jueves, 14 de enero de 2021

36 años de dictadura

 


Entre los años 1899 y 1935 Venezuela padeció la dictadura más cruenta de su acontecer. Este período se sitúa dentro de uno más amplio, conocido como la Hegemonía Andina, que duró 46 años, comenzando con la llegada de las tropas de Cipriano Castro a Caracas, el 22 de octubre de 1899, y culminando con el golpe de Estado a Isaías Medina Angarita el 18 de octubre de 1945. Los horrores que sufrieron los que se opusieron a Castro y a Gómez no deberían de quedar en el olvido.

En general, los libros de historia, aunque resaltan lo terrible que fueron las dictaduras de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez, se remiten a los datos, acontecimientos  y fechas clave, sin entrar en mucho detalle porque los textos serían interminables. Al respecto, si se quiere profundizar en lo que pasó, nada mejor que recurrir al testimonio de alguien que vivió esta época en carne propia.

Lo que aquí se narra está basado principalmente en “Memorias de un venezolano en la decadencia” de José Rafael Pocaterra (1889-1955), aunque también se recurren a otras fuentes en cuanto a los antecedentes, cronología, así como algunas otras informaciones relevantes. Pocaterra, que aparte de ser escritor fue periodista contestatario y conspiró contra Gómez,  estuvo preso en el Castillo de Puerto Cabello, en el de San Carlos (Lago de Maracaibo), y finalmente en La Rotunda.

1.   Venezuela antes de Castro

Es importante hacer referencia a los gobiernos que precedieron la dictadura de Cipriano Castro (Capacho, 11 de octubre de 1859 - Puerto Rico, 5 de diciembre de 1924), puesto que su Revolución Liberal Restauradora estuvo relacionada con los presidentes del período histórico comprendido entre 1870 y 1899. En este lapso se sucedieron diez mandatos y  prácticamente en cada uno de ellos se produjo una reforma constitucional, para adecuar la carta magna a la conveniencia del gobierno de turno.  

Presidentes anteriores a Cipriano Castro a partir de 1870

  • 1870-1877 Antonio Guzmán Blanco
  • 1877-1878 Francisco Linares Alcántara
  • 1879-1884 Antonio Guzmán Blanco
  • 1884-1886 Joaquín Crespo
  • 1886-1888 Antonio Guzmán Blanco
  • 1887-1888 Hermógenes López (encargado en el tercer período de Guzmán Blanco)
  • 1888-1890 Juan Pablo Rojas Paúl
  • 1890-1892 Raimundo Andueza Palacios
  • 1892-1898 Joaquín Crespo
  • 1898-1899 Ignacio Andrade 

Estos 29 años están dominados por la figura de Antonio Guzmán Blanco (Caracas 1829 - París 1899), quien mandó durante 14 años de forma directa y en el resto de los períodos puso en la presidencia a sus candidatos: Francisco Linares Alcántara, Joaquín Crespo y Juan Rojas Paúl, de los cuales sólo Joaquín Crespo le fue fiel.

Juan Rojas Paúl se rebeló apenas tomó el poder  y, luego de terminar su mandato, se las ingenió para colocar a su hombre de confianza Raimundo Andueza Palacios, por lo que Joaquín Crespo se alza con la Revolución Legalista y asume una segunda presidencia. Este último,  una vez  concluido su período, aupó a Ignacio Andrade, que llegó a la presidencia mediante unas elecciones a todas luces fraudulentas.

El tema constitucional tuvo gran relevancia para los dos partidos que en esta etapa dominaron la escena política: Partido Liberal Amarillo (Antonio Guzmán Blanco y sus seguidores) y Partido Liberal Nacionalista. El asunto fundamental era la forma de gobierno, centralista o federalista, que se remontaba a la Constitución sancionada el 28 de marzo de 1864, así como la duración de los períodos presidenciales.

La carta magna de 1864 se aprobó después del triunfo de los federales, cuando Juan Crisóstomo Falcón, a través del pacto con Páez denominado Tratado de Coche, da por concluida la Guerra Federal y asume la presidencia provisional hasta que es ratificado.

El Ilustre Americano

En el momento que se implementa la Constitución de 1864 bajo la presidencia de Juan Crisóstomo Falcón, el país pasa a llamarse Estados Unidos de Venezuela. Se instaura el sistema federal y la República se divide en 20 estados con autonomía, además de un Distrito Federal. Por otra parte, el período presidencial era de cuatro años sin reelección inmediata.

