Aunque mucho
se ha escrito reconociendo la gran importancia histórica del Centauro de los Llanos, también apodado Catire, Taita, o Ciudadano Esclarecido,
entre varios otros, hay algunos autores que tratan de opacar su prestigio tildándolo
de traidor, obviando que existieron causas determinantes, las cuales condujeron
al desencadenamiento de los hechos que desembocaron en La Cosiata.
Páez es el
representante más fiel del caudillismo venezolano y uno de los hombres que preponderantemente
ha marcado la historia, ya que con él nació Venezuela como país. Fue presidente
tres veces entre los años 1830 y 1863 y manejó todos los hilos políticos de la
República durante muchos años.
Su
autobiografía y lo que cuentan sus biógrafos testifican que, a pesar de que se
le pueden hacer muchas críticas, Páez es uno de los políticos más auténticos y
carismáticos que ha tenido Venezuela.
Un llanero recio
José
Antonio nació el 13 de junio de 1790 en una casa muy precaria ubicada a orillas
del río Curpa en el estado Portuguesa. Fue hijo de una familia numerosa de
origen canario y recibió una educación bastante elemental. Por esas cosas del
destino, un buen día, cuando ya tenía 17 años, mató a un hombre en defensa
propia y tuvo que huir de su casa, colocándose como peón en el Hato de La
Calzada.
Allí
se encontró con el zambo Manuelote, un capataz que acostumbraba a humillarlo y
someterlo a duras pruebas, y supo lo que es pasar trabajo. Pero esta ruda experiencia
fue fundamental para su futuro; se convirtió en el gran aprendizaje de su vida
y lo llevó a ser, junto a Bolívar, el hombre de mayor trascendencia en la
Guerra de Independencia.
De
lo que cuenta en su autobiografía se desprende que Páez siempre fue respetuoso
y humilde, al tiempo que muy alegre y bullanguero; en los ratos de ocio
acostumbraba a tocar el cuatro, cantar y bailar, por lo que ganó gran
popularidad entre los peones del hato donde servía, así como de todos los aledaños.
En
La Calzada se hizo un maestro domando potros salvajes, se convirtió en un gran
jinete, y perdió el miedo a atravesar las corrientes peligrosas de los ríos llenos
de caimanes y pirañas. De esta época proviene el apodo de Catire, ya que, aunque era de tez morena, su color de piel
contrastaba con la del resto de los trabajadores.
Por
su valentía y destreza llegó a ser capataz de otra de las haciendas del dueño de
aquellas tierras y también Jefe de los Jinetes del Llano que se encargaban de
proteger a los hatos de Barinas. Los años de 1809 a 1811 fueron de gran
importancia para su vida ya que se casa con Dominga Ortiz, dama de familia
adinerada, y adicionalmente es llamado a ocupar el cargo de soldado de
caballería al servicio de la causa republicana.
Páez
había desarrollado una impresionante fortaleza física que, aunada a sus dotes
naturales de inteligencia y audacia, lo convertían en un llanero recio y
temible.
Héroe de batallas
José Antonio Páez
logra formar un gran ejército que lo admira y lo sigue fielmente, y se hace
famoso por las muchas batallas ganadas. Como todo caudillo
llanero es amable y cercano con su tropa, al tiempo que reconocido por su
magnanimidad con los prisioneros de guerra, lo que hace que muchos de ellos se
conviertan en partidarios.
Bolívar viaja hasta el
hato Cañafístula a comienzos de 1818, se reúne con Páez para pedirle que lo
acepte como jefe y, a partir de ese momento, el Centauro de los Llanos se torna en figura central del movimiento
independentista. Sus hombres eran expertos en el manejo de la lanza y la pelea
cuerpo a cuerpo, además de los mejores y más osados jinetes.
La participación de
Páez y sus lanceros es decisoria el 24 de junio de 1821 en la Batalla de Carabobo,
ya que toman la delantera sorprendiendo a los contrarios para, finalmente,
cuando se les acaban las municiones a los enemigos, rematarlos con las armas
blancas. Por su valentía sin par, Bolívar honra a Páez, reconociéndolo como el
gran héroe de la contienda y nombrándolo General en Jefe de los ejércitos.
Pero hay otra hazaña
del llanero más sorprendente aún con la toma del Castillo de Puerto Cabello,
último reducto de los realistas. El 8 de noviembre de 1823 José Antonio y su
ejército nadan durante la noche en las aguas llenas de lodo que rodean a la
fortaleza y los toman por sorpresa, lo que produce la rendición definitiva de
las tropas leales a la corona.
