La Parroquia Altagracia nace en
1750, veintisiete años antes de que se creara la Capitanía General de
Venezuela. Es la segunda que se funda en Caracas, junto con San Pablo y Candelaria, después de la Parroquia
Catedral en el año 1636.
Varios ilustres venezolanos han
nacido en Altagracia. Sin duda el más distinguido es el Maestro de las Letras
Don Andrés Bello (1781-1865), quien murió en Santiago de Chile[1]
luego de una destacada trayectoria en ese país.
Altagracia
es una de las parroquias que concentran la mayor cantidad de lugares históricos
de Caracas.
Contenido
- Algunos datos de
la Parroquia Altagracia
- Iglesia Nuestra
Señora de Altagracia y Convento de las Carmelitas Descalzas
- Panteón Nacional
- Iglesia Nuestra Señora de Las Mercedes
- Ministerio de
Educación y Casa de Las Letras Andrés Bello
- Templo Masónico de
Caracas
- Casa de Estudio de la
Historia Lorenzo A. Mendoza Quintero
- Casa de las Primeras Letras y
Casa Nuestra América José Martí
Algunos datos de la Parroquia Altagracia
Hospital Vargas |
- Norte: Parque Nacional El Ávila o Waraira Repano[2]
- Sur: Parroquia Catedral
- Este: Parroquias San José y La Candelaria
- Oeste: Parroquia La Pastora
Iglesia Nuestra Señora de Altagracia y Convento de las Carmelitas
Descalzas
Esta iglesia fue construida por los Hermanos de la
Cofradía de Nuestra Señora de Altagracia, quienes eran pardos. Dicha cofradía
se fundó en el año 1614 y tenia sede en el convento de los Dominicos de San Jacinto, hasta que se mudó para Altagracia.
La iglesia se erigió con los aportes de los cófrades,
ya que para pertenecer a la congregación debían aportar una cuota. A cambio
tenían el respaldo de los hermanos, quienes en caso de enfermedad tenían la
obligación de cuidar al afectado.
Igualmente, colaboraban con los gastos de los
medicamentos y en caso de muerte se hacían cargo del velorio, del sepelio y de
las misas. Los difuntos se enterraban en el cementerio de la iglesia, que
estaba en la parte de atrás de la casa parroquial.
Esta casa parroquial, que también tenía un huerto,
quedaba en el lado sur de la iglesia, entre ésta y el Convento de las
Carmelitas Descalzas. El cementerio fue clausurado en el año 1825 y parte del
espacio se destinó a un mercado de flores.
El templo fue el quinto que se levantaba en Caracas.
Se comenzó a construir en el año 1654 y estuvo terminado catorce años más
tarde. Posteriormente, con el terremoto de Santa Úrsula del año 1766[3], se
cayeron dos arcos y hubo que hacer reparaciones.
El obispo ordenó tapiar las ventanas del campanario.
Las religiosas del convento se quejaban de que desde allí las miraban cuando
hacían labores en su huerta, lo cual no estaba permitido ya que ellas eran
monjas de clausura.
La iglesia nuevamente sufrió severos daños con el sismo de 1812[4],
ya que se derrumbó la fachada, por lo que fue reinaugurada en 1857.
Afortunadamente el movimiento telúrico del año 1900, conocido como Terremoto de
San Narciso[5],
sólo la afectó levemente.
En la actualidad el santuario es de estilo neoclásico
con detalles renacentistas y está dedicado a la Virgen de los Remedios. Tiene
tres entradas, tres naves separadas por columnas estilo toscano y su techo está
bellamente decorado con arcos dorados.
El claustro de Las Carmelitas estaba en el espacio que
hoy ocupa el edificio del Banco Central de Venezuela (BCV). Tenía una iglesia,
a la que se accedía por lo que actualmente es la Avenida Urdaneta, y dos pisos con
las celdas en la parte superior.
Convento de Las Carmelitas Descalzas |
Cuando en 1874 Antonio Guzmán Blanco (1829-1899) decretó
el cese de todas las congregaciones religiosas del país, vivían allí diecisiete hermanas que tuvieron que emigrar. El edificio del convento fue destinado al Ministerio de Hacienda,
pero en 1907 éste fue demolido.
Posteriormente se construyó el Palacio de Hacienda, a
cargo del arquitecto Alejandro Chataing (1873-1928). Luego esta edificación también fue derrumbada y el terreno estuvo dedicado a estacionamiento, hasta 1957
que se autorizó su traspaso al BCV.
La torre actual, de 108 metros de altura, fue
inaugurada en 1973 por Rafael Caldera (1916-2009). El diseño es creación del famoso
arquitecto Tomás Sanabria (1922-2008), con el cual ganó el Premio Nacional de Arquitectura
en 1967.
Panteón Nacional
El Panteón Nacional fue inaugurado por Antonio Guzmán
Blanco el 28 de octubre de 1876, cuando trasladan los restos de Simón Bolívar
(1783-1830) desde la Catedral de Caracas. Ya se encontraban allí otros
personajes importantes, que habían sido enterrados cuando el lugar todavía era
llamado Iglesia de la Santísima Trinidad.
Los primeros restos que ingresaron en el templo fueron
los de Francisco Rodríguez del Toro e Ibarra (1761-1851), vecino de la
parroquia. Era el cuarto Marqués del Toro, aunque había renunciado a su título
nobiliario español para unirse a la causa independentista. Aparece como
firmante del acta del 5 de julio de 1811.
El nuevo santuario se erigió sobre los escombros del
antiguo, que fue destruido por el terremoto de 1812. La primera iglesia había
sido construida por el pardo maestro de obras Juan Domingo del Sacramento
Infante (1710-1780), que también hizo el Puente de La Trinidad (1771) en
Altagracia y gran parte del Puente Carlos III[6] en
La Pastora.
Juan Domingo levantó el templo entre los años 1744 y
1780 con sus propios recursos, además de los aportes de feligreses y de
acaudalados contribuyentes. Entre estos últimos Juan Vicente Bolívar, padre del
Libertador, y los marqueses del Toro, quienes vivían cerca de la casa de Infante,
la cual estaba en la orilla izquierda del río Catuche.