Es importante resaltar que Antonio Guzmán Blanco participó en la Guerra Federal, y luego, como Vicepresidente, estuvo al mando de la República mientras que Juan Crisóstomo Falcón, quien era el Presidente, se dedicaba a apagar todos los fuegos que se prendieron una vez que los estados tuvieron independencia para manejar sus propios asuntos.

El gobierno de Juan Crisóstomo Falcón recibió un golpe de Estado en el año 1868 por parte de José Tadeo Monagas y su Revolución Azul, pero luego Guzmán Blanco toma el poder nuevamente en 1870 con la Revolución de Abril, aunque su mandato comienza oficialmente en 1873 cuando el Congreso lo nombra Presidente.

Esto sucede porque, a pesar de que Guzmán Blanco gobernaba de facto desde 1870, tuvo que dedicarse por unos años a combatir a los enemigos. Guzmán Blanco decía que Venezuela era como “un cuero seco” ya que se aplastaba por un lado y se levantaba por otro, en alusión a todos los alzamientos que enfrentó.

Por la Constitución de 1864 el período de Guzmán Blanco culminaba en 1877, lo cual representó siete años consecutivos de mandato que son conocidos como el Septenio, donde además se le otorgó el título de  “Ilustre Americano” y él se mandó a construir dos estatuas: una ecuestre ubicada en las inmediaciones de la antigua Universidad Central de Venezuela y otra en El Calvario.

Pero en 1874 se promulga una nueva Constitución que lleva el período presidencial a dos años, sin reelección inmediata, lo cual favorecía la posibilidad de que Guzmán Blanco, pusiera y quitara presidentes de forma rápida. Obviamente, el nuevo período presidencial entraría a regir una vez que Guzmán Blanco terminara su mandato, aunque hubo una excepción durante su siguiente gobierno denominado el Quinquenio (1879-1884).

En 1879, estando Guzmán Blanco en Francia, sucede otro alzamiento y el Ilustre Americano se viene para combatirlo; funge como presidente provisional y luego es nombrado Presidente Constitucional por el Congreso, lo que le facilitó cinco años más de gobierno. Posteriormente, cuando termina la primera presidencia de Joaquín Crespo sale electo nuevamente como primer mandatario para el periodo 1886-1888, pero deja encargado a Hermógenes López durante un año.

2. Los andinos al poder 

Cipriano Castro se encontraba exiliado en Cúcuta desde el año 1892, cuando Joaquín Crespo se impuso con su Revolución Legalista contra el gobierno de Raimundo Andueza Palacios. Castro era un político seguidor de este último y participó en la defensa de su gobierno. En Cúcuta se había casado con Zoila Rosa, conocida como “Doña Zoila” quien, a decir de varias víctimas torturadas por la dictadura de su marido, intercedió en distintas oportunidades y logró salvar algunas vidas.

Castro había arrastrado con él a su compadre Juan Vicente Gómez, al que había conocido en  1889 y luego se hicieron muy amigos. Gómez no era político y apenas sabía leer, escribir y sacar cuentas, pero con sus bienes, procedentes de su Hacienda La Mulera (donde nació), que había manejado de manera muy eficiente, además del producto que le proporcionaba el contrabando de ganado y café,  financiaba el movimiento político de Castro y con él pasó los siete años de exilio.

Cuando Ignacio Andrade llega a la presidencia, extrañamente con el 99% de los votos, y luego promulga la Constitución Federal de 1864, Cipriano Castro decide alzarse. De acuerdo a los historiadores, esto sucede porque en ese momento Castro ve una buena oportunidad para tomar el poder por las armas sin mucha resistencia, por el gran descontento imperante contra Ignacio Andrade.

Por otra parte, en los andinos existía un gran reconcomio contra los gobiernos que desde Caracas comandaban al país, ya que el Táchira era una de las zonas más ricas por su producción de café y estaba en el total abandono. Igual sucedía con el resto de los estados de Venezuela, ya que sus mandatarios eran seleccionados a dedo desde la capital y en la mayoría de los casos ni siquiera habían nacido en la región que gobernaban.

Castro entra triunfante en Caracas el 22 de octubre de 1899, seguido de su ejército de soldados andinos y otros que se le habían plegado por el camino. También llega con él un grupo de intelectuales procedentes del estado Carabobo, que fue conocido como el Círculo Valenciano y que supo cautivarlo; éstos se encargaron de mal poner a Gómez con su compadre, lo que le hizo sufrir humillaciones y ocasionó que el futuro dictador fuera acumulando mucha rabia.