Durante todos estos
años Páez aprovecha para comprar muchas haciendas, que eran expropiadas a los
realistas, y se convierte en un gran terrateniente al igual que una gran
mayoría de los patriotas. Este hecho sirvió de bandera para los liberales y la
Revolución Federal encabezada por Ezequiel Zamora que, entre los años de 1859 y
1863, sublevaron a los campesinos en pro del reparto de tierras, aunque todo terminó
siendo una farsa.
Cuentos de a caballo
Existen
muchas anécdotas sobre la vida del catire.
Cuentan que un día liberó, él solo
con su caballo, a ciento quince patriotas prisioneros de los realistas: se
presentó en la prisión agarrando por sorpresa a los carceleros y gritando
“¡Adelante!”, como si un gran regimiento lo siguiera, hizo huir despavoridos
a todos los guardias.
También
dicen que acostumbraba
a fingir voces
diferentes, simulando estar acompañado de muchos hombres, y que
amarraba cueros
de vacas a las colas de varios caballos, para que creyeran que un grupo de
jinetes lo acompañaba. Todas estas tretas lo salvaron más de una vez de ser
atacado.
Una
de sus más famosas historias es la que cuenta el mismo José Antonio en su
autobiografía, de la época en que ya era presidente, la cual se refiere al encuentro
con uno de los más temibles bandoleros realistas que, desde los Valles del Tuy
donde tenía su refugio, azotaba a Caracas y sus alrededores.
Páez
se dirige a la montaña donde Cisneros estaba atrincherado con sus hombres y
manda a un emisario para anunciarse, a lo que el guerrillero responde que lo
recibirá como se merece. Sube el Presidente y se encuentra a 200 hombres
armados hasta los dientes con carabinas y machetes.
Cisneros
increpa a Páez y le pregunta que cómo se atreve a llegar hasta allí, a lo que
éste contesta que quiere pactar la paz, pero Cisneros en tono de burla le dice
que ordene algunas maniobras a sus hombres para comprobar su habilidad. En un
momento todos apuntan sus armas contra Páez que, al verse perdido, comienza a
dirigir su propio fusilamiento.
Ante
la valentía de José Antonio, Cisneros manda a parar a sus bandoleros y le dice
al presidente que lo ha vencido y que le será fiel para toda la vida. Respecto
a esta anécdota, los biógrafos cuentan que luego Páez cedió algunas tierras a
Cisneros para que las cultivara, y terminó bautizándole un hijo, por lo que
llegaron a ser compadres.
El poder
Habían pasado más de
seis años desde que la Ley Fundamental de la República Colombia del 12 de
diciembre de 1819 decretara la consolidación de una gran nación formada por los
departamentos de Cundinamarca, Quito y Venezuela. Un año más tarde, en agosto
de 1821, había sido sancionada la nueva Constitución donde se establecía que
Bogotá era la capital. Como Vicepresidente, que para el caso era el mandaba
porque Bolívar siempre estaba en campaña, fue escogido el neogranadino
Francisco de Paula Santander.
Ya esto no gustó mucho
en Venezuela, además de que el poder estaba totalmente centralizado y no se
podía tomar ninguna decisión en los departamentos, sino esperar por las
instrucciones para cualquier detalle, ya estuviera relacionado con la Ley o con
asuntos económicos. Páez había sido nombrado Jefe Militar de nuestro
departamento y existía también la figura de un Intendente, que fueron varios en
un período relativamente corto.
Por otra parte, según cuenta la historia,
Francisco de Paula Santander no era muy pro venezolano que se diga y, a juzgar
por acontecimientos que posteriormente sucedieron, tampoco quería al
Libertador. Pero lo que desencadenó la tormenta, que se llamó La Cosiata por
una obra de teatro que se exhibía en Valencia, fue que Páez actuó
inconsultamente en cierta situación y, al ser llamado a Bogotá a declarar, a lo
cual se negó, fue relevado de su cargo.
Ante esta
circunstancia se reúne la Municipalidad de Valencia el día 30 de abril de 1826
y ratifica a Páez en sus funciones, lo que posteriormente es secundado por
Caracas el 5 de mayo, proclamando al caudillo como Jefe Civil y Militar del
Departamento de Venezuela. Esto hace que Bolívar venga al país en 1827 y
ratifique a Páez, pasando por encima de las decisiones de Bogotá, donde por
cierto las cosas tampoco estaban muy bien y se enfrentaban los partidarios del
federalismo con los del centralismo.