La primera Iglesia de la Santísima Trinidad fue
inaugurada en julio de 1781, cuando ya Infante había muerto. Allí fue bautizado
Bolívar[7] y
también hizo su primera comunión. Además, cuando sus restos llegaron de Santa Marta en el año 1842, estuvieron en el Templo de la Santísima Trinidad
hasta el 17 de diciembre.
La arquitectura actual del Panteón Nacional presenta
elementos del neogótico y del neobarroco. Sus ventanas puertas y pórtico poseen
forma ojival y sus tres torres terminan en cúpulas con pináculos de tres puntas.
Cuenta con tres naves separadas por columnas y su techo está bellamente decorado
con pinturas de Tito Salas.
Además de los numerosos restos mortales que guarda, en
su recinto existen muchos monumentos con restos simbólicos. Entre ellos los de
Hipólita, que amamantó a Bolívar; los de Matea, que lo acompañó en su crianza;
y los de Pedro Camejo o Negro Primero, quien murió en la Batalla de Carabobo y
no se sabe dónde lo enterraron.
También el Panteón tiene tres cenotafios o tumbas
vacías hechas de mármol. Éstas son: la de Francisco de Miranda (1750-1816), cuyos
restos fueron arrojados a una fosa común en La Carraca (Cádiz-España); la de
Andrés Bello (1781-1865) fallecido en Chile; y la de Antonio José de Sucre (1795-1830)
quien reposa en Ecuador.
Desde que fue inaugurado al Panteón Nacional se le han
hecho tres refacciones, dos de la cuales fueron durante la dictadura de Juan
Vicente Gómez en los años 1911 y 1929, y la otra en el gobierno de Hugo Chávez[8]
(1954-2013). Está última incluyó un nuevo mausoleo para Bolívar, el cual está a
un costado de la antigua edificación.
La nueva estructura es de estilo moderno. Tiene forma de
rampa, está recubierta de cerámica blanca y mide 54 metros de altura, lo cual
son 8 metros más que la torre más alta del Panteón. Ha sido muy cuestionada por
romper la armonía arquitectónica y paisajista, además de opacar la construcción
original.
Iglesia Nuestra Señora de Las Mercedes
De este templo toma su nombre la Esquina de Las
Mercedes, donde los Padres Mercedarios se establecieron en 1681. Pero este no
fue el primer lugar que ocuparon, ya que antes existió un convento mercedario
en la Esquina de Amadores de La Pastora, donde casualmente falleció el Dr. JoséGregorio Hernández (1864-1919).
Anteriormente habían estado en la Parroquia San Juan,
donde fundaron una hospicio y una capilla. Los mismos se encontraba en la vía que
conducía a los Valles de Aragua, conocida como Camino de Antímano, que hoy es
la Av. San Martín. En aquella época la zona estaba despoblada y sólo existían
unos cuantos agricultores.
Según Arístides Rojas (1826-1894), estos sacerdotes llegaron
en los primeros años del siglo XVII y estuvieron en San Martín hasta el año
1638. Luego, cuando ya se ubicaban en La Pastora y el sismo de 1641 conocido
como terremoto de San Bernabé[9]
destruye lo que habían construido, permanecen en el deteriorado lugar hasta el
año 1681.
Los mercedarios visten hábito blanco y son devotos de
la Virgen de Las Mercedes o de la Virgen de La Misericordia que es la misma. La
orden fue fundada en España y su misión es socorrer a los cautivos, por lo cual
hacen votos comprometiéndose a ayudar a los prisioneros aún a costa de su
propia vida.
Una vez en Altagracia solicitan permiso para erigir un
convento y una iglesia, con su respectivo cementerio como era lo usual. Según
dicen, el templo era el más hermoso y mejor construido de Caracas. De estilo
barroco, contaba con tres amplias naves y diez altares, por lo que fue apodado
“Casa Grande”.
Además, el convento poseía una biblioteca
espectacular. Andrés Bello, que vivía en la casa de enfrente, aprendió a leer
los clásicos y comenzó sus estudios humanísticos en este recinto de la mano de
Fray Cristóbal de Quesada. Según dicen, su
tío materno era mercedario.
En 1766 sobreviene el temblor conocido como Terremoto
de Santa Úrsula. Aunque fue un movimiento sísmico de magnitud notoria, sus efectos
no fueron tan importantes. No hubo víctimas que lamentar y las casas sufrieron
pocas consecuencias. En algunas iglesias sí se produjeron daños, pero fueron reparadas en relativamente corto
tiempo.
Para esa fecha, el Obispo de Venezuela Don Diego
Antonio Díez Madroñero (1714-1769), había nombrado Patrona de Caracas a la
Virgen de las Mercedes. Casualmente ese día su imagen estaba de visita en la
Catedral y a ella se le atribuyó que no pasara nada grave. Por eso también
recibió el título de Patrona de los Terremotos[10].
Pero en el año de 1812 ocurre el sismo más terrible de
la historia. Era Jueves Santo y el movimiento telúrico fue interpretado como un
castigo divino. La ciudad quedó en ruinas y miles de personas fueron sepultadas
por los escombros. Casi todos los frailes mercedarios
fallecieron, así como también los de otros templos.
Posteriormente se procedió a demoler lo que quedó en
pie y en 1842 comienza la reconstrucción. La nueva iglesia estuvo lista en el
año 1857[11],
cuando se vuelve a abrir, aunque las torres se terminaron en 1886. Pero en el
año 1874 Guzmán Blanco ordena el cierre de los monasterios y las congregaciones
religiosas son expulsadas del país.
Posteriormente, en 1892, bajo la presidencia de
Joaquín Crespo (1841-1898), les entregan el templo y el convento[12] a
los Frailes Capuchinos[13]. Según
lo describe el Padre Cayetano de la Carrocera (1892-1971), gran parte del claustro estaba donde hoy se encuentra la Plaza de Las Mercedes[14],
al costado derecho de la iglesia.
Los Capuchinos hicieron varias reformas y en 1898 construyeron
la Gruta de la Virgen de Lourdes, que posteriormente fue ampliada cuando el
Concejo Municipal donó un terreno. Esta capilla es una hermosa estructura de
piedra que está al lado del templo, donde la feligresía se reúne a rezar el
rosario.
