Roof Garden Caracas - Hotel Madrid - Esquina de La Torre - Plaza Bolívar
A
pesar de la dictadura de Gómez, también conocido como el Benemérito entre sus admiradores y como el Bagre por parte de sus detractores,
en la Caracas de aquellos tiempos se vivió una especie de Belle Époque. Muchos
eran los sitios donde la gente chic de la capital se congregaba, aunque el mayor
polo de atracción estaba en el centro de la ciudad. Fue una época de grandes contrastes, durante la
cual existió mucha pobreza y las cárceles se llenaron de presos, mientras que otros
disfrutaban de la vida loca. Varios personajes famosos y sus anécdotas marcaron
estos tiempos.
La Rotunda
A
seis cuadras de la Plaza Bolívar, hacia el sur, en la Parroquia Santa Teresa,
se encontraba la tristemente célebre cárcel La Rotunda. Este presidio también vivió
su macabro esplendor en la época de Gómez, en los mismos tiempos en que gente
se divertía asistiendo a las retretas de la Plaza Bolívar y bailando o
alternando socialmente en los bares y salones del centro de la ciudad.
En
La Rotunda los presos morían envenenados, o a consecuencia de las espantosas
torturas. Muchos estaban encarcelados simplemente por venganzas personales de
los que ostentaban el poder. Las chinches y las cucarachas, amén de algunos
escorpiones, eran sus habituales compañeros de celdas, y los horrorosos gritos
nocturnos de los presos sometidos a los suplicios constituían una perenne
pesadilla.
La
Rotunda estaba situada entre las esquinas de Hospital y Cárcel. La primera tomó
su nombre del Hospital de Caridad para hombres que quedaba al norte, mientras
que la segunda –al sur- se comenzó a llamar así por el penal. Pero antiguamente
también era conocida como Esquina de la Cárcel la que está al norte de la Casa
Amarilla en la Plaza Bolívar, hoy Esquina Principal.
El
Hospital de Caridad para hombres se ubicó en lo que antes era un edificio
municipal, anexo al Cuartel de las Milicias, entre las actuales esquinas de
Hospital a Hoyo. Este nosocomio comenzó a funcionar en el año 1841. Para esa
fecha contaba con 30 camas y aún faltaba por construir el área de los locos. Posteriormente, en 1891, todos los
pacientes fueron trasladados al Hospital Vargas de Caracas.
También
en el año 1841 se decretó la construcción de un penal moderno para la ciudad,
que inicialmente iba a ser erigido en los terrenos contiguos al Cuartel San Carlos, el cual se ubica frente el Panteón Nacional, hacia el oeste. Pero en
1843 se decide edificar el presidio entre las actuales esquinas de Hospital y
Cárcel. En 1854 La Rotunda recibe los primeros 150 presos, provenientes de la
vieja cárcel de San Jacinto, que se localizaba al sur de la plaza del mismo
nombre, donde antes estuvo el convento de los hermanos dominicos.
La
construcción de la Cárcel Pública, que fue su nombre inicial antes de tomar la denominación de La Rotunda, se llevó a cabo entre los años 1844 y 1854. Comienza con
Carlos Soublette y finaliza con José Gregorio Monagas. Posteriormente, en 1881,
bajo la primera presidencia de Antonio
Guzmán Blanco, se levanta una segunda Rotunda, denominada Rotunda Nueva o
Rotunda Norte, que se comunicaba con la primera a través de angostos pasadizos.
La
Rotunda ocupaba 1.100 m² en total. Fue derrumbada en el año
1936, una vez que Juan Vicente Gómez muere en 1935 y Eleazar López Contreras
asume la presidencia. Entonces se construye la Plaza de La Concordia. Pero esta
plaza que diseñó el arquitecto Carlos Villanueva (1900-1975) no es la misma que
vemos hoy día, ya que cuando Diego Arria (1938) fue gobernador del Distrito Federal
en el período 1974-1977 la demolió totalmente.