Posteriormente, en el
año 1829 un Congreso reunido en Caracas, específicamente en el convento de San
Francisco, desconoce a Bolívar y nombra a Páez como presidente encargado. En
1830 una Asamblea Constituyente proclama la nueva Constitución de la República
de Venezuela, y en 1831 Páez es elegido por el Congreso como Presidente Constitucional,
cargo que ejercerá hasta 1835.
Páez, en su
autobiografía, refiere que la Gran Nación se había convertido en una especie de
monstruo ingobernable, existiendo una gran incoherencia, muchas contradicciones
y falta de claridad en las políticas. También dice que la separación era algo
inevitable y que nunca fue procurada por él, sino que por circunstancias le
tocó liderarla. Según concuerdan muchos historiadores, el proyecto de Colombia fue
una idea grandiosa, más bien un sueño, muy difícil de concretar.
Aspectos resaltantes de la Constitución de 1830, que fundó la Cuarta República, fueron:
- En contraposición al gobierno centralista de la Constitución anterior, el nuevo régimen era central-federal, lo que permitía la toma de algunas decisiones políticas y económicas a las provincias.
- Existían tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Los períodos presidenciales eran de cuatro años y no se permitía la reelección inmediata.
- No se determinó ningún culto oficial, lo que molestó a la Iglesia Católica, y se abolieron las prerrogativas de las que gozaban el clero y los militares, llevándolos a la condición de ciudadanos comunes.
- Para ser considerado ciudadano era necesario saber leer y escribir, además de tener propiedades o ser profesional, lo cual ya era parte de la Constitución de Cúcuta y se basaba en el Discurso de Angostura de Bolívar (15 de febrero de 1819).
Páez fue Presidente Constitucional
en los períodos 1831-1835 y 1839-1843, y dictador entre los años de 1861 y
1863. Durante una larga etapa, desde su nombramiento como presidente por
primera vez, hasta 1847 en el que
cometió la falla política más grave de su vida, tuvo un gran poder y
ascendencia sobre los presidentes cuando él no estaba mandando. A partir de 1848 perdió el control del país, pero volvió en 1861
y gobernó por tres años. Desde La Cosiata hasta 1863, su carrera como político prominente abarca un
período de 37 años.
Los primeros gobiernos
de Páez se caracterizaron por traer grandes avances sociales y económicos al
país, lo cual está respaldado por estadísticas, y el mayor error que se le achaca
es haberse rodeado de las élites y mandar con ellas, a consecuencia de que éstas
supieron encantarlo, adulándolo y rindiéndole honores y pleitesía.
Vida Privada
En 1821 Páez se separa
de su esposa Dominga Ortiz, aunque el matrimonio nunca pudo ser disuelto
legalmente por no existir el divorcio, y se une a Bárbara Nieves, dama muy
culta que lo inicia en la lectura de autores clásicos y le despierta el gusto
por el teatro, la pintura y todas las artes, al tiempo que lo estimula para que
aprenda idiomas. Barbarita será el gran amor en la vida del Centauro de los Llanos.
En Caracas fijan
residencia en una casa hermosa, especie de palacio, llamada La Viñeta. Estaba ubicada en la
Esquina del Mamey donde hoy se encuentra el Grupo Escolar Francisco Pimentel,
pero ya no es la misma estructura porque fue demolida. Aquí se organizaban
grandes fiestas y veladas donde Barbarita y las hijas cantaban y bailaban, de
modo que La Viñeta era el lugar donde se concentraba la alta sociedad de
Caracas, a pesar de que secretamente criticaban al Presidente por sus maneras
toscas y vivir con una amante.
Cuentan que La Viñeta
tenía los jardines más espectaculares de Caracas y allí se podía admirar la más
variada gama de flores: violetas, jazmines, novios, magnolias y rosas, entre
otras, además de muchas matas de mango y diferentes especies de árboles
exóticos. El jardinero, por cierto, había sido un guerrillero que estuvo a
punto de matar a Páez, pero luego confesó que su pistola no tenía municiones y el
Presidente lo adoptó.
Los biógrafos de José
Antonio refieren que tuvo nueve hijos, aunque podrían ser más. Cuatro con
Dominga: Manuel Antonio, María Antonia, María del Rosario y Hermenegildo.