Actualmente la Iglesia Nuestra Señora de Las Mercedes es
de estilo neoclásico. Posee tres ventanales, tres puertas y tres naves. La
fachada está adornada con columnas dóricas y sus dos torres campanario terminan
en cúpulas ovaladas. Internamente llama la atención la hermosa escultura de
mármol de su altar y las escaleras de caracol.
Ministerio de Educación y Casa de Las Letras Andrés Bello
La sede actual del actual Ministerio del Poder Popular
para la Educación se ubica en la Esquina de Salas, a una cuadra de la Iglesia Nuestra
Señora de Las Mercedes. Es un edificio moderno de 18 pisos, con doble planta
baja, mezzanina y penthouse. Fue inaugurado en 1980 por el Presidente Luis
Herrera Campíns (1925-2007).
Pero su construcción se inicia en 1971, cuando
gobernaba Rafael Caldera (1916-2009), cuyo período presidencial abarcó desde 1969
hasta 1974. Estas fechas son importantes porque la obra le cambió la fisonomía
a la zona, ya que fueron derribadas edificaciones antiguas.
La Esquinas de Salas fue muy conocida a causa del denominado
popularmente Puesto de Socorro de Salas, que en realidad se llamaba Hospital Médico Quirúrgico de Emergencias.
Todavía viven muchos que lo recuerdan y que fueron atendidos en esta
institución especializada en casos de traumatología.
Según la mejor fuente que hemos encontrado, proveniente
de una persona muy cercana y familiarizada con el lugar, el hospital antes se
ubicaba en la Esquina de Santa Teresa. En 1947 fue trasladado a la Esquina de
Salas, a la que era la Casa de Beneficencia Nacional, que anteriormente había
sido el Convento de las Dominicas[15].
Este convento databa del siglo XVIII, aunque había
sido afectado por el terremoto de 1812 y se refaccionó en 1817. Cuando
comienzan a construir el Ministerio de Educación en 1971, derriban este
histórico lugar y trasladan el puesto de socorro a las dependencias del Hospital General de Lídice Doctor Jesús
Yerena en La Pastora.
También le dio mucha fama al hospital la fuga de un
reconocido preso político, Alberto Carnevali (1914-1953)[16], que
logró algo casi imposible como era evadirse de la Seguridad Nacional de Pérez
Jiménez (1914-2001). La forma como escapó es muy graciosa, aunque las
consecuencias fueron nefastas por la represión que se desató.
Había sido descubierto y estaba preso en la Cárcel
Modelo. En julio de 1951 lo llevan al puesto de socorro por una caída y el
médico avisa a los compañeros que allí estaba Carnevali. Uno de ellos llega al
hospital de madrugada disfrazado de doctor y saludando a los guardias apostados
en la puerta de la habitación entra como si nada.
Un poco más tarde regresa con dos “enfermeros”, que neutralizan
a los policías y se los llevan como rehenes. Los esbirros suponían que los iban
a matar, pero en San Bernardino los bajan del carro y les dan dinero para un
taxi. Este hecho le costó el cargo al Director de la Seguridad Nacional[17] y entonces nombraron a Pedro Estrada (1906-1989).
La sede anterior del Ministerio de Educación quedaba
en la Esquina El Conde de la Parroquia Catedral. Es un majestuoso edificio de
mármol blanco con cuatro pisos y decorado con vitrales, donde actualmente
funciona la Biblioteca Central Simón Rodríguez y sobre el que existe más de una leyenda.
La fuente anteriormente mencionada afirma que, cuando
derribaron el convento, también demolieron la casa natal de Andrés Bello, la
cual actualmente se encuentra frente a la Iglesia N.S. de Las Mercedes a mano
izquierda. Dicha edificación fue construida nuevamente por Caldera en 1973 para
fundar la Casa de Las Letras Andrés Bello.
Actualmente la institución lleva el nombre de Casa
Nacional de Las Letras Andrés Bello y está adscrita al Ministerio de Educación,
con el que se comunica por la parte de atrás. Es un gran esfuerzo el que se ha
hecho para recuperar la memoria acerca de este ilustre venezolano, del que poco se
sabía hasta mediados del siglo pasado.
La Casa de Las Letras Andrés Bello ha editado muchos libros de este célebre escritor y en su sede se dictan numerosos talleres a las comunidades sobre
su vida y obra. Sin embargo, el organismo ha recibido críticas en los últimos
veinte y pico de años, por considerarse que se ha convertido en un ente parcializado
ideológicamente.
En la antigua Casa de Bello funcionó el Ateneo de
Caracas desde 1943 hasta 1958, cuando se mudó para la sede de la Plaza de los
Museos a una casa que fue mágica, la cual inicialmente iba a ser asignada al
Opus Dei. Luego tuvo un edificio en la Plaza Morelos y hoy día se encuentra en
las Colinas de los Caobos.
Al parecer, el silencio que se produjo acerca de Bello
en el siglo XIX y buena parte del siglo XX tiene que ver con su pasado
monárquico, ya que trabajó para la Corona de España asumiendo varios cargos. Entre
ellos el de redactor de la Gazeta de Caracas, primer periódico de la Capitanía General
de Venezuela fundado en 1808.
En 1810 se unió a la causa republicana y fue enviado a
Londres como delegado diplomático del nuevo gobierno, ya que hablaba perfecto
inglés. Desde allí viajó a Chile en 1829 y nunca más volvió. Bolívar se había
alejado de él a pesar de que fue su maestro, quizás porque Bello había sido
acusado de develar una conspiración patriota.
Andrés Bello estudió Medicina y Derecho en la Real y
Pontificia Universidad de Caracas. En Londres se inició como masón, llegando a
ser Venerable Maestro[18].
En Chile, país donde se nacionalizó, fundó la universidad y se desempeñó en el
cargo de Rector, además de ser Senador y creador del Código Civil chileno.
Su primera esposa murió de tuberculosis, por lo que se
volvió a casar. Tuvo quince hijos, tres del primer matrimonio y doce del
segundo. Falleció el 15 de octubre de 1865 a la edad de 84 años. En la casa actual
de Altagracia se pueden apreciar fotos, algunas pertenencias personales y las
portadas de sus libros.
Templo Masónico de Caracas
Templo Masónico de Caracas
El Gran Templo Masónico está ubicado a tres cuadras al
norte de la Plaza Bolívar, entre las esquinas de Jesuitas y Maturín. Esta
última también fue conocida como Esquina de Arguinzones, porque en ella vivió el capitán
Pedro Ruíz de Arguinzones en el año 1677. Maturín es una denominación
posterior, por una pulpería que tenía ese nombre.