No más arribar, luego de un desfile, Castro se lanza un discurso patriótico en el Salón Elíptico del Palacio Federal y posteriormente es aclamado por la sociedad capitalina. Para los soldados andinos, Caracas significó un shock por las diferencias culturales y espaciales con respecto a su región de origen; no cabían en ninguna parte y fueron alojados en museos y otros lugares improvisados, mientras que los caballos pastaban en la Plaza Bolívar, que llenó rápidamente de excrementos.

Por otra parte, los caraqueños se burlaban de la tropa andina; ésta reaccionaba de forma airada y al estar armada más de uno fue malogrado, aunque también unos cuantos andinos resultaron masacrados en algunos barrios. Comenzaba una época terrible que nadie se imaginaba ni podía predecir, no sólo por el choque cultural, sino por toda la crueldad que se impuso. A partir de esta fecha se inició un período de 36 años de dictadura, y 46 años de Hegemonía Andina que se distribuyeron de la siguiente forma:

  • 1899-1908 Cipriano Castro
  • 1908-1935 Juan Vicente Gómez
  • 1936-1941 Eleazar López Contreras
  • 1941-1945 Isaías Medina Angarita

3. El Restaurador  

Todas las descripciones acerca del triunfador de la Revolución Liberal Restauradora –quien fue llamado El Restaurador- coinciden en que era un hombre de significativa baja estura, lo que le hizo ganar el apodo de “enano”; acostumbraba a vestir con una levita gris y tenía una larga barba oscura terminada en punta. En cuanto a su personalidad, dicen que era inquieto, locuaz, nervioso, comunicativo y colérico. Las cualidades que mayormente lo distinguieron fueron las de ser un mujeriego enfermizo y un apasionado orador.

Deslumbrado con la vida citadina, pronto se dio a la bebida, a las comilonas y a las orgías, lo cual sucedía cotidianamente y le impedía dedicarse a sus obligaciones de Presidente, cosa que otros aprovechaban, especialmente el Círculo Valenciano. A menudo se daban grandes fiestas en la Casa Amarilla y en ellas Castro hacía gala de sus dotes para la danza, lo que le hizo merecedor de otro mote: “el bailarín desenfrenado”. Miraflores fue Palacio de Gobierno a partir del año 1900, cuando Cipriano Castro alquiló el lugar, luego de tirarse por un balcón de la Casa Amarilla durante el terremoto del 29/10/1900.

El Restaurador se hizo una hermosa quinta en una urbanización que, naciente para aquellos años, fue la primera con fines exclusivamente residenciales, donde se iban  a vivir las familias más prestigiosas. Villa Zoila fue la mansión construida por Castro en El Paraíso (zona que se llamó inicialmente “Ciudad Nueva”), al mismo tiempo que erigió el Cuartel La Planta para que vigilara su residencia y, colindando con Villa Zoila por la parte de atrás, estaba la casa de Juan Vicente Gómez. Igualmente, pronto se levantó el Puente Restaurador sobre el Guaire, que permitía llegar más rápido a la Casa Amarilla

Constituciones y gobierno

Durante los nueve años en los que mandó Cipriano Castro se promulgaron tres Constituciones: 1899, 1901 y 1904. La primera consistió en volver a la del año 1893, que contemplaba un período presidencial de cuatro años sin reelección inmediata y era de corte centralista. Paralelamente se convoca una Asamblea Nacional Constituyente para promulgar una nueva carta magna, que se sanciona el 29/3/1901, donde se lleva el período presidencial a seis años y queda electo Cipriano Castro para el lapso 1902-1908.

Posteriormente, el 27/4/1904, se promulga otra Constitución, que anula el período presidencial y, por nuevos escrutinios, se vuelve a elegir a Castro para el período 1905-1911. Sin embargo, Cipriano, luego de operarse de urgencia en Venezuela debido a una grave afección a los riñones, tiene que salir a finales de 1908 para Alemania a fin de tratarse con un renombrado especialista en ese país, y entonces Juan Vicente Gómez le da un golpe de Estado. El Restaurador no pudo regresar nunca más ya que murió en Puerto Rico en el año 1924.

