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jueves, 14 de enero de 2021

José Antonio Páez: el caudillo más carismático de la historia

 


Aunque mucho se ha escrito reconociendo la gran importancia histórica del Centauro de los Llanos, también apodado Catire, Taita, o Ciudadano Esclarecido, entre varios otros, hay algunos autores que tratan de opacar su prestigio tildándolo de traidor, obviando que existieron causas determinantes, las cuales condujeron al desencadenamiento de los hechos que desembocaron en La Cosiata.

Páez es el representante más fiel del caudillismo venezolano y uno de los hombres que preponderantemente ha marcado la historia, ya que con él nació Venezuela como país. Fue presidente tres veces entre los años 1830 y 1863 y manejó todos los hilos políticos de la República durante muchos años.

Su autobiografía y lo que cuentan sus biógrafos testifican que, a pesar de que se le pueden hacer muchas críticas, Páez es uno de los políticos más auténticos y carismáticos que ha tenido Venezuela.

Un llanero recio

José Antonio nació el 13 de junio de 1790 en una casa muy precaria ubicada a orillas del río Curpa en el estado Portuguesa. Fue hijo de una familia numerosa de origen canario y recibió una educación bastante elemental. Por esas cosas del destino, un buen día, cuando ya tenía 17 años, mató a un hombre en defensa propia y tuvo que huir de su casa, colocándose como peón en el Hato de La Calzada.

Allí se encontró con el zambo Manuelote, un capataz que acostumbraba a humillarlo y someterlo a duras pruebas, y supo lo que es pasar trabajo. Pero esta ruda experiencia fue fundamental para su futuro; se convirtió en el gran aprendizaje de su vida y lo llevó a ser, junto a Bolívar, el hombre de mayor trascendencia en la Guerra de Independencia.

De lo que cuenta en su autobiografía se desprende que Páez siempre fue respetuoso y humilde, al tiempo que muy alegre y bullanguero; en los ratos de ocio acostumbraba a tocar el cuatro, cantar y bailar, por lo que ganó gran popularidad entre los peones del hato donde servía,  así como de todos los aledaños.

En La Calzada se hizo un maestro domando potros salvajes, se convirtió en un gran jinete, y perdió el miedo a atravesar las corrientes peligrosas de los ríos llenos de caimanes y pirañas. De esta época proviene el apodo de Catire, ya que, aunque era de tez morena, su color de piel contrastaba con la del resto de los trabajadores.

Por su valentía y destreza llegó a ser capataz de otra de las haciendas del dueño de aquellas tierras y también Jefe de los Jinetes del Llano que se encargaban de proteger a los hatos de Barinas. Los años de 1809 a 1811 fueron de gran importancia para su vida ya que se casa con Dominga Ortiz, dama de familia adinerada, y adicionalmente es llamado a ocupar el cargo de soldado de caballería al servicio de la causa republicana.

Páez había desarrollado una impresionante fortaleza física que, aunada a sus dotes naturales de inteligencia y audacia, lo convertían en un llanero recio y temible.

Héroe de batallas

José Antonio Páez logra formar un gran ejército que lo admira y lo sigue fielmente, y se hace famoso por las muchas batallas ganadas. Como todo caudillo llanero es amable y cercano con su tropa, al tiempo que reconocido por su magnanimidad con los prisioneros de guerra, lo que hace que muchos de ellos se conviertan en partidarios.

Bolívar viaja hasta el hato Cañafístula a comienzos de 1818, se reúne con Páez para pedirle que lo acepte como jefe y, a partir de ese momento, el Centauro de los Llanos se torna en figura central del movimiento independentista. Sus hombres eran expertos en el manejo de la lanza y la pelea cuerpo a cuerpo, además de los mejores y más osados jinetes.

La participación de Páez y sus lanceros es decisoria el 24 de junio de 1821 en la Batalla de Carabobo, ya que toman la delantera sorprendiendo a los contrarios para, finalmente, cuando se les acaban las municiones a los enemigos, rematarlos con las armas blancas. Por su valentía sin par, Bolívar honra a Páez, reconociéndolo como el gran héroe de la contienda y nombrándolo General en Jefe de los ejércitos.