Antigua Plaza La Concordia |
El
espacio original era mucho más grande. De estilo neoclásico, limitaba con las
esquinas Hospital al noroeste, Hoyo al noreste, Cárcel al suroeste y Castán al sureste.
Pero el Gobernador tomó toda el área del este y construyó un centro comercial y
un edificio de viviendas, además de un estacionamiento subterráneo. También
eliminó todas las áreas verdes y el pabellón circular con columnas dóricas que
estaba ubicado en el centro de la plaza.
Nereo Pacheco
A
pesar de que sólo fue cabo de prisiones durante el período 1913-1920, Nereo
Pacheco (1866-1941), nacido en Guarenas, es el represor más famoso de La
Rotunda. Peluquero de profesión, este personaje era un reo común que esperaba por
el veredicto de un juicio, el cual se le seguía por haber asesinado a su
concubina. Lo nombraron alcalde de la cárcel a cambio de que torturara a los
reclusos y los fuera liquidando de a poco, poniéndoles arsénico y vidrio molido
en las comidas.
Le
habían prometido que, si la sentencia no le era favorable, le darían dinero y
lo enviarían con otro nombre a Trinidad o Curazao, por lo cual Nereo se
preocupaba de que su trabajo fuera impecable, además de que lo disfrutaba. Sabía
tocar el arpa y acostumbraba a dar conciertos de joropo cuando un preso salía
de La Rotunda enrollado en la cortina de su celda. Lo llevaban al Hospital
Vargas y allí los médicos afectos al régimen certificaban que había fallecido mientras
era atendido.
Pero
sucedió que uno de los presos, llamado Rafael Ricardo Revenga, al que Nereo
había maltratado como a los demás, se emparentó con los Gómez y quedó libre.
Una dama de su entorno familiar contrajo matrimonio con uno de los hijos de
Juan Vicente Gómez. Un buen día de finales de marzo de 1920, vinieron a buscar
a Nereo y se lo llevaron para el Castillo Libertador de Puerto Cabello, donde se
le acabó el joropo y pagó condena hasta 1926.
Posteriormente
regresó a Caracas y al parecer vivió tranquilo hasta la muerte del Benemérito,
cuando se le acusó por los crímenes cometidos y, después de un juicio, fue
enviado a la Cárcel del Obispo en diciembre de 1936. Cuentan que al ser
detenido lloró, pataleó y hasta se orinó en los pantalones, lo cual certifica que
los torturadores son los máximos cobardes cuando les llega su hora.
Nereo
murió en el Hospital Vargas el 15 de septiembre de 1942, a causa de diabetes. Al
día siguiente se inauguraba el diario Últimas Noticias, fundado por Francisco
José (Kotepa) Delgado (1907-1998). Kotepa fue un destacado político, escritor y
humorista, representante de la Generación del 28, quien estuvo preso en La
Rotunda y en el Castillo Libertador de Puerto Cabello. El periódico se inició
en una casa alquilada, que se ubicaba entre las esquinas Ibarra y Pelota.
El
16 de septiembre se supo que Nereo Pacheco había fallecido. Últimas Noticias
envió a sus reporteros, pero no los dejaron pasar para fotografiar al torturador.
Entonces a Kotepa se le ocurrió la idea de que el ilustrador del diario se
hiciera pasar por familiar del difunto y lo dibujara disimuladamente, por lo cual
en el periódico apareció la noticia con el respectivo retrato.
Eloy Tarazona
Otro
de los personajes conocidos de la época fue Eloy Tarazona (1880-1953), apodado el Indio por su tez morena y ojos
achinados. La anécdota más increíble que se puede contar sobre Tarazona es acerca
de su muerte, que sucedió en la Cárcel del Obispo, ya en tiempos de
Pérez Jiménez. La historia de este penal, que estuvo ubicado en la parte alta del barrio El Guarataro,
aunque no es muy conocida está llena de cuentos muy curiosos.