Lo que mayormente se destaca de la presidencia de Castro es: la construcción de la Academia Militar, que fue inaugurada bajo el mandato de Gómez; el Teatro Nacional; y la promulgación de la Ley de Divorcio Civil que causó gran malestar en la Iglesia Católica. Por otra parte, sus mayores retos fueron: sofocar múltiples alzamientos, que enfrentó con éxito e hizo fortalecer a su gobierno; la gran epidemia de la Peste Bubónica; y el bloqueo de los puertos venezolanos en reclamo a la deuda contraída por el país en los gobiernos anteriores.

Las cárceles

Según testimonios, a pesar de que las prisiones bajo el régimen de Castro fueron muy duras, y una transgresión grave implicaba recibir cien palos a repique marcial de tambor y quedar hecho una piltrafa, lo que dependía también en gran medida de los encargados de los penales, nunca llegaron a ser como bajo el mandato de Gómez. José Rafael Pocaterra estuvo preso en el Castillo de Puerto Cabello y en el de San Carlos durante la dictadura de Castro y nunca fue engrillado como después en La Rotunda con Gómez, donde por cierto conoció a otro condenado que había estado en esta última cárcel con los dos regímenes y le corroboró que existieron notorias diferencias.

En los castillos, por ejemplo, se le permitió salir a tomar el sol y jugar ajedrez en la puerta de la bóveda donde estaba recluido y, aunque estaba prohibido tener cobija y podía ser requisada si la descubrían, al llegar alguien le entregó la que llevaba como parte del equipaje. También se le dejó tener libros y hasta le facilitaron un chinchorro. El mayor problema de estos lugares era la humedad y el golpeteo constante de las olas por estar las celdas debajo del nivel del mar, así como el olor a cloaca y a pescado podrido, además de infinidades de bichos peligrosos como las ratas y los ciempiés. Adicionalmente, el suelo era de arena y el agua se colaba por las grietas de los muros.

Sobre la estadía de Pocaterra en Puerto Cabello hay muchas interesantes anécdotas, dos de las cuales merecen ser citadas.  La primera es que pudo conocer la bóveda en que estuvo Francisco de Miranda en 1811 antes de ser enviado a La Carraca, donde por cierto fue atendido por el realista Don Antonio de Mata Guzmán y Palacio, padre de Antonio Leocadio Guzmán y abuelo de Antonio Guzmán Blanco. Don Antonio, aún siendo su enemigo político, se las arregló para que a Miranda nunca le faltara nada. Incluso le llevaba comida de su casa y le instaló una mesa para que pudiera escribir, facilitándole además los implementos.

La segunda es sobre un detenido que estaba en el Castillo y, debido a que no podía orinar, se moría del dolor; pero le negaron una sonda y la debida atención médica ya que Castro lo tenía prohibido. En una de sus peores noches se escuchaba a lo lejos una gran fiesta, con cohetes, música, y los típicos sonidos de brindis y risas. Era la boda de Román Delgado Chalbaud, que en esa época estaba en el gobierno y todo Puerto Cabello celebraba. Sucedió que, algunos años después, el reo se convirtió en el encargado de La Rotunda donde Román Delgado Chalbaud pasó 14 años de su vida. Este personaje se llamó Duarte Cacique y fue especialmente cruel con todos los presos de La Rotunda; terminó su vida muy mal y al respecto existe otra historia famosa.

4. El Benemérito

Para muchos, la personalidad que mostró Juan Vicente Gómez luego de dar el golpe de Estado el 19 de diciembre de 1908 fue una sorpresa; gente que le había sido muy cercana desde años atrás, comentó que realmente lo conocieron ese día. Muchos dicen que, tras su apariencia de hombre campesino bonachón, se escondía un verdadero monstruo que, como caimán en boca de caño, esperaba su momento. Siempre fue un gran calculador que medía con mucho cuidado tanto lo que hacía como lo que decía, y por tal razón siempre fue hombre de pocas palabras.

 Debido a su forma de ser, introvertida y ensimismada, nunca tuvo facilidad para la oratoria y los discursos; por el contrario, mostraba dificultades para la expresión y acostumbraba a usar muletillas a final de las frases, las cuales solían ser: “Sí señor” y “Cómo le parece”. Cuentan también que aunque rígido no era antipático y que a pesar de ser casi analfabeto tenía una inteligencia muy desarrollada para entender la psicología de quienes le rodeaban y manejarlos a su antojo. Por otra parte, las fuentes indican que Gómez, a diferencia de su compadre Castro, era muy trabajador y  comenzaba su jornada a las cuatro de la mañana para terminar tarde en la noche. Igualmente, aseguran que Juan Vicente creía en la brujería y en los maleficios.