Pero hay otra hazaña del llanero más sorprendente aún con la toma del Castillo de Puerto Cabello, último reducto de los realistas. El 8 de noviembre de 1823 José Antonio y su ejército nadan durante la noche en las aguas llenas de lodo que rodean a la fortaleza y los toman por sorpresa, lo que produce la rendición definitiva de las tropas leales a la corona.

Durante todos estos años Páez aprovecha para comprar muchas haciendas, que eran expropiadas a los realistas, y se convierte en un gran terrateniente al igual que una gran mayoría de los patriotas. Este hecho sirvió de bandera para los liberales y la Revolución Federal encabezada por Ezequiel Zamora que, entre los años de 1859 y 1863, sublevaron a los campesinos en pro del reparto de tierras, aunque todo terminó siendo una farsa.

Cuentos de a caballo  

Existen muchas anécdotas sobre la vida del catire.

Cuentan que un día liberó, él solo con su caballo, a ciento quince patriotas prisioneros de los realistas: se presentó en la prisión agarrando por sorpresa a los carceleros y gritando “¡Adelante!”, como si un gran regimiento lo siguiera, hizo huir despavoridos a todos los guardias.

También dicen que acostumbraba a fingir voces diferentes, simulando estar acompañado de muchos hombres, y que amarraba cueros de vacas a las colas de varios caballos, para que creyeran que un grupo de jinetes lo acompañaba. Todas estas tretas lo salvaron más de una vez de ser atacado.

Una de sus más famosas historias es la que cuenta el mismo José Antonio en su autobiografía, de la época en que ya era presidente, la cual se refiere al encuentro con uno de los más temibles bandoleros realistas que, desde los Valles del Tuy donde tenía su refugio, azotaba a Caracas y sus alrededores.

Páez se dirige a la montaña donde Cisneros estaba atrincherado con sus hombres y manda a un emisario para anunciarse, a lo que el guerrillero responde que lo recibirá como se merece. Sube el Presidente y se encuentra a 200 hombres armados hasta los dientes con carabinas y machetes.

Cisneros increpa a Páez y le pregunta que cómo se atreve a llegar hasta allí, a lo que éste contesta que quiere pactar la paz, pero Cisneros en tono de burla le dice que ordene algunas maniobras a sus hombres para comprobar su habilidad. En un momento todos apuntan sus armas contra Páez que, al verse perdido, comienza a dirigir su propio fusilamiento.

Ante la valentía de José Antonio, Cisneros manda a parar a sus bandoleros y le dice al presidente que lo ha vencido y que le será fiel para toda la vida. Respecto a esta anécdota, los biógrafos cuentan que luego Páez cedió algunas tierras a Cisneros para que las cultivara, y terminó bautizándole un hijo, por lo que llegaron a ser compadres.

El poder

Habían pasado más de seis años desde que la Ley Fundamental de la República Colombia del 12 de diciembre de 1819 decretara la consolidación de una gran nación formada por los departamentos de Cundinamarca, Quito y Venezuela. Un año más tarde, en agosto de 1821, había sido sancionada la nueva Constitución donde se establecía que Bogotá era la capital. Como Vicepresidente, que para el caso era el mandaba porque Bolívar siempre estaba en campaña, fue escogido el neogranadino Francisco de Paula Santander.

Ya esto no gustó mucho en Venezuela, además de que el poder estaba totalmente centralizado y no se podía tomar ninguna decisión en los departamentos, sino esperar por las instrucciones para cualquier detalle, ya estuviera relacionado con la Ley o con asuntos económicos. Páez había sido nombrado Jefe Militar de nuestro departamento y existía también la figura de un Intendente, que fueron varios en un período relativamente corto.

 Por otra parte, según cuenta la historia, Francisco de Paula Santander no era muy pro venezolano que se diga y, a juzgar por acontecimientos que posteriormente sucedieron, tampoco quería al Libertador. Pero lo que desencadenó la tormenta, que se llamó La Cosiata por una obra de teatro que se exhibía en Valencia, fue que Páez actuó inconsultamente en cierta situación y, al ser llamado a Bogotá a declarar, a lo cual se negó, fue relevado de su cargo.

Ante esta circunstancia se reúne la Municipalidad de Valencia el día 30 de abril de 1826 y ratifica a Páez en sus funciones, lo que posteriormente es secundado por Caracas el 5 de mayo, proclamando al caudillo como Jefe Civil y Militar del Departamento de Venezuela. Esto hace que Bolívar venga al país en 1827 y ratifique a Páez, pasando por encima de las decisiones de Bogotá, donde por cierto las cosas tampoco estaban muy bien y se enfrentaban los partidarios del federalismo con los del centralismo.