Tarazona nació en Colombia y desde los tiempos en los que Gómez vivía en La
Mulera se convirtió en su guardaespaldas. Cuentan que fue el hombre que recibió
la mayor confianza del Benemérito durante toda la vida, que dormía en la puerta
del cuarto del dictador y que probaba su comida para prevenir un
envenenamiento. Otra parte de la historia del Indio es su participación en las torturas de La Rotunda, según contaban
los presos.
Al
fallecer Gómez y ser elegido Eleazar
López Contreras como sustituto, éste se entera de que uno de los primos del Benemérito, llamado
Eustoquio Gómez, y Eloy Tarazona, estaban en un complot para eliminarlo y tomar
el poder. Apresa al Indio y Eustoquio
muere al poco tiempo en extrañas circunstancias. Posteriormente Tarazona es
expulsado a Colombia y se le expropian todos sus bienes, que eran cuantiosos.
Cuando
Pérez Jiménez se convierte en mandatario, el Indio vuelve al país convencido de que puede recuperar sus
propiedades, lo cual es alentado por el gobierno de Venezuela. Pero al llegar
lo detienen y lo someten a terribles torturas en la Cárcel El Obispo. Desde la
muerte de Gómez circulaba el rumor de que existía un tesoro con esmeraldas, oro
y morocotas, que Tarazona había enterrado por órdenes del dictador.
En
las sesiones de tortura Eloy había dado diferentes direcciones y se había
excavado sin suerte en diversos lugares del Parque Nacional Henry Pittier,
que para aquellos tiempos se llamaba Rancho Grande. Sucedió que en esta época vino
a Venezuela el mentalista, clarividente y experto en hipnosis español Fassman,
quien se presentó en el Teatro Nacional de Caracas. Las crónicas dicen que fue
en el otoño de 1953, por lo que debe haber sucedido entre los meses de
septiembre y octubre.
Fassman
fue contratado por el gobierno de Pérez Jiménez para someter al Indio a hipnosis y que así confesara
dónde estaban los baúles con las morocotas. Pero Eloy decía que el espíritu de
Gómez le impedía develar el secreto. A finales de 1953 Tarazona enloqueció y
murió ese mismo año de inanición. No se sabe si porque se negó a alimentarse o
porque le suspendieron la comida. El tesoro nunca apareció, por lo que es
posible que siga escondido en algún lugar de la geografía venezolana.
Juan Crisóstomo Gómez
Mejor
conocido como Don Juancho o Juanchito, Juan Crisóstomo Gómez (1860-1923)
hermano del Benemérito, era el gobernador del Distrito Federal desde 1915. En 1922 además
fue designado Primer Vicepresidente, mientras que la segunda Vicepresidencia
estaba ocupada por José Vicente Gómez Bello, también llamado Vicentico, hijo de
Juan Vicente Gómez con Dionisia, su primera pareja.
De
acuerdo al censo de 1920, el Distrito Federal contaba con 107.236 habitantes.
Esta entidad estaba conformada por los municipios Libertador y Vargas. El Municipio
Libertador comprendía las parroquias: Catedral, Altagracia, La Candelaria, La
Pastora, San José, San Juan, Santa Rosalía y Santa Teresa, además de las
foráneas: El Recreo, El Valle, Macarao y Antímano. Por su parte, el Municipio
Vargas estaba dividido en tres parroquias: La Guaira, Maiquetía y Macuto.
Cuentan
que el Gobernador era diferente al resto de los Gómez, ya que estaba interesado
en otros asuntos, aunque dicen que en muchos casos indicaba a quien debían a torturar, según
la rabia que le tuviera. Ciertamente Juanchito estaba más pendiente de ir a la moda,
con trajes finos europeos y perfume francés. Le gustaba acudir a las mesas de
las familias aristocráticas que lo adulaban, así como asistir a las tertulias,
óperas y obras de teatro con sus amigos.
Don
Juancho amaneció el 1 de julio de 1923 asesinado de múltiples puñaladas en su
habitación del Palacio de Miraflores, que como es de imaginar estaba
fuertemente custodiado. Sin lugar a
dudas, el homicida debía ser una persona muy cercana, que tuviera acceso y
confianza. Este crimen se convirtió en un gran misterio y nunca se supo la
causa, ni qué fue exactamente lo sucedido.