Físicamente era alto y corpulento, barrigón, con el pelo aindiado y unos grandes bigotes. A partir de cierto momento comenzó a usar guantes, una vez que descubrió algunas manchas desagradables en sus manos. Su cara era la de un hombre desconfiado y lo más peculiar de su rostro eran sus ojos maliciosos que inspiraban temor, porque se adivinaba que algo no muy claro se ocultaba tras aquella mirada. Especialistas que han analizado su personalidad coinciden en que la misma se parece mucho a la de Stalin, la cual tenía una muy marcada tendencia hacia el sadismo, como en efecto lo confirman diversos  testimonios y documentos sobre el comportamiento y los procederes del dictador venezolano.  

Respecto a lo anteriormente afirmado, hay constancia de que El Benemérito torturó personalmente en diversas oportunidades. Especialmente, está respaldado lo referente al suceso del el 30 de junio de 1923, cuando su hermano Juancho fue asesinado en Miraflores y los sótanos del Palacio se llenaron de sospechosos. Durante los siguientes días Gómez practicó los más crueles castigos, pero no fue la primera vez. Por otra parte, hubo testigos de que Juan Vicente disfrutaba escuchando las historias de tortura y se burlaba de las reacciones fisiológicas de los presos políticos, cuando eran colgados por sus partes íntimas.

Gobierno

Juan Vicente Gómez, se apodera del poder el 19 de diciembre de 1908, poco tiempo después de la partida de su compadre para Alemania. Antes había entrado en conversaciones con los representantes de los Estados Unidos de Norteamérica, para pactar una defensa en caso de que Castro decidiera alguna invasión a Venezuela. El día del golpe visita los cuarteles para asegurarse la fidelidad de las tropas y luego cita a los ministros a la Casa Amarilla, donde algunos son enviados a la cárcel de ipso facto.

Posteriormente le levanta un expediente al Restaurador, acusándolo de querer matarlo, por un famoso cablegrama de Cipriano que decía: “la culebra se mata por la cabeza”, así como también por haber mandado a fusilar al general Paredes, que había sido detenido luego de un alzamiento. Al mismo tiempo, comienza una feroz persecución hacia los militares y otros funcionarios sospechosos de ser leales al compadre. Pero, por otra parte, libera a todos los presos políticos de Castro y, bajo el lema “Paz y Trabajo”, invita a regresar a los exiliados.

El gobierno de Gómez es recordado por los siguientes hechos:

  • Manejó al país como si fuera su hacienda personal y al presupuesto de la Nación como su caja chica.
  • Se hizo dueño de media Venezuela comprando muchas fincas a precio de gallina flaca, para lo cual también usaba la represión, ya que metía a sus dueños en la cárcel acusándolos de cualquier cosa y los hacía firmar los documentos de compra-venta para evitar castigos peores.  
  • Inauguró la Academia Militar y profesionalizó  a la Fuerzas Armadas, dándole uniformes elegantes, equipos modernos y carrera.
  • Colocó en los cargos más altos, tanto militares como civiles, a sus familiares directos: hijos, hermano, tío, primo y cuñado.
  • Pagó toda la deuda externa.Interconectó al país al inaugurar muchas carreteras: Caracas-Maracay; la Trasandina (Caracas-San Antonio del Táchira); Caracas-Soledad (hasta las orillas del Orinoco); Carretera Caracas-La Guaira; entre muchas otras. Dicen que, en gran parte, para comunicar  sus dispersas propiedades y revalorizarlas.
  • Desarrolló la red de ferrocarriles, el servicio postal y el telégrafo.
  • Subieron los precios del café en los mercados internacionales y empezó a ingresar mucho dinero al país.
  • A partir de 1926 llegó la bonanza petrolera; se comenzaron a otorgar concesiones y el gobierno se alió con la Shell para la explotación de los pozos.

Al ritmo del Charleston, de los desfiles y de las inauguraciones de edificios modernos, avenidas y puentes, para los ojos del mundo Venezuela avanzaba hacia la modernidad y poco o nada se sabía de lo que sucedía en las cárceles, hasta que destacados venezolanos lograron salir y denunciar las atrocidades del régimen.

Por otra parte, el país estaba sumido en la más absoluta pobreza; casi todos los ingresos se destinaban a obras, a sufragar los costos del pesado aparato del Estado y a mantener contentos a los generales y otros altos personeros, mientras que para educación, salud, y bienestar social en general, los presupuestos casi no existían.