Posteriormente, en el año 1829 un Congreso reunido en Caracas, específicamente en el convento de San Francisco, desconoce a Bolívar y nombra a Páez como presidente encargado. En 1830 una Asamblea Constituyente proclama la nueva Constitución de la República de Venezuela, y en 1831 Páez es elegido por el Congreso como Presidente Constitucional, cargo que ejercerá hasta 1835. 

Páez, en su autobiografía, refiere que la Gran Nación se había convertido en una especie de monstruo ingobernable, existiendo una gran incoherencia, muchas contradicciones y falta de claridad en las políticas. También dice que la separación era algo inevitable y que nunca fue procurada por él, sino que por circunstancias le tocó liderarla. Según concuerdan muchos historiadores, el proyecto de Colombia fue una idea grandiosa, más bien un sueño, muy difícil de concretar.   

Aspectos resaltantes de la Constitución de 1830, que fundó la Cuarta República, fueron:

  • En contraposición al gobierno centralista de la Constitución anterior, el nuevo régimen era central-federal, lo que permitía la toma de algunas decisiones políticas y económicas a las provincias.
  • Existían tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Los períodos presidenciales eran de cuatro años y no se permitía la reelección inmediata.
  • No se determinó ningún culto oficial, lo que molestó a la Iglesia Católica, y se abolieron las prerrogativas de las que gozaban el clero y los militares, llevándolos a la condición de ciudadanos comunes.
  • Para ser considerado ciudadano era necesario saber leer y escribir, además de tener propiedades o ser profesional, lo cual ya era parte de la Constitución de Cúcuta y se basaba en el Discurso de Angostura de Bolívar (15 de febrero de 1819).

Páez fue Presidente Constitucional en los períodos 1831-1835 y 1839-1843, y dictador entre los años de 1861 y 1863. Durante una larga etapa, desde su nombramiento como presidente por primera vez,  hasta 1847 en el que cometió la falla política más grave de su vida, tuvo un gran poder y ascendencia sobre los presidentes cuando él no estaba mandando. A partir de 1848  perdió el control del país, pero volvió en 1861 y gobernó por tres años. Desde La Cosiata hasta 1863,  su carrera como político prominente abarca un período de 37 años.

Los primeros gobiernos de Páez se caracterizaron por traer grandes avances sociales y económicos al país, lo cual está respaldado por estadísticas, y el mayor error que se le achaca es haberse rodeado de las élites y mandar con ellas, a consecuencia de que éstas supieron encantarlo, adulándolo y rindiéndole honores y pleitesía.

Vida Privada

En 1821 Páez se separa de su esposa Dominga Ortiz, aunque el matrimonio nunca pudo ser disuelto legalmente por no existir el divorcio, y se une a Bárbara Nieves, dama muy culta que lo inicia en la lectura de autores clásicos y le despierta el gusto por el teatro, la pintura y todas las artes, al tiempo que lo estimula para que aprenda idiomas. Barbarita será el gran amor en la vida del Centauro de los Llanos.

En Caracas fijan residencia en una casa hermosa, especie de palacio,  llamada La Viñeta. Estaba ubicada en la Esquina del Mamey donde hoy se encuentra el Grupo Escolar Francisco Pimentel, pero ya no es la misma estructura porque fue demolida. Aquí se organizaban grandes fiestas y veladas donde Barbarita y las hijas cantaban y bailaban, de modo que La Viñeta era el lugar donde se concentraba la alta sociedad de Caracas, a pesar de que secretamente criticaban al Presidente por sus maneras toscas y vivir con una amante.

Cuentan que La Viñeta tenía los jardines más espectaculares de Caracas y allí se podía admirar la más variada gama de flores: violetas, jazmines, novios, magnolias y rosas, entre otras, además de muchas matas de mango y diferentes especies de árboles exóticos. El jardinero, por cierto, había sido un guerrillero que estuvo a punto de matar a Páez, pero luego confesó que su pistola no tenía municiones y el Presidente lo adoptó.