Cuatro con Barbarita: Úrsula, Juana, Sabas Antonio y Sofía. Y uno con una
señora colombiana, al que no reconoció, que fue pintor y se llamó Ramón
Ricaurte. De este último descendiente así como de su madre no se conoce mucho,
e incluso pocos lo mencionan.
Hay documentos que
atestiguan que Páez ingresó en la masonería a raíz de su contacto con los
ingleses que participaron a favor de la Guerra de Independencia, y al parecer
logró obtener un alto rango en la logia a la que pertenecía. Igualmente, hay
cronistas que refieren su afición por las peleas de gallos y los toros
coleados, lo que en algunas oportunidades le trajo censuras de la Ley por falta
de permisos, a lo cual se sometió aún siendo el presidente.
Según el Doctor
Lisandro Alvarado, Páez era obsesivo a consecuencia de una enfermedad
hereditaria. Este autor hace referencia a Arístides Rojas, quien conoció a la
familia Páez muy de cerca porque estudió con sus hijos, y cuenta que de pequeño
fue mordido por una serpiente venenosa, lo que agravó su tendencia hacia la
neurosis.
Una de sus principales
manías era el pescado, no pudiendo ingerirlo ya que imaginaba que esta carne se
convertiría en un ofidio una vez que llegara a su estómago. También sufría de
ataques de epilepsia cuando algo perturbaba su sistema nervioso, por ejemplo al
ver una culebra, lo cual hacía que se cayera del caballo.
El mismo Centauro ratifica su trastorno en sus
memorias cuando narra que, en las contiendas, al sentir los primeros tiros de
los adversarios, caía en una especie de trance y luego enloquecía, de manera
que sus compañeros de armas tenían que agarrarlo para impedir que se lanzara
impulsivamente contra el enemigo.
Un error imperdonable
En 1840 se funda el
partido Liberal, siendo una de sus principales figuras el caraqueño Antonio
Leocadio Guzmán, que es otro de los personajes típicos y más interesantes de
nuestra historia. Antonio Leocadio fue hijo de un español realista y padre de Antonio
Guzmán Blanco, quien más tarde marcará otros largos años en el devenir
histórico de Venezuela. Desde su periódico El
Venezolano, Antonio Leocadio se dedicó a desprestigiar a Páez y sus
seguidores, ocasionándoles gran daño.
Para las elecciones de
1847 Páez apoya a José Tadeo Monagas, un caudillo de los llanos, en este caso
de los llanos orientales, prócer destacado de la guerra de independencia y otro
de los principales hombres de Bolívar. José Tadeo se había levantado en armas dos
veces contra Páez en su primer gobierno y había sido amnistiado, por lo que no
debería de haber sido el candidato.
Sin embargo, como
cuenta José Antonio en sus memorias, quien para 1847 era Jefe de los Ejércitos,
apoyarlo era una forma de comprometerlo con la República y así evitar que
siguiera constituyendo un peligro. Por otra parte, los conservadores no tenían
un candidato fuerte y dentro del panorama político José Tadeo era el que podía
garantizar la estabilidad.
Pero sucede que,
apenas José Tadeo toma el poder en 1848, se adhiere a los liberales
convirtiéndose en líder de este partido, y además cesa a Páez de sus funciones, por lo
que éste último se subleva, siendo luego apresado y humillado públicamente por las
calles de Valencia y de Caracas. Le colocan unos grillos y lo pasean en medio
de los más terribles insultos orquestados por los seguidores de José Tadeo.
Posteriormente el
insigne llanero es enviado al Castillo de San Antonio en Cumaná, donde se le
encierra en una celda húmeda sin oxígeno. Narra en su autobiografía que la
falta de aire lo obligaba a acostarse en el suelo para respirar por debajo de
la puerta, que no podía recibir cartas de su familia, y que su único ejercicio
consistía en bailar cuando uno de los guardias tocaba la guitarra.
Para esta fecha ya
Barbarita había fallecido. Su esposa Dominga Ortiz intercede para que le
cambien la cárcel por el exilio y el 23 de mayo de 1850 es sacado del castillo,
el cual es rodeado por una multitud que esta vez lo ovaciona, y de una vez
embarcado en un buque que lo espera en el puerto de Cumaná para ser enviado a Saint
Thomas. Desde esta isla luego viaja a Nueva York para ser recibido con honores.