Según E. Núñez (1895-1964), en la misma esquina fijó
su residencia con anterioridad Diego de Losada (1511-1569) a quien se le
atribuye la fundación de la ciudad. Éste era un lugar estratégico, debido a que
desde aquí se dominaba la entrada a Caracas por la montaña y además por la cercanía
de la Quebrada Catuche con agua pura y fresca.
La calle sobre la que están las esquinas de Jesuitas y Maturín es la Oeste
3 a partir de 1876, pero en 1821 se conocía como “Calle La Protección”. Las obras del
Templo Masónico comienzan en 1864 y es inaugurado por Guzmán Blanco el 27 de
abril de 1876, aunque desde esa fecha hasta 1904, cuando ya gobernaba Cipriano
Castro, se siguió construyendo.
El diseño del Gran Templo, de estilo neobarroco, es del
arquitecto Juan Hurtado Manrique (1837-1896)[19],
quien realizó importantes obras durante los gobiernos de Guzmán Blanco y
Joaquín Crespo. Entre ellas las iglesias de Santa Teresa y Santa Ana (1881), la
Basílica Menor Santa Capilla (1883) y el Arco de la Federación (1895).
La idea de construir un templo masónico en Caracas se
materializa cuando un grupo de francmasones de la logia “Esperanza” N°7, de la
que Guzmán Blanco fue fundador en 1854, crean la Sociedad del Templo Masónico en 1863 y comienzan a reunir dinero
para la compra de un espacio que fuera adecuado a los propósitos.
Por esos años Guzmán Blanco aún no era Presidente de
Venezuela, ya que su primer período, llamado Septenio, cubre el lapso
comprendido entre 1870-1877. Es a partir del año 1873 cuando Guzmán Blanco impulsa la
terminación del templo a través del Ministerio de Fomento, siendo ya Masón
Grado 33° que es el más avanzado de los niveles en el Rito Escocés[20].
El Gran Templo Masónico se levanta sobre dos solares
contiguos. Primero se compra una parcela que estaba en remate y al año
siguiente la que estaba al lado. Ambos terrenos habían pertenecido antiguamente
a la familia del General José Félix Ribas[21], cuya
vivienda, al parecer, fue destruida por el terremoto de 1812.
Pero éste no es el primer templo masón de Venezuela, de hecho es el quinto. El primero de ellos fue inaugurado en La
Guaira por la logia “Unanimidad” N° 3, en 1853, frente al antiguo Mercado
Municipal. Este edificio fue derrumbado para construir la Avenida Soublette y
luego en 1960 se erigió el nuevo frente al puerto.
Justamente en La Guaira comienza la francmasonería en
Venezuela, cuando llegan los presidiarios españoles a pagar condena en las
bóvedas. Entre ellos el maestro Juan Picornell (1759-1825), inspirador del
movimiento emancipador de Manuel Gual (1759-1800)[22] y
José María España (1761-1799)[23], descubierto por las autoridades el 12 de julio de 1797.
El Gran Templo Masónico de Caracas pasó por varias
etapas en su construcción y ornamentación. Para 1876 sólo existía la Cámara Principal
y es en los años 1887-1888 que se finalizan las otras. Luego, en 1893, se
invierte en mobiliario para: Cámaras 18 y 33, Cámara del Aprendiz, Salón de los
Pasos Perdidos y Salón de Banquetes.
El terremoto de 1900 ocasiona daños a la estructura
del Templo. Cipriano Castro no era masón pero les tenía gran respeto, por lo
cual ordena cubrir todas las reparaciones que fueran necesarias, las cuales
concluyen en 1904. Adicionalmente, se inaugura la Cámara del Medio, de
fundamental importancia para la masonería.
El Templo Masónico es una obra admirable, con su
fachada de columnas salomónicas y su puerta de seis metros de altura. El frente
mide 30 metros de largo y el edificio tiene 14 metros de alto. Adentro está
lleno de símbolos, así como de espectaculares vitrales y lámparas. Además tiene
un patio interno con una majestuosa cúpula y una hermosa fuente.
Hacia los finales del siglo XVIII y todo el siglo XIX
la masonería tuvo gran auge. La mayoría de los que lucharon por la
independencia, incluyendo a Francisco de Miranda, Simón Bolívar y José Antonio Páez, fueron
masones. Posteriormente, en la etapa republicana antes de Cipriano Castro, 13 presidentes
de Venezuela pertenecieron a alguna logia.
En cuanto a los intelectuales, además del ya mencionado
Andrés Bello, fueron masones, entre muchos otros: los educadores Simón
Rodríguez (1769-1854) y Juan Vicente González (1810-1866), el músico Juan José
Landaeta (1780-1814), el pintor Juan Lovera (1776-1841) y el poeta Juan Antonio
Pérez-Bonalde (1846-1892).
También en el siglo XX existen numerosos representantes
masones que impactaron la historia en algún ámbito. Entre éstos podemos resaltar:
los educadores Agustín Aveledo (1837-1926) y Luis Beltrán Prieto Figueroa
(1902-1993), el poeta Andrés Eloy Blanco (1896-1955) y el presidente de la
República Raúl Leoni (1905-1972).
Casa de Estudio de la Historia Lorenzo A. Mendoza Quintero
Éste es uno de los lugares más fascinantes de los que
se pueden conocer en Altagracia. La mayoría de sus visitantes afirman que aquí se
percibe una energía particular. La casa está muy relacionada con la
presencia de los sacerdotes jesuitas en Caracas, quienes le dieron
el nombre a la esquina norte de la cuadra.
La Casa de
Estudio de la Historia Lorenzo A. Mendoza se ubica en el Bulevar Panteón,
entre las esquinas de Veroes y Jesuitas N° 22 y 24, a más o menos dos cuadras
hacia el norte desde la Catedral. Entre estas dos esquinas hay muchísimas
historias, las cuales a veces difieren según las fuentes que se consulten.
Los jesuitas fundan un colegio en Caracas en el año
1731, pero el mismo estaba destinado únicamente a la formación eclesiástica
y no se encontraba en la cuadra limitada por las esquinas de Veroes y Jesuitas.