Los biógrafos de José Antonio refieren que tuvo nueve hijos, aunque podrían ser más. Cuatro con Dominga: Manuel Antonio, María Antonia, María del Rosario y Hermenegildo. Cuatro con Barbarita: Úrsula, Juana, Sabas Antonio y Sofía. Y uno con una señora colombiana, al que no reconoció, que fue pintor y se llamó Ramón Ricaurte. De este último descendiente así como de su madre no se conoce mucho, e incluso pocos lo mencionan.

Hay documentos que atestiguan que Páez ingresó en la masonería a raíz de su contacto con los ingleses que participaron a favor de la Guerra de Independencia, y al parecer logró obtener un alto rango en la logia a la que pertenecía. Igualmente, hay cronistas que refieren su afición por las peleas de gallos y los toros coleados, lo que en algunas oportunidades le trajo censuras de la Ley por falta de permisos, a lo cual se sometió aún siendo el presidente.  

Según el Doctor Lisandro Alvarado, Páez era obsesivo a consecuencia de una enfermedad hereditaria. Este autor hace referencia a Arístides Rojas, quien conoció a la familia Páez muy de cerca porque estudió con sus hijos, y cuenta que de pequeño fue mordido por una serpiente venenosa, lo que agravó su tendencia hacia la neurosis.  

Una de sus principales manías era el pescado, no pudiendo ingerirlo ya que imaginaba que esta carne se convertiría en un ofidio una vez que llegara a su estómago. También sufría de ataques de epilepsia cuando algo perturbaba su sistema nervioso, por ejemplo al ver una culebra, lo cual hacía que se cayera del caballo.

El mismo Centauro ratifica su trastorno en sus memorias cuando narra que, en las contiendas, al sentir los primeros tiros de los adversarios, caía en una especie de trance y luego enloquecía, de manera que sus compañeros de armas tenían que agarrarlo para impedir que se lanzara impulsivamente contra el enemigo.

Un error imperdonable

En 1840 se funda el partido Liberal, siendo una de sus principales figuras el caraqueño Antonio Leocadio Guzmán, que es otro de los personajes típicos y más interesantes de nuestra historia. Antonio Leocadio fue hijo de un español realista y padre de Antonio Guzmán Blanco, quien más tarde marcará otros largos años en el devenir histórico de Venezuela. Desde su periódico El Venezolano, Antonio Leocadio se dedicó a desprestigiar a Páez y sus seguidores, ocasionándoles gran daño.

Para las elecciones de 1847 Páez apoya a José Tadeo Monagas, un caudillo de los llanos, en este caso de los llanos orientales, prócer destacado de la guerra de independencia y otro de los principales hombres de Bolívar. José Tadeo se había levantado en armas dos veces contra Páez en su primer gobierno y había sido amnistiado, por lo que no debería de haber sido el candidato.

Sin embargo, como cuenta José Antonio en sus memorias, quien para 1847 era Jefe de los Ejércitos, apoyarlo era una forma de comprometerlo con la República y así evitar que siguiera constituyendo un peligro. Por otra parte, los conservadores no tenían un candidato fuerte y dentro del panorama político José Tadeo era el que podía garantizar la estabilidad.

Pero sucede que, apenas José Tadeo toma el poder en 1848, se adhiere a los liberales convirtiéndose en líder de este partido,  y además cesa a Páez de sus funciones, por lo que éste último se subleva, siendo luego apresado y humillado públicamente por las calles de Valencia y de Caracas. Le colocan unos grillos y lo pasean en medio de los más terribles insultos orquestados por los seguidores de José Tadeo.

Posteriormente el insigne llanero es enviado al Castillo de San Antonio en Cumaná, donde se le encierra en una celda húmeda sin oxígeno. Narra en su autobiografía que la falta de aire lo obligaba a acostarse en el suelo para respirar por debajo de la puerta, que no podía recibir cartas de su familia, y que su único ejercicio consistía en bailar cuando uno de los guardias tocaba la guitarra.

Para esta fecha ya Barbarita había fallecido. Su esposa Dominga Ortiz intercede para que le cambien la cárcel por el exilio y el 23 de mayo de 1850 es sacado del castillo, el cual es rodeado por una multitud que esta vez lo ovaciona, y de una vez embarcado en un buque que lo espera en el puerto de Cumaná para ser enviado a Saint Thomas. Desde esta isla luego viaja a Nueva York para ser recibido con honores.

