Simón Bolívar emite su Decreto de Guerra a Muerte en 1813.

La primera modificación importante de la actual Plaza Bolívar sucede en el año 1753, cuando el gobernador Felipe Ricardos decide cercar el recinto con gruesos muros en forma de arco para aislarla de los edificios circundantes. Especialmente por motivos del mercado, donde se vendían vegetales y productos cárnicos, incluyendo animales vivos, así como frutas, dulces, flores, pájaros, mondongo preparado, chicharrón, fritangas, bebidas típicas y baratijas de todo tipo.

Adicionalmente, allí se instalaban los zapateros, los escribanos, y los barberos que además hacían cirugías y sacaban muelas. Estas murallas estuvieron rodeando la plaza hasta 1865, cuando Guzmán Blanco, como Presidente encargado, las manda a demoler y elimina el mercado pasándolo a la Plaza de San Jacinto.

En esta Caracas oscura, sólo alumbrada por uno que otro farol de aceite, aparecían muchos fantasmas. Uno de los más famosos salía después de la medianoche, justamente en la esquina de La Torre. Era “el enano de la Catedral”, un alma en pena que en vida fue perseguido y se había refugiado en la iglesia sin salir nunca más de ella. Tenía por costumbre pedir fuego para prender su cigarro y luego se transformaba en una criatura espantosa con colmillos muy grandes.

La Plaza Bolívar en la época de Antonio Guzmán Blanco

Posteriormente, ya como Presidente Constitucional, el “ilustre americano” refacciona totalmente la plaza bajo el concepto neobarroco francés que tanto le gustaba. Entonces se colocan fuentes en las esquinas, se plantan muchos árboles, el entorno se llena de jardineras floridas, y se instalan montones de faroles que para la época funcionaban con lámparas de querosén ya que el alumbrado eléctrico llega a finales del siglo XIX.  

Adicionalmente, se construyen las escalerillas del extremo sureste que le dieron el nombre a la esquina Las Gradillas y una tribuna destinada a las retretas que se llevarían a cabo los días jueves y domingos. Simultáneamente, se encarga a Alemania la estatua ecuestre de Bolívar que actualmente está ubicada en el centro de la plaza y tiene 4 metros de altura.

Esta escultura del Libertador tiene una curiosa historia ya que el vapor, llamado Thora, que la traía, naufragó cerca de Los Roques el 10 de octubre de 1874 y las quince cajas que contenían las piezas se dieron por perdidas. Aunque por suerte fueron rescatadas, el acto de inauguración, que estaba previsto para el 28 de octubre por ser el día de San Simón, tuvo que ser retrasado. Dicen que el barco terminó de hundirse y se encuentra sumergido bajo las aguas que rodean a Los Roques.

Finalmente, el evento oficial se llevó a cabo el 7 de noviembre, con cañonazos, campanadas, banda marcial, retreta, ofrendas florales y fuegos artificiales. Una particularidad de esta estatua es que bajo su pedestal existe una cápsula del tiempo, ya que Guzmán Blanco mandó a depositar allí libros icónicos de Historia y Geografía, medallas, monedas antiguas y valiosos documentos históricos resguardados en cajas de metal.

Los alrededores de la Plaza Bolívar eran lugares muy concurridos, especialmente la Esquina Las Gradillas, donde estaban los terminales del tranvía. Desde 1882 aquí se tomaban los tranvías que se dirigían, uno hacia la estación del ferrocarril ubicada en Palo Grande (actual San Martín) y otro hacia la estación del tren Caracas-La Guaira en Caño Amarillo.

Hasta el año 1900 estos tranvías fueron tirados por caballos, cuyos cascabeles anunciaban su llegada. Ya a partir de 1907 había 30 tranvías eléctricos que cubrían toda la ciudad y estuvieron vigentes hasta 1947. En ellos también se podía ir a Petare (pasando por Sabana Grande, Chacao, los Dos Caminos y Los Chorros) o hasta El Valle.    

La Plaza Bolívar en el siglo XX

Narra el historiador Mario Briceño Iragorry que la Plaza Bolívar a comienzos del siglo pasado era el corazón de la ciudad y lugar de encuentro de políticos, escritores, poetas y artistas. Tanto las damas como los caballeros iban a lucir sus mejores galas los domingos. Las mujeres llevaban vestidos elegantes, llamativas joyas y sombreros de pamela, mientras que los hombres iban de levita y sombreros de pajilla. Luego de la misa, la plaza era el lugar obligado para las amenas tertulias y para escuchar la retreta dominical.