Mientras tanto los
Monagas, entre José Tadeo y José Gregorio turnándose en el poder, implantan una dinastía que durará hasta 1858:
·
José Tadeo Monagas: 1848-1851
·
José Gregorio Monagas: 1851-1855
·
José Tadeo Monagas: 1855-1858 (no terminó el mandato).
Del período de José
Gregorio Monagas es el decreto que otorga la libertad a los esclavos el 24 de
marzo de 1854. Esto fue muy bien acogido
por las familias adineradas y los latifundistas, porque tener esclavos ya no
era negocio. Resultaba muy costoso mantenerlos en relación a lo que producían,
siendo más conveniente liberarlos y luego contratarlos como peones, o bajo la
figura de personal para el servicio doméstico.
En el año 1857, bajo
la segunda presidencia de José Tadeo, se sanciona una nueva Constitución que
alarga el período presidencial a seis años y permite la reelección inmediata,
lo cual evidenció la intención de José Tadeo de permanecer en el poder junto a
sus familiares.
Adicionalmente, José
Tadeo había secuestrado al parlamento y lo utilizaba según sus propios intereses
y, por otra parte, la deuda externa había subido desmesuradamente al tiempo que
había manejos dolosos de los dineros de la Nación y grandes corruptelas que
involucraban a gran parte de los ministros, así como a otros actores ubicados
en cargos importantes.
Esta situación produce
una alianza entre conservadores y liberales para dar un golpe de Estado ante el
excesivo personalismo y desastres del gobierno. Así, se alza de Julián Castro
con la Revolución de Marzo, lo que
obliga a José Tadeo a refugiarse en la delegación francesa en Caracas y
renunciar, mientras que José Gregorio es apresado y enviado al Castillo de San
Carlos en el estado Zulia, donde al poco tiempo muere de cáncer.
Tiempos difíciles
A
partir de la caída de José Tadeo en 1858, vienen quince años que son los más complicados
y turbulentos de la historia después de la Independencia. Dentro de ellos se
ubica la Guerra Federal o Guerra de los Cinco Años entre 1859 y
1863, que dejó al país en la más miserable de las ruinas. Hasta 1873, cuando Antonio
Guzmán Blanco asume oficialmente su primera presidencia luego del triunfo de la
Revolución de Abril en 1870, el país
no volverá a tener algo de estabilidad, aunque no muy duradera.
Los
líderes de la Guerra Federal fueron Ezequiel Zamora, Juan Crisóstomo Falcón,
Antonio Leocadio Guzmán y Antonio Guzmán Blanco. El movimiento comienza el 20
de enero de 1859 en Coro, cuando toman por asalto el cuartel y roban todas las
armas. Los campesinos se sublevan y se proclama a Ezequiel Zamora como máximo líder y Jefe del
Ejército Federal, formando un gobierno paralelo que pronto tuvo bajo su control
a varias regiones del país.
Entre
1858 y 1870 se suceden nueve gobiernos, incluyendo provisorios, electos,
dictadura de Páez y otros golpes de Estado. José Antonio vuelve a Venezuela en
1858, pero se va y viene otras dos veces por diferentes circunstancias.
Finalmente en 1863 regresa a Nueva York de forma definitiva, después de que
termina la Guerra Federal con el Tratado de Coche y Páez renuncia a su mandato
como dictador.
Cuando
José Tadeo Monagas es destituido en 1858 se nombra un gobierno provisional, posteriormente
Julián Castro, que había sido el autor del derrocamiento, es proclamado presidente
por una Asamblea Constituyente. La idea era que el nuevo gobierno se
constituyera con un peso equilibrado entre conservadores y liberales, dado que
ambos bandos habían formado la coalición para dar el golpe al último gobierno
de los Monagas, pero no pasa así.
Sucede
que Julián Castro comienza inclinándose demasiado por los conservadores y luego
gira totalmente hacia los liberales, ante lo cual Páez, que había llegado en
1858 y era Ministro de Guerra y Marina, se regresa a Nueva York en 1859. Ese
mismo año le dan un golpe de Estado a Julián Castro y asume temporalmente Pedro
Gual, un hombre ya de edad, comprometido y leal a la Constitución y a las leyes
de la República.
En
1858 se aprueba una Constitución que restituye el período de cuatro años y la
no reelección inmediata. Esta carta magna tiene como avances importantes el
prohibir la elección de parientes en cargos de gobierno, así como instaurar el
voto directo para presidente, vicepresidente, diputados y gobernadores, lo que otorga
poder a las provincias al decidir sobre sus mandatarios.