Extrañamente nadie vio ni escuchó nada.
Dicen
las fuentes que el hecho se detectó cuando los empleados de servicio echaron de
menos que Juancho no se levantara, como siempre de madrugada, y acudiera a la
cocina a tomarse su café. Al ir a su habitación encontraron que la puerta
estaba cerrada, cosa que tampoco era habitual. Entonces le avisaron a Tarazona
que abrió la puerta y se encontró con la dantesca escena. Al Indio le tocó informar de la noticia a
Juan Vicente Gómez.
El
dictador, apenas se enteró de lo ocurrido, ordenó enterrar a Juancho sin
permitir una autopsia. Se hizo una ceremonia en el Salón Sol del Perú de
Miraflores, que está muy cerca de la habitación donde dormía Juancho, y luego
se pasó a la inhumación en el Cementerio General del Sur. Acto seguido
comenzaron las torturas más atroces. Muchos militares que esa noche tenían
guardia, y civiles que estaban de servicio, fueron asesinados para que no
hablaran.
Históricamente
se han manejado varias hipótesis acerca de este magnicidio: causas pasionales,
motivos políticos, venganza, o una mezcla de las anteriores lo que parece ser
más cierto. Desde el año 1921, cuando Gómez se enfermó de la próstata, había
muchas discusiones acerca de quién sería el sucesor, lo cual dividió a la
familia. Unos apoyaban a Juancho y otros a José Vicente.
Por
otra parte, Juanchito había impedido el casamiento de una hija de Dionisia -la primera pareja de Gómez- concebida en un matrimonio anterior. La novia, que ya contaba con algunos años,
se iba a desposar con un primo de los Gómez. Cuando el prometido rompió la
relación a consecuencia de la cizaña que le sembró Juancho, la mujer se suicidó,
ante lo cual la madre juró venganza.
Cuentan
que esa noche el Gobernador había asistido a una función en el teatro Olimpia, acompañado
de su amigo y supuestamente amante Vito Modesto Franklin, quien al parecer
pasaba bastante tiempo en su habitación de Miraflores. Algunos afirman que a Juanchito
le atraía Vito por lo extravagante e irreverente y le encantaba aparecer en
todos los lugares públicos con él. No se sabe si Juancho estaba al tanto de lo
que la gente murmuraba.
Según
se supo, el autor material del homicidio fue un joven oficial llamado Isidro
Barrientos, quien ocupaba el cargo de Capitán de la Guardia de Miraflores. Se
piensa que Isidro había sido amante de Juancho y fue desplazado. También están
los que afirman que Isidro y Juancho no fueron amantes sino rivales, y que el
segundo le había quitado el marido al primero, aunque se desconoce quién puede
haber sido la manzana de la discordia.
A Isidro
lo torturaron salvajemente, hasta que declaró que él había matado al
Gobernador, por lo cual existen dudas sobre si realmente cometió el delito.
Luego lo enviaron a La Rotunda y más tarde lo sacaron para ajusticiarlo. Poco
tiempo después el Benemérito destituyó a su hijo mayor, quien era el segundo Vicepresidente, y
a Dionisia la expulsó del país enviándola a Francia. Dicen que Barrientos en
sus confesiones aseguró que había sido incitado al crimen por estas dos
personas.
Vito Modesto Franklin Montes
Vito
Modesto Franklin, mejor conocido como Duque de Rocanegras, fue un famosísimo
personaje de la década de 1920. Era habitué de la Plaza Bolívar, donde todos
los días acudía después de las diez de la mañana, cuando salía de su casa
ubicada en la Esquina de Glorieta. Vito era la elegancia personificada. Vestía
traje de levita de diversos colores, guantes, corbata de seda, sombrero de copa
y en las noches de gala llevaba una rosa en el ojal.