El analfabetismo era alarmante, ya que menos del 10% de la población sabía leer, y las peores enfermedades pululaban por doquier. Para completar el cuadro, en el año 1918 se desató la Gripe Española, que afectó a una parte importante de la población, incluyendo a Alí Gómez, uno de los hijos de Juan Vicente, que murió a consecuencia de la pandemia.

Constituciones

Durante el largo mandato de El Benemérito se promulgaron siete Constituciones: 1909, 1914, 1921, 1925, 1928, 1929 y 1931, las cuales servían para adaptar las leyes a las circunstancias y a las necesidades de Gómez de acuerdo al momento. La primera de ellas (1909) fue una ratificación de la carta magna de 1864, con 20 estados y un Distrito Federal, así como cuatro años de gobierno sin reelección inmediata.

Mediante esta estrategia Juan Vicente trató de ganarse a los caudillos regionales, que pasaron a conformar el Consejo Federal de Gobierno (cada uno representaba a dos estados), pero no implicó otorgar autonomía ya que los representantes estatales eran elegidos por el Congreso.

Bajo la Constitución de 1909, Gómez, que era presidente provisional desde que dio el golpe, había sido designado como Jefe de los Ejércitos e igualmente elegido por el Congreso como Presidente Constitucional para el período 1910-1914, por cual en el año 1913 tocaba realizar nuevas elecciones. En esta oportunidad, la mejor solución que encontró El Benemérito fue inventarse una supuesta invasión de Castro y, mientras nombra al doctor José Gil Fortoul como presidente encargado, se declara en campaña militar y fija su cuartel en Maracay.

El ataque fantasma de Castro implicó suspender las garantías y por lo tanto las elecciones. Luego Gómez regresó victorioso y, bajo la nueva Constitución de 1914, que alargaba el período presidencial a siete años, resultó electo para el lapso 1915-1922, pero delegó este cargo en Victorino Márquez Bustillo, ya que a El Benemérito no le gustaba vivir en Caracas. Para los efectos, el Presidente era Márquez Bustillo, que se ocupaba de los asuntos de rutina, pero todas las decisiones, por insignificantes que fueran, emanaban de Maracay donde estaba el Jefe de los Ejércitos.

En 1921 se promulga una nueva reforma que une la figura de Jefe de los Ejércitos con la de Presidente y Gómez es elegido para el período 1922-1929.  En 1925 se elimina la prohibición de que el Presidente viva fuera de Caracas. En 1928 se decide que la sede del Poder Ejecutivo es el lugar donde esté el Presidente. En 1929 se vuelve a la figura de 1914 respecto al mandato simultáneo del Presidente y del Jefe de los Ejércitos, y entonces Gómez comparte el poder con Juan  Bautista Pérez.

Finalmente, en 1931 se vuelven a unir los cargos de Jefe de los Ejércitos y Presidente en uno solo. Por la Constitución de 1929, el período de Juan Vicente Gómez llegaba hasta el 16 de abril de 1936, pero muere el 17 de diciembre de 1935 a consecuencia de una enfermedad de la próstata que se había iniciado en el año 1921.

La Rotunda

Durante la dictadura de Gómez, las cárceles más concurridas por los presos seguían siendo los castillos de Puerto Cabello y San Carlos, así como La Rotunda. Sobre esta última existe el testimonio vívido de José Rafael Pocaterra, quien narra muchos episodios interesantes en sus “Memorias de un venezolano en la decadencia” y describe a varios personajes que conoció durante su estadía en ella durante tres años. De sus anécdotas, vale la pena resaltar lo concerniente a: Nereo, encargado de los presos; y a Duarte Cacique, aquel reo del Castillo de Puerto Cabello que llegó a ser jefe de La Rotunda.

Esta cárcel se ubicaba en los predios de un recinto militar, denominado Cuartel del Hoyo, que comenzaba en la esquina del mismo nombre. La Esquina del Hoyo se encuentra diagonal a la Plaza La Concordia, lugar éste donde estaba el presidio antes de ser demolido por el gobierno de Eleazar López Contreras. Según cuenta Pocaterra, La Rotunda era un edificio de paredes amarillas y se atravesaban varios pasillos y galerías para finalmente arribar a un hueco por el que había que saltar, para entonces toparse con una estructura semicircular de dos niveles, donde había 25 celdas arriba y 23 abajo.