Todas las fuentes coinciden en que se instalaron en lo que hoy es la Casa de Estudio de la Historia en el año
1760.
En 1759 el rey Carlos III da permiso para que “se
funde colegio en el sitio que con este fin se ha comprado”. Según algunas
fuentes, posteriormente el hermano Miguel de Schlesinger construye la casa-colegio,
donde vivirán varios sacerdotes y sus esclavos. Este centro de educación se llamará Colegio de la Compañía de Jesús.
Todas las casas del Centro Histórico de Caracas en un
principio fueron solares repartidos por Diego de Losada en 1568 cuando se funda
la ciudad. En los mismos se construyeron viviendas de bahareque con techo de
palma, que eran más bien bohíos. Después, con el correr del tiempo, fueron cambiando.
Según las actas del Cabildo, buena parte de los
terrenos de la manzana donde está la Casa
de Estudio de la Historia Lorenzo A. Mendoza Quintero fueron otorgados al
señor Justo Desque, que también tuvo encomiendas en Chuao. Todas las
propiedades luego fueron heredadas por su hijo Juan Desque, que murió en 1589.
Este último se casó con Isabel de Rojas (1561-1608)
quien al enviudar de Desque contrajo nuevas nupcias con un soldado español
llamado Cristóbal Mejía de Ávila (1559-1633). El dato es relevante porque en un
acta del Cabildo, de fecha 14 de julio de 1603, se establece que Mejía de Ávila
será el encargado de empedrar las calles.
Entre los tramos sujetos a remodelación estaba el que
se describe como “la calle que va desde la Esquina Cristóbal Mejía de Ávila
hasta la Esquina de Rebolledo y Tomás de Aponte”. La primera es la actual
Esquina de Jesuitas, donde vivía el soldado, y la segunda es la que más tarde se conoció
como Esquina de Camejo[24].
Posteriormente Mejía de Ávila se separa de Isabel de
Rojas y tiene una hija con otra señora llamada Luisa Suárez del Castillo. El
nombre de la descendiente es Catalina Mejía de Ávila y Suárez del Castillo
(1608-1671), quien heredó la casa de su padre y se casó con un señor vasco
llamado Pedro de Liendo (1610-1658).
Los Liendo terminaron siendo dueños de gran parte de
los solares de la cuadra. Por tal razón, los
jesuitas les compraron la parcela a los herederos de un tal José Manuel de Liendo. Pero
el colegio duró poco, ya que los sacerdotes de la Compañía de Jesús fueron
expulsados de España y sus Colonias en 1767.
Según la investigación del profesor Marín (2011):
“José Manuel de Liendo dejará a sus herederos en 1736 una singular casa en la
cuadra de Veroes a Jesuitas, con el solar que le pertenece y sus rejas de
hierro”[25].
Esto indicaría que los sacerdotes no construyeron la vivienda, aunque
seguramente le hicieron modificaciones.
Al
irse, los curas vendieron la casa a la Real Hacienda y allí funcionaron
distintas instituciones, de la cuales se observan sus huellas en la actual Casa de Estudio de la Historia Lorenzo A.
Mendoza Quintero. La historia de las mismas se ha ido desdibujando con el
tiempo y en ciertos casos existen informaciones contradictorias.
Antes de que la propiedad fuera adquirida por la familia Mendoza, funcionaron en esta casa: el Batallón de Lombardía, la Real Casa de Moneda de Caracas y la Escuela Jesús, María y José. Mucho más tarde también estuvieron aquí el Colegio El Salvador del Mundo y el Colegio Santa María. La Tercena o Real Administración del Tabaco nunca tuvo esta sede.
El Batallón de Lombardía
El Batallón de Lombardía fueron tropas de élite que
envió Carlos III a la Capitanía General de Venezuela, cuando ésta se crea en 1777.
Con ellas se pretendía contrarrestar cualquier ataque por parte del imperio inglés.
Lo particular de este ejército era el uso de tambores y clarinetes para dirigir
los clásicos movimientos militares.
Varios cronistas concuerdan en que el Batallón estuvo en
la casa de los jesuitas, y se han encontrado algunos vestigios. Pero, en los planos
de catastro que muestra Marín, se observa que en 1782 ya existía la Escuela de Las Primeras Letras en la parcela de los jesuitas, por lo cual las tropas deben
de haberse mudado antes.
Real Casa de Moneda de Caracas
La Real Casa de
Moneda de Caracas se fundó en el año 1802, con la finalidad de acuñar las
monedas de cobre que se usaron en la época para el comercio. Al parecer, este
taller primero estuvo localizado en la Esquina de Veroes hasta el año 1806, y luego fue
mudado para la casa que fue de los jesuitas.
La institución fue clausurada y reinaugurada varias
veces. En el plano de catastro de 1815 aparece la parcela con el nombre de esta
entidad, indicando que está cerrada. Éste fue uno de los años en que
desapareció, aunque se reabrió al siguiente. En el catastro del año 1830, que
es el próximo que muestra el estudio de Marín, ya no se encuentra.
Colegio Jesús, María y José
Arístides Rojas hablaba de que esta institución existió
a principios de siglo XIX. Carmen Clemente Travieso lo ratifica, e incluso
confirma el Real Decreto de fecha 30 de junio de 1786 mediante el cual se le
concedió el permiso al Licenciado Simón Marciano de Malpica, quien era tesorero
de la Catedral de Caracas y promotor del proyecto.
La periodista habla de la escuela, que llevaba el
nombre de Jesús, María y José. Estaba
destinada a la educación de niñas pobres y algunos la confunden con el colegio Santa María de Agustín Aveledo. La
creación del colegio para niñas desamparadas también se reseña en la Cronología de la Educación en Venezuela.
Según Arístides Rojas, este colegio estuvo en la
antigua residencia de la Compañía de
Jesús. Aunque no existen registros, puede haber ocurrido después de que la
Escuela de Las Primeras Letras se
mudara para la casa de enfrente. Pero no duraría mucho, ya que a partir de 1806
la casa de los jesuitas fue sede de la Casa
de la Moneda.
La Tercena
La Tercena era un estanco, sitio
donde se recaudaban impuestos provenientes del comercio de
tabaco, por tal motivo también se le denominaba “Real Administración del
Tabaco”. Algunos dicen que estaba en lo que ahora es la Casa de Estudio de la Historia, pero está comprobado que no fue así.