Además
usaba peluca y se maquillaba el rostro con polvo de arroz. Por esta época ya
rondaba los sesenta años aunque aparentaba cuarenta. Su parecido con Oscar
Wilde era notorio. De este dandy caraqueño proviene el vocablo vitoquear,
que quiere decir presumir o arreglarse en demasía. Mucho se hablaba sobre Vito,
quien tenía una historia algo turbia y además, según se murmuraba, era el amante
del Gobernador del Distrito Federal, hermano de Juan Vicente Gómez.
Ciertamente
Juancho y Vito eran vistos juntos con frecuencia. El Duque ostentaba joyas
costosas, tenía un carro último modelo y se compró el teatro Olimpia, el cual
quedaba de Reducto a Glorieta muy cerca de su residencia. Este hecho llamaba especialmente
la atención, porque Vito procedía de una familia muy humilde y sólo se había desempeñado
como caletero del Puerto de La Guaira, ciudad donde nació en el año 1860.
Desde
muy joven solía frecuentar los bajos fondos, sobre todo los lupanares y sitios
de juego de un barrio cercano al puerto. Debido a un grave incidente en uno de
estos locales de mala muerte, estuvo preso por tres años en la cárcel de
Maiquetía. Posteriormente logró viajar a Europa y regresó ya sobre los años de
1920 haciendo gala de un refinado vocabulario, al que había incorporado
palabras en inglés, francés e italiano.
Según
cuentan, el título nobiliario le fue otorgado en unos carnavales, cuando el
humorista satírico Leoncio Martínez (Leo) del periódico Fantoche, tuvo la idea
de darle el nombramiento. Por su teatro pasaron reconocidas estrellas femeninas
del cuplé a las que solía cortejar, ya que al parecer Vito no era gay, sino que
aprovechaba sus encantos como fuente de ingresos. El teatro Olimpia además recibió
a ilustres visitantes, entre ellos Enrique de Borbón, primo del rey Alfonso
XIII de España.
Este
último retó a Vito a un duelo, debido a un impasse relacionado con la cantante Carmen
Flores. Se citaron en El Calvario pero al final Enrique no apareció. Al evento acudió
media Caracas y, ante la inasistencia del Borbón, el Duque de Rocanegras fue
cargado en hombros hasta la Plaza Bolívar. En 1930 Vito sufrió un terrible percance
y perdió una pierna, para morir ocho años después
El tren Caracas-La Guaira
El
ferrocarril partía de la estación Caño Amarillo y llegaba a la que estaba muy cerca
del puerto de La Guaira. El sistema fue inaugurado el 25 de julio de 1883 por
Antonio Guzmán Blanco (1829-1899) para celebrar el centenario del natalicio de
Simón Bolívar. Al año siguiente Joaquín Crespo (1841-1898) se compró buena
parte de los terrenos aledaños y construyó su casa, la cual se llama Villa Santa Inés y actualmente es
Patrimonio Cultural de Caracas.
El
tren era a vapor y recorría 37 kilómetros en aproximadamente dos horas.
Posteriormente, cuando en 1927 se inaugura el nuevo ferrocarril que funcionaba
con electricidad, el viaje se reduce a 75 minutos. Este medio de transporte
estuvo funcionando hasta 1951, ya que un fenómeno meteorológico parecido a la
Tragedia de Vargas del año 1999 destruyó el tendido eléctrico.
El
evento tuvo lugar entre los días 15 y 17 de febrero de 1951. En esa oportunidad el río
Naiguatá se desbordó llevándose al mar numerosas casas y vidas. El gobierno de
Germán Suárez Flamerich, que era un simulacro y estaba realmente dirigido por Marcos Pérez Jiménez, no
tuvo interés en recuperarlo. Para esa época ya estaban construyendo la
Autopista Caracas-La Guaira que fue inaugurada el 2 de diciembre de 1953.