Mientras tanto los Monagas, entre José Tadeo y José Gregorio turnándose en el poder,  implantan una dinastía que durará hasta 1858:

·         José Tadeo Monagas: 1848-1851

·         José Gregorio Monagas: 1851-1855

·         José Tadeo Monagas: 1855-1858 (no terminó el mandato).

Del período de José Gregorio Monagas es el decreto que otorga la libertad a los esclavos el 24 de marzo de 1854.  Esto fue muy bien acogido por las familias adineradas y los latifundistas, porque tener esclavos ya no era negocio. Resultaba muy costoso mantenerlos en relación a lo que producían, siendo más conveniente liberarlos y luego contratarlos como peones, o bajo la figura de personal para el servicio doméstico.

En el año 1857, bajo la segunda presidencia de José Tadeo, se sanciona una nueva Constitución que alarga el período presidencial a seis años y permite la reelección inmediata, lo cual evidenció la intención de José Tadeo de permanecer en el poder junto a sus familiares.

Adicionalmente, José Tadeo había secuestrado al parlamento y lo utilizaba según sus propios intereses y, por otra parte, la deuda externa había subido desmesuradamente al tiempo que había manejos dolosos de los dineros de la Nación y grandes corruptelas que involucraban a gran parte de los ministros, así como a otros actores ubicados en cargos importantes.  

Esta situación produce una alianza entre conservadores y liberales para dar un golpe de Estado ante el excesivo personalismo y desastres del gobierno. Así, se alza de Julián Castro con la Revolución de Marzo, lo que obliga a José Tadeo a refugiarse en la delegación francesa en Caracas y renunciar, mientras que José Gregorio es apresado y enviado al Castillo de San Carlos en el estado Zulia, donde al poco tiempo muere de cáncer.

Tiempos difíciles

A partir de la caída de José Tadeo en 1858, vienen quince años que son los más complicados y turbulentos de la historia después de la Independencia. Dentro de ellos se ubica  la Guerra Federal o Guerra de los Cinco Años entre 1859 y 1863, que dejó al país en la más miserable de las ruinas. Hasta 1873, cuando Antonio Guzmán Blanco asume oficialmente su primera presidencia luego del triunfo de la Revolución de Abril en 1870, el país no volverá a tener algo de estabilidad, aunque no muy duradera.

Los líderes de la Guerra Federal fueron Ezequiel Zamora, Juan Crisóstomo Falcón, Antonio Leocadio Guzmán y Antonio Guzmán Blanco. El movimiento comienza el 20 de enero de 1859 en Coro, cuando toman por asalto el cuartel y roban todas las armas. Los campesinos se sublevan y se proclama a  Ezequiel Zamora como máximo líder y Jefe del Ejército Federal, formando un gobierno paralelo que pronto tuvo bajo su control a varias regiones del país.

Entre 1858 y 1870 se suceden nueve gobiernos, incluyendo provisorios, electos, dictadura de Páez y otros golpes de Estado. José Antonio vuelve a Venezuela en 1858, pero se va y viene otras dos veces por diferentes circunstancias. Finalmente en 1863 regresa a Nueva York de forma definitiva, después de que termina la Guerra Federal con el Tratado de Coche y Páez renuncia a su mandato como dictador.

Cuando José Tadeo Monagas es destituido en 1858 se nombra un gobierno provisional, posteriormente Julián Castro, que había sido el autor del derrocamiento, es proclamado presidente por una Asamblea Constituyente. La idea era que el nuevo gobierno se constituyera con un peso equilibrado entre conservadores y liberales, dado que ambos bandos habían formado la coalición para dar el golpe al último gobierno de los Monagas, pero no pasa así.

Sucede que Julián Castro comienza inclinándose demasiado por los conservadores y luego gira totalmente hacia los liberales, ante lo cual Páez, que había llegado en 1858 y era Ministro de Guerra y Marina, se regresa a Nueva York en 1859. Ese mismo año le dan un golpe de Estado a Julián Castro y asume temporalmente Pedro Gual, un hombre ya de edad, comprometido y leal a la Constitución y a las leyes de la República.

En 1858 se aprueba una Constitución que restituye el período de cuatro años y la no reelección inmediata. Esta carta magna tiene como avances importantes el prohibir la elección de parientes en cargos de gobierno, así como instaurar el voto directo para presidente, vicepresidente, diputados y gobernadores, lo que otorga poder a las provincias al decidir sobre sus mandatarios.  