El estanco se localizaba en la acera de enfrente, en
la parte oeste de la Esquina de Jesuitas, en una casa alquilada que inicialmente fue de
Juan Liendo y después pasó a la familia de Valentín Rivas Herrera. El terremoto
del año 1812 destruyó la propiedad y entonces se construyó un parque que
denominaban “Jardín Casino” porque también había juegos.
Con respecto a este lugar hay una anécdota. Existió un
malhechor llamado Pedro Veitía, que acostumbraba a enviar tarjetas perfumadas a
sus víctimas, anunciándoles cuando iban a ser atracadas. Era tan hábil, que aún
tomando todas las previsiones la gente no se salvaba. Veitía fue descubierto escondido
entre las ruinas de la casa.
Colegio El Salvador del Mundo y Colegio Santa María
Además de la Escuela de Las Primeras Letras de la etapa colonial, ya en la era republicana, en la antigua casa de los jesuitas funcionaron dos renombrados colegios privados, de gran prestigio en la sociedad caraqueña. Estuvieron dirigidos por dos reconocidos intelectuales que fueron masones.
En 1849, el destacado escritor y político Juan Vicente González funda un colegio llamado El Salvador del Mundo, que sólo permanecerá abierto hasta 1859. Su única dirección estuvo en lo que después será la casa de la familia Mendoza y su cierre sucedió doce años antes de que el abogado Ascanio Negretti comprara la parcela en 1871.
González fue diputado y fundador del periódico El Heraldo. Era un personaje sumamente polémico, que criticaba tanto a conservadores como a liberales, por lo cual estuvo preso en más de una ocasión. Su institución se inclinaba hacia la formación humanística y por sus aulas pasaron destacados talentos.
Agustín Aveledo, que había sido alumno de Juan Vicente González, abre el Colegio Santa María en 1859. Tuvo dos sedes antes de instalarse en la antigua Casa de la Compañía de Jesús. En este último lugar permanece hasta 1872 y luego se muda para la casa de enfrente, coincidiendo con la fecha de aparición de Ascanio Negretti.
Aveledo era ingeniero, además de pedagogo y humanista. Su propuesta educativa consideraba dos alternativas. Aparte de la formación básica o primaria, ofrecía estudios mercantiles donde se aprendían idiomas y otra opción eran los estudios científicos. En esta escuela estudió Lorenzo Alejandro Mendoza Fleury.
La casa de la familia
Mendoza
El sitio de los jesuitas comienza a ser de los
Mendoza a partir del año 1893, cuando Lorenzo Mendoza Buróz (1819-1896) compra
la primera casa señalada con el N° 22. El abogado Ascanio Negretti, quien le
vende a Mendoza, había adquirido la propiedad en 1871 y posteriormente dividió
la casona en dos partes.
Negretti, al parecer se
dedicaba a la compra y venta de inmuebles. En el mes de enero del mismo año 1871 había
negociado también la casa que fue de la familia Bolívar en la Esquina de San
Jacinto, que en esa época pertenecía a Juan Bautista Madrid. Posteriormente, en
octubre de 1872, se la vende a Guillermo Baimbrige.
Se desconoce a quien le compra
Ascanio Negretti la casa de los jesuitas, pero se podría suponer que fue al
Estado. En el catastro de 1830 la parcela aparece como perteneciente al
Estado, pero curiosamente alquilada por Don Vicente Buróz Tovar, quien era un
coronel hermano de la madre de Lorenzo Mendoza Buróz.
Lorenzo Mendoza Buróz había
nacido en Trinidad, ya que su progenitor se refugió en esta isla cuando en 1814
Caracas fue tomada por José Tomás Boves (1782-1814). El nombre del padre de Lorenzo Mendoza Buróz es Cristóbal Mendoza (1772-1829), quien fue el primer presidente
de Venezuela cuando se declaró la independencia en 1811.
La madre de Lorenzo Mendoza Buróz se llamaba Gertrudis
Buróz Tovar. Los Tovar fueron otra de las familias que destacaron, por los
solares que ocuparon entre las esquinas de Veroes y Jesuitas. Lorenzo Mendoza Buróz
se casó con Isabel María Martínez en terceras nupcias, ya que enviudó dos
veces. Tuvo ocho hijos: cinco hembras y tres varones.
La casa N° 24 fue comprada en 1903
por la familia, cuando Lorenzo ya había fallecido. Posteriormente las dos viviendas
se refaccionaron y se unieron, sirviendo de residencia de los Mendoza hasta los años de 1960. A
finales del siglo XX los espacios fueron acondicionados, para abrirlos al público
a partir de año 2001 como biblioteca, museo y sitio de esparcimiento.
La Casa de Estudio de la Historia lleva el nombre del progenitor del actual
presidente de Empresas Polar, Lorenzo Alejandro Mendoza Giménez (1965). Lorenzo
Alejandro Mendoza Quintero (1931-1987), el padre, era psiquiatra y trabajaba en el
Hospital Vargas cuando circunstancias familiares lo obligaron a integrarse a la
empresa.
Lorenzo A. Mendoza Quintero fue hijo de Lorenzo Alejandro
Mendoza Fleury (1897-1969), quien era bisnieto del primer presidente de
Venezuela. Su madre se llamaba Cristina Quintero Muro. Se casó con Leonor
Giménez Pocaterra y tuvo seis hijos, de los cuales el actual presidente de Empresas
Polar es el cuarto. Murió de forma inesperada a los 56 años de edad.
Visitar la Casa de Estudio de la Historia es una experiencia fascinante. Especialmente
por lo interesante que resultan los descubrimientos arqueológicos que se
hicieron durante de las remodelaciones. Entre ellos, un pozo de aproximadamente
siete metros de profundidad, que todavía no se sabe si servía para guardar agua o como
mazmorra.
La casa tiene un patio central
lleno de flores, varias salas de exposiciones donde se pueden apreciar las
piezas de armería y las monedas encontradas, una gran biblioteca con alrededor
de 17.000 libros, hermosos muebles y lámparas de estilo de la época. También
hay un café donde se puede comer y sirven desayunos fuera de serie.