Antes
de 1883, el trayecto desde La Guaira a Caracas se cubría en doce horas. Se
usaban carros tirados por caballos, los cuales eran conocidos como Coches
Delfino por el nombre de su dueño. La entrada a Caracas se hacía por el Camino de Catia, que luego se convirtió en la Avenida Sucre. Los pasajeros salían del Hotel Neptuno, ubicado
en la subida del barrio Muchinga, diagonal a la Casa Guipuzcoana de La Guaira, y llegaban al Hotel La France, en la
Esquina de La Bolsa, muy cerca de la Plaza Bolívar de Caracas.
El
barrio Muchinga era la típica zona portuaria llena de casas de juegos y burdeles,
que se alimentaban de los marineros y caleteros buscando diversión. Los
habitantes de Muchinga permanecieron por generaciones y generaciones en estas
calles estrechas y empinadas, al pie del Ávila y frente al mar, hasta que el
barrio fue clausurado en 1949. Subiendo el cerro se accede al Camino de los Españoles, que comienza a partir del Castillo San Carlos y llega hasta Puerta
Caracas en La Pastora.
En
Muchinga se ambientó el film La Balandra
Isabel llegó esta tarde, inspirada en la novela de Guillermo Meneses (1911-1978),
quien fuera esposo de Sofía Imber. La película se estrenó en 1950 y al año
siguiente ganó un premio Cannes a la mejor fotografía. En el barrio Muchinga
también se filmaron otros largometrajes, aunque menos reconocidos. Recientemente
en este lugar se han descubierto antiguas bóvedas enterradas, cuando se estaba
excavando para construir una plaza.
Balneario Macuto
El
Balneario Macuto se inaugura el 10 de febrero de 1877, algunos años antes de
que existiera el tren. Antonio Guzmán Blanco, impresionado con las modas
europeas, quiso tener su Biarritz venezolano, que es como muchos empezaron a
llamar a los baños de Macuto. Posteriormente lo reinaugura el 25 de enero de
1885. Como medida de decoro, se hicieron dos playas que estaban divididas por
un muro de piedra: una para mujeres y otra para hombres.
Cerca de Macuto, Guzmán
Blanco se compró un gran lote de terreno y construyó La Guzmania como casa de vacaciones,
la cual le dio nombre a la urbanización. Mucha gente importante no se quiso quedar atrás y también levantó su
mansión en la zona. Entre ellos Joaquín Crespo, que erigió La Crespera como regalo para su esposa Jacinta. Esta lujosa
mansión actualmente es una escuela de música pero está sumamente deteriorada,
aunque corrió con mejor suerte que La Guzmania, casi destruida por la crecida
del río Macuto en 1999.
En
la época de Gómez, Macuto fue un exclusivo lugar de veraneo donde acudía la
crema y nata de la sociedad caraqueña. El Benemérito se compró la Crespera y La
Guzmania, además de que se hizo otras dos casas, llamadas La Azuleja y Quinta
13, una contigua a la otra. Estas últimas se ubican en el sector de Las Quince
Letras y dicen que fueron saqueadas al caer la dictadura. A partir de 1951
ambas funcionaron como sede de la Escuela Náutica y posteriormente del Instituto
Universitario de la Marina Mercante.
Pero
la gran obra de Juan Vicente Gómez fue el Hotel Miramar, una joya histórica hoy
totalmente abandonada. Este hotel fue diseñado
por el arquitecto Alejandro Chataing, quien ganó la licitación con el seudónimo
de Miramar. Inaugurado en 1928, fue el primer hotel de lujo del litoral. Tenía
piscinas, canchas, un ascensor que fue toda una novedad para la época, parques,
terrazas con mesas y vista al mar, casino y hasta un grupo musical privado
llamado The Famous Billys Orchestra.
Gómez
adoraba Macuto y cuando no estaba en Maracay o en la capital pasaba temporadas en algunas de sus casas o en el Hotel Miramar. Se comentaba que la brisa del litoral le
cambiaba el carácter y muchas mujeres acudían a pedir clemencia para sus hijos
o maridos presos. Entre ellas la esposa de Román Delgado Chalbaud, que de paso era su
comadre. Pero Gómez no perdonaba una traición y dijo que Chalbaud sería el
último en salir de La Rotunda.