Todos los presos tenían grillos y a veces éstos unían a dos por una pierna. A los del nivel superior, que eran los más nuevos, en la entrada de la celda se les colocaba una cortina blanca ajustada meticulosamente de manera que no entrara ni un rayo de sol y tenían prohibición de asomarse. En el nivel inferior se encontraban los detenidos de mayor antigüedad, que también tenían cortina blanca, pero podían salir eventualmente a una especie de patio central donde había una pileta.

La tela que tapaba las entradas de las cuevas, que eran las celdas, tenían doble función; envueltos en ellas sacaban a los muchos presos que morían por las torturas o las palizas, por la falta de alimento, por las enfermedades, o debido a los envenenamientos que era una forma rutinaria de acabar con ellos. Cuando fallecían, llegaba una ambulancia del Hospital Vargas y se llevaba a los cadáveres en una camilla; luego sus cuerpos eran entregados embojotados a los familiares, con la prohibición de verlos, y se les decía que habían muerto en el hospital.

En la época que llegó Pocaterra a La Rotunda el encargado de los presos era un célebre personaje, quien provenía de la cárcel común por estar acusado de dar muerte a su concubina, pero le habían dado el trabajo de atender a los políticos; una de sus muchas funciones consistía en colocar el ácido arsénico en las comidas. Este sujeto peculiar se llamaba Nereo Pacheco y especialmente se distinguía por ser una de esas personas que disfrutan haciendo su trabajo.

Se levantaba a las cuatro de la mañana y se tomaba la molestia de ir despertando a cada uno de los presos a su cargo, cayéndole a golpes al muro de cada celda, hasta que el susodicho contestaba. Vigilaba celosamente que los detenidos no se comunicaran entre sí, y también solía aplicar castigos de su propia cosecha, como no sacar la lata de los excrementos por varios días o negar el agua de beber; y cuando alguno moría, se ponía a tocar música llanera con su arpa.

Pero sucedió que una mujer de la familia de uno de los presos políticos, llamado Rafael Ricardo Revenga, se casó con alguien cercano a Gómez y por este vínculo salió de La Rotunda. Un buen día Nereo fue enviado al Castillo de Puerto Cabello, donde estuvo por varios años, y por cierto no fue tratado muy bien.

En cuanto a Duarte Cacique, ex reo de Puerto Cabello y luego jefe de La Rotunda, Pocaterra narra que, una vez, uno de los sacerdotes detenidos por haber protestado en sus sermones, fue castigado con una de las variantes favoritas: llenar el calabozo de agua para que murieran de frío, ya que a nadie se le permitía ni siquiera tener una cobija. El Padre Mendoza le rogó a Duarte algo con que abrigarse, a lo que éste contestó que se encomendara a Dios. Semanas después Duarte Cacique tiritaba por una enfermedad extraña que había contraído y murió rogando que le llevaran al cura para que lo perdonara. 

Disidencia

A pesar de que el régimen de Gómez fue extremadamente cruel con los disidentes, muchos venezolanos arriesgaron su seguridad y su vida y se le opusieron. Durante esta larga dictadura se sucedieron más de 22 conatos de golpe. Especialmente a partir del año 1913 se dieron aproximadamente 14 movimientos de importancia, varios de ellos cruciales.

Sin embargo, todos fueron controlados ya que, aparte del numeroso ejército prusiano con que contaba el gobierno, en cualquier sitio de la ciudad existían ojos y oídos de los espías remunerados, quienes podían ser: el vecino, el compañero de trabajo o la universidad, el que atendía el bar o el abasto, el chófer o pasajero del tranvía, el que estaba parado en la esquina, o el que se sentaba en la plaza.

De todos estos sucesos que atentaron contra la estabilidad de la dictadura, los de mayor resonancia histórica son: las protestas estudiantiles de los carnavales de 1928, a la que se unieron oficiales del ejército, así como muchos civiles; y la invasión de Román Delgado Chalbaud en el año 1929.

En el año 1928, con motivo de la Semana del Estudiante, los universitarios iniciaron una protesta pacífica que consistió en dar discursos en lugares emblemáticos de la ciudad tales como la Plaza de La Pastora, el Panteón Nacional, y el Teatro Municipal donde fue coronada la Reina del Carnaval. Estos actos fueron organizados por Raúl Leoni, que para ese momento era Presidente de la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV) y dieron lugar a que sus participantes fueran después históricamente conocidos como la Generación del 28.