En
el año 1860 toca ir a elecciones y gana Manuel Felipe Tovar, fiel representante
de los conservadores. Entonces Páez regresa ese mismo año y vuelve a ocupar su
cargo de Ministro de Guerra y Marina. Pero este nuevo gobierno resulta muy
débil, a pesar de todos los esfuerzos por recuperar al país no lo logra y la
Guerra Federal sigue en su apogeo, por lo que todos los ministros lo abandonan,
entre ellos Páez que se va de nuevo a Estados Unidos.
Poco
después, Manuel Felipe Tovar, cuando ve que las cosas se complican cada vez más,
le solicita a José Antonio que regrese y lo nombra Jefe del Ejército. En estos momentos predominaba la idea de que era
necesario imponer un gobierno dictatorial, siendo Páez la persona idónea por su
trayectoria y ascendencia sobre los militares.
Paz y retirada
Tovar
renuncia en 1861 y otra vez toma el mando Pedro Gual de forma provisional.
Finalmente Páez se decide y, a través de un coronel que le es fiel, le da un golpe a Gual, para asumir el
gobierno como Jefe Supremo Civil y Militar. A partir de esta fecha se dedica a procurar
un pacto con Juan Crisóstomo Falcón, que había quedado como líder de la Guerra
Federal luego de que Ezequiel Zamora muriera en 1860.
El
23 abril de 1863 Páez logra por fin un acuerdo con Falcón mediante el Tratado
de Coche. Se convoca un Congreso con igual número de conservadores y federales
y Páez renuncia, quedando como presidente provisional Juan Crisóstomo Falcón.
Al año siguiente se promulga otra Constitución, de corte federal, con 20
estados autónomos, donde el país pasa a llamarse Estados Unidos de Venezuela y
se mantienen los cuatro años de gobierno y la no reelección inmediata.
Posteriormente
Falcón es electo presidente para el período 1865-1868, pero es derrocado un
poco antes de concluir su período. Monagas regresa en 1868 con nuevos ímpetus y
con su Revolución Azul acaba con el
gobierno federal. Aunque esto no durará mucho, ya que en 1870 vuelve Antonio
Guzmán Blanco con su Revolución de Abril,
llamada así porque se concreta el día 27
de ese mes, y tumba a José Tadeo para comenzar otro largo período de la
historia.
José
Antonio muere el 6 de mayo el 1873 en Nueva York a causa de una bronconeumonía
posterior a una fuerte gripe. Luego de la firma del Tratado de Coche, Juan Crisóstomo
Falcón le pide a Páez que se quede en Venezuela. Ante su negativa, le paga el
pasaje de regreso prometiendo enviarle mensualmente el importe de su sueldo, pero
esto duró poco tiempo por los avatares que sufrió la República.
Los que escribieron
sobre esta época en la que murió Páez cuentan que era muy pobre. Remendaba su
ropa y, si no hubiera sido por la caridad de algunos, su cuerpo habría ido a
parar a una fosa común. En 1888, bajo la presidencia de Hermógenes López, sus restos llegaron al país y se les
rindieron todos los honores, llevándolos al Panteón Nacional.
Este período de nuestra
historia es especialmente ilustrativo para mostrar que, como alguien dijo, en
Venezuela no hay cadáveres políticos hasta que no están bajo tierra, lo cual luego siguieron demostrado los hechos.
Por otra parte, también es interesante
observar cómo gobiernos del tipo de los Monagas cansaron con sus excesos hasta
a sus propios partidarios y no pudieron ir más allá de una década. Claro está
que también hay otros ejemplos, como es el caso de Juan Vicente Gómez, que fue
dictador durante 27 años en el período 1908-1935, y su mandato se acabó porque
murió a la edad de 78 años.
Referencias:
-Alvarado Lisandro (1895). Neurosis
de hombres célebres de Venezuela. Prodavinci. Recuperado de https://prodavinci.com/neurosis-de-hombres-celebres-de-venezuela/
-Arráiz Lucca, R. (2007).
Venezuela: 1830 a nuestros días.
Caracas: Editorial Alfa.
-Herrera Luque, F.
(1991). Los Reyes de la Baraja.
Caracas: Editorial Grijalbo Mondadori.
-Mendoza, A. (2014). José Antonio Páez y José Tadeo Monagas: relaciones de poder caudillista
durante el período 1846-1849. Tesis para optar al grado de Doctor en Historia.
Universidad Católica Andrés Bello. Caracas.