Todo
el mundo viajaba en tren, ya que el primer carro llegó a Venezuela en 1904 y
para el año 1919 apenas había seiscientos vehículos en toda Caracas. Las
familias generalmente se alojaban en las pensiones de primera categoría
atendidas por sus propios dueños. Eran construcciones coloniales que se ubicaban a lo largo del
Paseo Macuto, el cual estaba lleno de mesas y permanecía amenizado con música y
gente consumiendo hasta altas horas de la noche.
A principios
de agosto de 1948, un torrencial aguacero que duró varios días, y la crecida
del río Macuto, destruyeron el balneario y las casas, arrastrando también a la
gente hacia el mar. Posteriormente, a partir de los años cincuenta, comenzaron
a aparecer clubes privados de playas y hoteles de lujo hacia los lados de
Caraballeda, lo que hizo perder el interés en rescatar el Balneario Macuto.
Hipódromo El Paraíso
Otro
de los distinguidos lugares de la época fue el Hipódromo El Paraíso, donde no sólo se iba a ver las
carreras de caballos o apostar, sino que además contaba con un lujoso local, llamado
el Pabellón de El Paraíso. En este
gran salón se hacían grandes bailes y se presentaban los artistas
internacionales más renombrados, además de tener fama por sus exquisitos platos
y contar con dos reconocidos grupos musicales cuyos nombres eran Las Estrellas Melódicas y Ralph and His Orchestra.
Juan
Vicente Gómez era asiduo visitante y entusiasta de las carreras de caballos, así
como también en el mencionado local se realizaban los grandes eventos
oficiales. El Pabellón del Hipódromo
fue construido a instancias del Benemérito a principios de la década de 1930. Desde
el año 1910 el dictador se había apropiado del negocio de las carreras, donde
además participaban los caballos criados en su hacienda de Maracay.
El
famoso salón de fiestas estaba donde hoy se encuentra el liceo Edoardo Crema, que anteriormente fue el
Liceo Aplicación, muy cerca del Instituto Pedagógico de la Avenida Páez de El
Paraíso. En cuanto al hipódromo, ocupaba el espacio que actualmente corresponde
al Parque Naciones Unidas. Este estadio de carreras fue construido sobre los
terrenos de una hacienda llamada El Paraíso
e inaugurado el 8 de febrero de 1908, cuando Cipriano Castro aún gobernaba el
país.
La
urbanización de El Paraíso comienza a desarrollarse con Castro, que en 1903 construye
la mansión Villa Zoila en honor a su
esposa, la cual en la actualidad es un museo militar. El hipódromo de El Paraíso
dejó de funcionar en 1959, al inaugurarse La
Rinconada. Anteriormente, desde 1896 hasta 1900, había existido el Hipódromo de Sabana Grande en la
urbanización Las Delicias, estrenado en la presidencia de Joaquín Crespo quien
era un apasionado de la hípica.
El
Hipódromo de Sabana Grande abarcaba una gran extensión. Sólo la pista tenía
1.250 metros de largo que iban de norte a sur, por lo que gran parte de las casas
y edificios que fueron construidos posteriormente están sobre este terreno.
Dicen que las caballerizas se ubicaban frente a la Iglesia El Recreo. En aquellos tiempos Sabana Grande era un lugar
bastante alejado de Caracas, al que se llegaba en el tren que salía de la
Estación Quebrada Honda, ubicada donde está la actual Mezquita.
Es
ferrocarril finalizaba su recorrido en los Valles del Tuy, pasando por Petare. En
el tramo de Sabana Grande circulaba por la Calle de La Línea, que actualmente
es la Avenida Libertador. Paraba en muchas estaciones. Una donde mucha gente se
bajaba era en Los Dos Caminos, porque allí estaba la Panadería Sucre, fundada
en 1912, famosa por sus golfeados. Gómez la visitó personalmente para comprobar
si de verdad eran tan deliciosos, quedando gratamente sorprendido.