Lo importante, y que puso en riesgo al gobierno, fue que los estudiantes fueron apoyados por oficiales jóvenes (entre los que estaba el hijo de Eleazar López Contreras) así como por el pueblo en general. Por tal motivo, muchos fueron apresados y enviados a las cárceles, otros se entregaron en solidaridad con sus compañeros, y un tercer grupo logró escapar, en primera instancia hacia Curazao, y luego hacia otros destinos. En este último lote estaban Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Miguel Otero Silva, quienes en el exterior fueron factor clave para organizarse y seguir denunciando la situación de Venezuela.

Famosa es la invasión a Cumaná por parte del general Román Delgado Chalbaud y sus hombres reclutados en París, donde también venían Pocaterra y su hijo Carlos Delgado Chalbaud que para aquel entonces contaba con 20 años, la cual aconteció antes de amanecer el 11 de agosto de 1929. Habían partido a bordo del Falke el 17 de julio y esperaban a otro contingente en la isla de La Blanquilla, pero muy pocos llegaron; esto hizo detener al barco por tres días esperándolos, lo que también alertó a las fuerzas de Gómez. Adicionalmente, al desembarcar en Cumaná, el plan era que los que venían en el Falke atacaran por el frente y otro grupo hiciera fuego desde la parte de atrás, pero esto tampoco sucedió.  

Román Delgado Chalbaud, quien había estado esperando el gran momento de derrocar al régimen opresor luego de permanecer 14 años en La Rotunda, y que financió la expedición con su propio dinero, falleció de dos disparos el 11 de agosto de 1929 en Cumaná. En cuanto al resto de los combatientes, muchos también murieron, otros fueron apresados, y algunos pudieron regresar heridos al barco que levó anclas a las 8:30 de la mañana de ese día.

Su hijo, Carlos Delgado Chalbaud, también tuvo un final trágico ya que, luego de dar el golpe de Estado a Rómulo Gallegos el 24/11/1948 y pasar a ser Presidente de la Junta Patriótica Militar, el 13/11/1950 fue secuestrado por el grupo de Rafael Simón Urbina y asesinado en unas muy extrañas circunstancias, por causas que nunca quedaron del todo claras.

Fin de la dictadura de Gómez

Los últimos años de El Benemérito no fueron diferentes en cuanto a la persecución y represión de los opositores. Gómez pasó sus  días finales en Maracay, falleciendo a los 78 años en su cama, rodeado por sus familiares y sin haber sufrido ningún castigo por todos los daños ocasionados.

Apenas muere Juan Vicente Gómez, Eleazar López Contreras es elegido para terminar el período presidencial y luego es ratificado por el Congreso para el mandato 1936-1943. Aunque hizo una reforma de la Constitución acortando el período a cinco años, por lo cual mandó hasta 1941 y luego asumió Isaías Medina Angarita.

López Contreras llegó con el lema de “Paz y Cordura”, abrió las cárceles, regresaron los exiliados, La Rotunda fue demolida y los grillos se arrojaron al mar. Pero antes, muchas casas de gomecistas importantes fueron saqueadas y se encontraron documentos que ayudaron a construir la historia de esta horrorosa época.

Con los gobiernos de López Contreras y Medina Angarita comenzaba una transición hacia la democracia, que no prosperó por mucho tiempo ya que, el 24 de noviembre de 1948, apenas 13 años después de fallecido Gómez, se produce el golpe de Estado de Marcos Pérez Jiménez al Presidente Rómulo Gallegos, electo democráticamente, y comienza una nueva dictadura que se prolonga hasta el 23 de enero de 1958. 

 

Fuentes:

-Arráiz Lucca, R. (2007). Venezuela: 1830 a nuestros días. Caracas: Editorial Alfa.

-Chataing, D. (2017). Historia de las ideas en Venezuela. Caracas: Universidad Metropolitana.

-Herrera Luque, F. (1992). En la casa del pez que escupe el agua. Caracas: Editorial Pomaire.

-García Moya, I. (2011). La Caracas que conocí. Caracas: Fundación Editorial el perro y la rana.

-Ortega, D. (1997). Historia de Venezuela. Caracas: Santillana.

-Pocaterra, J.R. (1979). Memorias de un venezolano en la decadencia (Tomos I y II). Caracas: Monte Ávila Editores

-Salcedo-Bastardo, J. L. (1993). Historia Fundamental de Venezuela. Caracas: Universidad Central de Venezuela. Ediciones de la Biblioteca.


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