Casa de Las Primeras Letras y Casa Nuestra América José Martí
Frente a la Casa
de Estudio de la Historia Lorenzo A. Mendoza Quintero, un poco más hacia el
sur, hay otras dos casas gemelas marcadas con los números 29 y 31 que, están muy relacionadas con la primera. Además, se podría
decir que en ellas vivió lo más rancio de la sociedad de Altagracia.
Los anales de estas construcciones se remontan a los
primeros tiempos de Caracas, cuando en 1568 Diego de Losada reparte los solares
entre los conquistadores que lo acompañan en la fundación de la ciudad. Según
consta en las actas originales, la casa
N° 29 le correspondió a Lope de Benavides y la N° 31 a Alonso Andrea
Ledesma.
Este último valiente español es muy conocido en la
historia, porque con 72 años se enfrentó, él solo, a los piratas comandados por el corsario inglés Amyas Preston. En 1595 incursionaron en la ciudad, la
saquearon y la quemaron, matando a Ledesma el 29 de mayo. La guardia los
esperaba por otra entrada y Caracas quedó desprotegida.
Desde el año 1774 estas dos casas se convirtieron en
una sola, ya que por un tema hereditario las viviendas pasaron a ser de Martín
José de Tovar y de su esposa María de Las Mercedes Liendo. Mucho más tarde se vuelven a separar debido también a causas
de herencia. Inclusive, en cierto momento llegaron a ser tres parcelas.
En esta casa estuvo la Escuela de Las Primeras Letras y la Escuela de Latinidad desde 1791. Las dos escuelas estaban dirigidas
por un maestro principal, que además era quien se ocupaba de los estudios clásicos.
Esta enseñanza antes se impartía en lo que actualmente es la Casa de Estudio de la Historia Lorenzo A.
Mendoza Quintero.
Cuando fueron expulsados los jesuitas, Carlos III
ordenó que en cada municipio se estableciera una Escuela de Primeras Letras. En Caracas existía al menos desde 1782,
ya que se puede observar en la parcela que antes fue de la Compañía de Jesús, según el plano elaborado por el profesor Marín
basado en la matricula parroquial.
Corría mayo de 1791 cuando el Cabildo de Caracas le
otorga el título de Maestro a Simón Rodríguez[26], que
aún no había cumplido los 22 años[27]. Aquella
escuela, que dirigía el maestro Guillermo Pelgrón, era la única pública de la
ciudad. Contaba con 114 alumnos, entre los que estaba Simón Bolívar que para
entonces tenía 8 años.
Decía Rodríguez que el ambiente en la Casa de los
Jesuitas era deprimente. Logra que el Cabildo supervise el local para que compruebe
el hacinamiento y las deplorables condiciones. Poco después alquilan la casa de
enfrente y la escuela mejora, aunque igualmente la carga de estudiantes era
excesiva y los recursos muy limitados.
A partir de 1797, cuando Rodríguez sale del país, se
pierde un poco la pista acerca de lo acontecido en este lugar. Sin embargo,
revisando la cronología histórica, se verifican hechos importantes sobre la Escuela de Las Primeras Letras.
- 25 de junio de 1800: La Real Audiencia solicita al Licenciado Miguel Sanz un informe completo y minucioso sobre lo relacionado con la educación pública de Caracas.
- 14 de noviembre de 1803: Don Hilario Mora se dirige al Cabildo señalando que la instrucción que se imparte en la Escuela de Las Primeras Letras es muy deficiente y sugiere que la Universidad la gestione.
- 27 de enero de 1804: Escribe al Cabildo el Regidor Don Pedro Ramírez, diciendo que ha examinado a los niños y que no se observa avance en el aprendizaje, por lo que propone la suspensión de la Escuela.
- 1809 (sin fecha exacta): Doña Josefa Lovera[28] pide la desocupación de la casa alquilada por estar sumamente deteriorada. El comisionado informa que ya tiene un nuevo local “al costado de la casa concejil”.
- 20 de diciembre de 1809: Se nombra un nuevo maestro[29]. Su nombre es Don Ramón de la Peña y va a ser el último de la Escuela de Las Primeras Letras en la Colonia.
A partir de aquí hasta 1830 no se observan
informaciones relevantes relacionadas con la Escuela de Las Primeras Letras, salvo una que es muy particular y
merece ser destacada.
- 3 de octubre de 1826: Se eliminan los azotes en las Escuelas de Primeras Letras, así como las palmetas, sustituyéndose por penas más suaves y moderadas para corregir la falta en los niños.
En el año 1872 Agustín Aveledo muda su colegio para la
casa donde antes había estado la Escuela
de Las Primeras Letras y ésta es la etapa de mayor esplendor de la institución.
Llegó a tener hasta 300 alumnos, aunque aproximadamente la tercera parte no
pagaba. En esta época dio clases José Martí (1853-1895)[30].
Adicionalmente, Aveledo instaló una clínica donde en las tardes
los mejores médicos de Caracas atendían a los niños sin cobrar. También fundó un orfanato en La Pastora, en el cual se alimentaba, vestía y educaba a todos los desamparados,
con las contribuciones que el educador lograba recaudar.
En 1917, debido a un derrame cerebral, Aveledo cerró el
colegio por no poder ocuparse y toda su obra se vino abajo en poco tiempo. Hoy día en las instalaciones del orfelinato está el Colegio Madre
Rafols de las Hermanas de la Caridad, que funciona únicamente como instituto
educativo.
En cuanto a las casas 29 y 31, a mediados del siglo
pasado ya habían entrado en franco deterioro. Incluso una de ellas, la N° 29,
era un famoso restaurante llamado “Álvarez”. Tanto el interior como las
fachadas lucían muy estropeadas, por lo cual en el año 2006 la Alcaldía las
toma como bien patrimonial y las restaura.
Actualmente visitar estas casas es un gran placer, por la bella
arquitectura colonial y por la paz que en ellas se respira. En la Casa de Las Primeras Letras se pueden ver
interesantes exhibiciones de vestuario colonial, así como de objetos de la
época, y la Casa de José Martí es una
galería de arte urbano. Además hay un acogedor café donde venden deliciosos postres.