En el año 1860 toca ir a elecciones y gana Manuel Felipe Tovar, fiel representante de los conservadores. Entonces Páez regresa ese mismo año y vuelve a ocupar su cargo de Ministro de Guerra y Marina. Pero este nuevo gobierno resulta muy débil, a pesar de todos los esfuerzos por recuperar al país no lo logra y la Guerra Federal sigue en su apogeo, por lo que todos los ministros lo abandonan, entre ellos Páez que se va de nuevo a Estados Unidos. 

Poco después, Manuel Felipe Tovar, cuando ve que las cosas se complican cada vez más, le solicita a José Antonio que regrese y lo nombra Jefe del Ejército. En  estos momentos predominaba la idea de que era necesario imponer un gobierno dictatorial, siendo Páez la persona idónea por su trayectoria y ascendencia sobre los militares.

Paz y retirada

Tovar renuncia en 1861 y otra vez toma el mando Pedro Gual de forma provisional. Finalmente Páez se decide y, a través de un coronel que le es fiel,  le da un golpe a Gual, para asumir el gobierno como Jefe Supremo Civil y Militar. A partir de esta fecha se dedica a procurar un pacto con Juan Crisóstomo Falcón, que había quedado como líder de la Guerra Federal luego de que Ezequiel Zamora muriera en 1860.

El 23 abril de 1863 Páez logra por fin un acuerdo con Falcón mediante el Tratado de Coche. Se convoca un Congreso con igual número de conservadores y federales y Páez renuncia, quedando como presidente provisional Juan Crisóstomo Falcón. Al año siguiente se promulga otra Constitución, de corte federal, con 20 estados autónomos, donde el país pasa a llamarse Estados Unidos de Venezuela y se mantienen los cuatro años de gobierno y la no reelección inmediata.

Posteriormente Falcón es electo presidente para el período 1865-1868, pero es derrocado un poco antes de concluir su período. Monagas regresa en 1868 con nuevos ímpetus y con su Revolución Azul acaba con el gobierno federal. Aunque esto no durará mucho, ya que en 1870 vuelve Antonio Guzmán Blanco con su Revolución de Abril, llamada así porque se concreta el  día 27 de ese mes, y tumba a José Tadeo para comenzar otro largo período de la historia.

José Antonio muere el 6 de mayo el 1873 en Nueva York a causa de una bronconeumonía posterior a una fuerte gripe. Luego de la firma del Tratado de Coche, Juan Crisóstomo Falcón le pide a Páez que se quede en Venezuela. Ante su negativa, le paga el pasaje de regreso prometiendo enviarle mensualmente el importe de su sueldo, pero esto duró poco tiempo por los avatares que sufrió la República.

Los que escribieron sobre esta época en la que murió Páez cuentan que era muy pobre. Remendaba su ropa y, si no hubiera sido por la caridad de algunos, su cuerpo habría ido a parar a una fosa común. En 1888, bajo la presidencia de Hermógenes López,  sus restos llegaron al país y se les rindieron todos los honores, llevándolos al Panteón Nacional.  

Este período de nuestra historia es especialmente ilustrativo para mostrar que, como alguien dijo, en Venezuela no hay cadáveres políticos hasta que no están bajo tierra,  lo cual luego siguieron demostrado los hechos.  Por otra parte, también es interesante observar cómo gobiernos del tipo de los Monagas cansaron con sus excesos hasta a sus propios partidarios y no pudieron ir más allá de una década. Claro está que también hay otros ejemplos, como es el caso de Juan Vicente Gómez, que fue dictador durante 27 años en el período 1908-1935, y su mandato se acabó porque murió a la edad de 78 años.

Referencias:

-Alvarado Lisandro (1895). Neurosis de hombres célebres de Venezuela. Prodavinci. Recuperado de  https://prodavinci.com/neurosis-de-hombres-celebres-de-venezuela/

-Arráiz Lucca, R. (2007). Venezuela: 1830 a nuestros días. Caracas: Editorial Alfa.

-Herrera Luque, F. (1991). Los Reyes de la Baraja. Caracas: Editorial Grijalbo Mondadori.

-Mendoza, A. (2014). José Antonio Páez y José Tadeo Monagas: relaciones de poder caudillista durante el período 1846-1849. Tesis para optar al grado de Doctor en Historia. Universidad Católica Andrés Bello. Caracas. 


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