Todos los alrededores de la plaza se llenaron de lujosas cafeterías, confiterías y cervecerías, que eran muy frecuentadas por la alta sociedad de aquel entonces, siendo especialmente conocida la confitería y bar Iberia, que se ubicaba diagonal a la esquina de La Torre, donde los Cañoneros de Caracas tocaban valses y pasodobles. Igualmente estaba el salón La India localizado entre las esquinas Las Gradillas y Sociedad, el salón La Francia, y varios otros muy concurridos.

Durante las décadas de 1920 y 1930 hizo vida en la Plaza Bolívar un memorable personaje llamado Vito Modesto Franklin, mejor conocido como Duque de Rocanegras, que era un guaireño de origen muy humilde. Había trabajado como caletero en el puerto, pero se vino a Caracas y, misteriosamente, en la posada El Gato, ubicada en Gato Negro (Catia), logró hacer mucho dinero valiéndose de la ruleta y las prostitutas. De él también se comentaba que fue amante de Juancho Gómez y que por tal razón disfrutaba de una posición económica privilegiada.

El caso es que Vito se vestía de acuerdo a la mejor etiqueta de la época, a la que incorporó varios elementos excéntricos. Usaba levita, corbata de colores, guantes blancos, calzones cortos y zapatillas de raso con hebilla de plata. Además, llevaba montículos y bastón, y siempre lucía un clavel en el ojal. Este extraño individuo, que incluía muchas palabras en inglés, francés e italiano dentro de su vocabulario habitual para hacerse el refinado, era muy amigo de los más destacados intelectuales y junto con ellos se reunía en los mejores sitios, en los cuales consumía sin ningún tipo de restricción. Incluso, en 1924 se compró el Teatro Olimpia de Caracas. 

Otro cuento famoso de aquellos tiempos es el de Cenizo: un perro blanco con una mancha negra que se instaló en el año 1918 al lado de la estatua de Bolívar y no dejaba que ningún otro can se le acercara. Cenizo era muy querido por todos los que frecuentaban la Plaza Bolívar y hasta le regalaron una cadena de oro que luego le fue robada. Cuando murió el 29 de agosto de 1927 salió en todos los periódicos, le dedicaron poemas y fue enterrado solemnemente en los jardines del Club Paraíso (actual Hogar Canario Venezolano) que se estaba terminando de construir.

La Plaza Bolívar también fue sitio de discursos y reuniones políticas a lo largo de todo el siglo XX. Comenzó a perder relevancia social cuando se empiezan a inaugurar los más prestigiosos clubes de Caracas y no recibió mayores modificaciones desde los tiempos de Guzmán Blanco, hasta 1967 cuando se instaló el piso de mármol gris que tiene actualmente.  Posteriormente, en el año 2003 tuvo una refacción total en cuanto a jardines, fuentes y alumbrado, y más recientemente, en 2020, se colocaron arcos florales en todas las entradas de la plaza.

Indudablemente la Plaza Bolívar es el centro histórico de Caracas por excelencia. Está rodeada de interesantes museos y sitios importantes para visitar, además de ser un lugar encantador. Por otra parte, en sus contornos existen muchas opciones para tomar un rico café o un delicioso chocolate en un ambiente muy agradable. Entre éstos, no se puede dejar de mencionar a Artesano, que se encuentra muy cerca de la plaza subiendo por la esquina de La Torre.

Referencias:

Ciudad Caracas. (2020, 7 febrero). http://ciudadccs.info/2020/02/07/los-tranvias-de-caracas/. http://ciudadccs.info/2020/02/07/los-tranvias-de-caracas/

 

Figuera, L. (2009, junio). El establecimiento del alumbrado eléctrico en Caracas a finales del siglo XIX. http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-94962009000100007

 

Fundamar Miranda. (s. f.). La estatua del Libertador Simón Bolívar sumergida en las aguas de Los Roques, pequeña historia del Thora. https://fundamarmiranda.wordpress.com/historica/

 

Morales, L. (s. f.). Vito Modesto Franklin, visto por doña Catalina Aranguren Bravo y demás familiares. https://www.monografias.com/trabajos103/vito-modesto-franklin-visto-dona-catalina-aranguren-bravo-y-demas-familiares/vito-modesto-franklin-visto-dona-catalina-aranguren-bravo-y-demas-familiares.shtml

 

Moya, F. (2011). La Caracas que conocí. Caracas, Venezuela: Fundación Editorial el perro y la rana.

 

Rojas, A. (1999). Crónica de Caracas. Caracas, Venezuela: Ediciones de El Nacional.


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