Referencias:
-Canalejas, J. (2023). Historia de la Iglesia de
Altagracia. Disponible en https://camaradecaracas.com/la-camara-caracas-y-sus-historias/cronicas-de-la-ciudad/historia-de-la-iglesia-de-altagracia/
-Castillo, J. (2022). La Iglesia de Las Mercedes. Disponible en https://camaradecaracas.com/la-camara-caracas-y-sus-historias/cronicas-de-la-ciudad/la-iglesia-de-las-mercedes/
-Lautaro.org.ve
(S/F). Andrés Bello.
Disponible en https://lautaro.org.ve/2023/04/10/andres-bello/
-Leal, A. (2022). Terremotos
e historia: el sismo de 1766 en Caracas. Disponible en https://www.linkedin.com/pulse/terremotos-e-historia-el-sismo-de-1766-en-caracas-leal-guzm%C3%A1n/?originalSubdomain=es
-Marín, O. (2011). Valoración
histórica del patrimonio arquitectónico. Estudio de casos en el Centro
Histórico de Caracas. Disponible en https://www.academia.edu/12565798/VALORACI%C3%93N_HIST%C3%93RICA_DEL_PATRIMONIO_ARQUITECT%C3%93NICO_Estudio_de_Casos_en_el_Centro_Hist%C3%B3rico_de_Caracas
-Moya, A. (2011). La
Caracas que conocí. Fundación Editorial El Perro y La Rana.
-Núñez E. (2004). La
ciudad de los techos rojos. Monte Ávila, Ediciones Latinoamericana.
-Polanco, T. (2012). Simón Bolívar: ensayo de una interpretación biográfica a través de sus
documentos. Disponible en https://oscurvelibertador.blogspot.com/2012/09/simon-bolivar-ensayo-de-una_26.html
-Quintero, I. (2019). Andrés Bello. Entre la omisión y el olvido. Disponible en https://elucabista.com/wp-content/uploads/2019/11/Andr%C3%A9s-Bello-entre-la-omision-y-el-olvido-In%C3%A9s-Quintero-UCAB.pdf
-Rojas, A. (1946). Crónicas
de Caracas. Dirección de Cultura del Ministerio de Educación Nacional de
Venezuela.
-Romero, C. (1957). Raíz histórica de la masonería en
Venezuela. Ediciones El Cojo, S.A.
-Travieso, C. (2007). Las esquinas de Caracas. Los Libros de El Nacional.
-Ugalde, L. (2022). La expulsión de los jesuitas. Disponible en https://elucabista.com/2022/05/13/expulsion-de-los-jesuitas-por-luis-ugalde/
-Uzcátegui, R. (2019). Cronología de la Educación en Venezuela. Siglo XVI-2018. Disponible en http://saber.ucv.ve/bitstream/10872/19550/1/cronologia_historica_MEV_2018.pdf
-Yerena, G. (2010). La esquina y el Hospital Médico Quirúrgico de Emergencia de Salas.
Disponible en http://venelib-antao.blogspot.com/2010/07/poesias-de-rafael-cadenas.html
[1] Sus restos se encuentran en
el Cementerio General de Santiago, aunque en el Panteón Nacional de Caracas hay
un cenotafio (tumba vacía) en su honor.
[2] Es su nombre oficial. En
lengua caribe significa “La ola que vino de lejos”.
[3] Este terremoto ocurrió el 21
de octubre de 1766 a las 4:30 a.m.
[4] El movimiento telúrico fue el
26 de marzo de 1812 a las 4:05 p.m.
[5] Sucedió el 29 de octubre de
1900 a las 4:42 a.m.
[6] Se inicia en 1772 y se
termina en 1784
[7] Algunas fuentes indican que
fue bautizado en la Catedral de Caracas.
[8] La obra se comenzó en el año
2010 y estaba lista para ser inaugurada el 17 de diciembre de 2012. Debido a la
enfermedad del presidente la inauguración se pospuso y finalmente se hizo el 14
de mayo de 2013, cuando ya Chávez había fallecido.
[9] Es uno de los movimientos telúricos
más importantes en la historia de Venezuela. Sucedió el día 11 de junio de 1641
entre 8:30 y 9:00 a.m.
[10] Además era patrona de las
arboledas de cacao, ya que una plaga del parásito llamado “candelilla” había
azotado los cultivos y se había invocado a la Virgen de Las Mercedes para que
desapareciera.
[11] Casualmente es el mismo año
en que se termina la Iglesia de Altagracia.
[12] Desde el año 1825 el
cementerio no existía. En parte del mismo se habían construido algunas
dependencias del Hospital Vargas, inaugurado en 1891.
[13] Los Capuchinos son parte de
la familia Franciscana.
[14] Inicialmente llamada Plaza
Ezequiel Zamora.
[15] Las Monjas Dominicas salen
con el decreto de Antonio Guzmán Blanco cuando se prohíben las congregaciones religiosas.
[16] Abogado, periodista y político,
fundador de Acción Democrática, quien estaba en la clandestinidad.
Posteriormente falleció en la cárcel luego de una cruel agonía durante la cual
no recibió asistencia médica.
[17] Se llamaba Jorge Maldonado
Parilli.
[18] Esta información no es muy
conocida, pero hay documentos evidenciando que perteneció a una logia
denominada “Los Caballeros Racionales”.
[19] También masón.
[20] Existen dos tipos de escuelas
en masonería: el Rito de York o Masonería Inglesa y el Rito Escocés que es el
más usado en Venezuela.
[21] Fusilado por los realistas y
expuesta su cabeza frita dentro de una jaula en la Puerta de Caracas.
[22] Envenenado en Trinidad.
[23] Torturado, arrastrado por un
caballo y luego ahorcado y descuartizado en la Plaza Mayor (hoy Plaza Bolívar)
frente a la Cárcel Real (actual Casa Amarilla).
[24] Dos cuadras al sur de la
Catedral, la cual ya no existe.
[25] Información proveniente del
Archivo General de la Nación.
[26] Es conocido también como
Samuel Robinson, el cual fue su seudónimo cuando tuvo que huir de Venezuela en
1797. Una teoría es que estuvo implicado en la conspiración de Gual y España.
[27] La fecha de nacimiento de
Simón Rodríguez no está muy clara. Algunos historiadores la ubican en 1771 y
otros en 1769.
[28] En la investigación
de Orlando José Marín (2011) no se observa a nadie con ese apellido.
[29] No hay ningún otro
nombramiento anterior.
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