El centro de Caracas
Aunque
las clases privilegiadas tenían muchas opciones para divertirse, la vida social
se concentraba en el centro de Caracas. Tanto mujeres como hombres iban siempre
elegantemente vestidos, ya fuera para asistir a las retretas de los jueves y
los domingos o acudir a los bailes. Ir al teatro exigía una etiqueta especial: los
caballeros usaban smoking de color oscuro, mientras que las damas seguían la
moda europea y se engalanaban con plumas y largos collares de perlas.
La
Plaza Bolívar y sus contornos eran muy concurridos. En los alrededores existieron
famosos hoteles tales como el Klindt,
situado en la acera norte frente a la plaza y para cuyos huéspedes se reservaba
el último vagón del tren Caracas-La Guaira. Este hotel ocupaba buena parte de
la cuadra. Tenía un patio central lleno de plantas y tres pisos con hermosas
escaleras. Fue demolido en 1967 y el terreno se convirtió en un estacionamiento
para funcionarios del gobierno, lo cual se mantiene hasta el sol de hoy.
También
el Majestic es inolvidable. Estaba ubicado frente al Teatro Municipal y fue
donde se alojó Gardel cuando vino a Caracas en 1935. En el Majestic trabajó
Aquiles Nazoa como botones y Aldemaro Romero tocó el piano. El hotel poseía
cinco pisos y cuando se inauguró en 1930 era uno de los edificios más altos de Caracas.
Fue demolido en el año 1949 para permitir las construcciones del Centro Simón
Bolívar.
Otro de los lugares favoritos del público era La Atarraya, que quedaba en la plaza San
Jacinto y existió como restaurante hasta el año 2018 cuando fue expropiado por la Alcaldía de Caracas. También estaba el Bar
Iberia, que se situaba en la esquina de La Torre, diagonal a la Catedral, donde tocaba
un reconocido conjunto musical, llamado Los Cañoneros de Caracas, que amenizaba el local desde que abría. Este grupo, además, llevaba serenatas a los vecinos cuando alguno estaba de cumpleaños o tenía cualquier otra celebración en su casa.
En
esta misma esquina de La Torre, frente a la Catedral hacia el norte, se puede apreciar un
edificio que se ha mantenido intacto. Aquí existió un hotel, llamado
Madrid, donde estaba la famosísima sala de baile Roof Garden, la cual abría a las 9:00 p.m. y cerraba a las 4:00
a.m. En este local estuvo tocando la banda Mingo
And His Wopee Kids hasta el año 1937 y posteriormente Luis Frómeta con el
grupo Billo´s Happy Boys.
Otro lugar muy visitado era la Cervecería Strich,
que se localizaba en la planta baja del Hotel
Klindt, frente a la Plaza Bolívar. En este bar vendían una deliciosa cerveza
artesanal que era envasada en barriles de madera. Además estaba La India, una
reconocida heladería ubicada entre las esquinas de Las Gradillas y Sociedad que
también servía bebidas alcohólicas, al igual que la heladería La Francia en la Esquina de Las Monjas.
Durante
muchísimos años fue una tradición reunirse en la Plaza Bolívar el 31 de
diciembre a esperar el cañonazo. Éste provenía del Cuartel San Carlos y era
emitido a través de una pieza de artillería pesada que llamaban La Cochina. A partir del siglo XX se produjo
un cambio y el cañonazo pasó a ser responsabilidad de la Academia Militar de
Venezuela en La Planicie, hoy mejor conocida como Cuartel de la Montaña.
Juan
Vicente Gómez muere en diciembre de 1935 marcando el final de un largo período
de dictadura. La dinámica del país cambia y comienzan a desarrollarse las
urbanizaciones. Surgen los clubes privados y más tarde los centros comerciales,
lo cual hace que el centro de Caracas pierda relevancia. El desarrollo destruye
obras importantes y la Plaza Bolívar queda, en gran medida, únicamente para las
celebraciones patrias.
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