sábado, 7 de agosto de 2021

Plaza Bolívar de Caracas en tres tiempos

 



La Plaza Bolívar es el espacio geográfico más antiguo de Caracas. Está ubicada entre las esquinas: La Torre (noreste), Principal (noroeste), Las Gradillas (sureste) y Las Monjas (suroeste). Adicionalmente, está rodeada por edificaciones de gran valor histórico como son: la Catedral de Caracas,  el Museo Sacro, el Palacio Arzobispal, el Palacio Municipal, la Casa Amarilla, el Teatro Principal, el Palacio de Gobierno del Distrito Capital, y Palacio Federal Legislativo.

Tuvo el nombre de Plaza Mayor hasta 1823, año en que el último oficial español abandona Venezuela y se consolida la independencia. Posteriormente pasa a llamarse Plaza de Armas, hasta 1842 cuando llegan los restos del Libertador procedente de Santa Marta (Colombia) y se la designa oficialmente como Plaza Bolívar. 

El nacimiento de la ciudad

En julio de 1567 se funda Caracas. A pesar de que no existe nada que lo compruebe, se asume que fue el día 25 por ser el santoral del Apóstol Santiago. El espacio escogido fue el delimitado por las quebradas de Caroata y Los Padrones al oeste, y la quebrada de Catuche al este. Aunque algunas investigaciones arqueológicas sugieren que el sitio inicial del establecimiento fue en los alrededores de lo que hoy es Santa Capilla, históricamente se considera que la fundación de la ciudad ocurrió en la actual Plaza Bolívar.

Apenas se define el enclave de la explanada central, se coloca una cruz en el sitio donde más tarde se levantará la iglesia y se reparten solares adjudicando los del contorno de la plaza a los conquistadores más destacados. Seguidamente se comienza a organizar lo concerniente a la distribución de autoridad  y se empiezan a construir las primeras casas y la ermita.

Según está escrito en los anales de historia, las viviendas de esta época tenían las paredes de bahareque y los techos de paja, pero ya seguían la estructura de las típicas casas coloniales: patios internos para lograr iluminación y ventilación, amplios corredores donde se ubicaban las habitaciones, el zaguán que era el lugar donde se dejaba los caballos, y amplios ventanales que comunicaban con el exterior.

Fue a partir de 1576, cuando llega el gobernado Juan de Pimentel, que se iniciaba la construcción y remodelación  de las casas con cal, arena, piedra, ladrillos, madera y tejas. Para esta época ya Caracas tenía 25 manzanas contando con la del centro que era la Plaza Mayor. En el informe que Pimentel envía a España junto al plano que levantó, comunica que cada una de las cuadras había sido concebida para su distribución en cuatro casas, y que 65 viviendas estaban habitadas.

La Plaza Mayor

La Plaza Mayor siempre tuvo múltiples usos. Era lugar de reunión y celebración de los acontecimientos importantes y festejos tradicionales o religiosos, espacio para las corridas de toros, mercado ciertos días de la semana, sitio de entrenamiento militar, y también donde se aplicaban castigos ejemplificantes o se practicaban ejecuciones.

Famoso es el caso de José María España en 1799, cuando fue arrastrado por caballos y posteriormente ahorcado y descuartizado, todo a la vista de los que concurrían a este tipo de espectáculos macabros. Igualmente, aquí fueron ejecutados varios realistas cuando Simón Bolívar emite su Decreto de Guerra a Muerte en 1813.

La primera modificación importante de la actual Plaza Bolívar sucede en el año 1753, cuando el gobernador Felipe Ricardos decide cercar el recinto con gruesos muros en forma de arco para aislarla de los edificios circundantes. Especialmente por motivos del mercado, donde se vendían vegetales y productos cárnicos, incluyendo animales vivos, así como frutas, dulces, flores, pájaros, mondongo preparado, chicharrón, fritangas, bebidas típicas y baratijas de todo tipo.

Adicionalmente, allí se instalaban los zapateros, los escribanos, y los barberos que además hacían cirugías y sacaban muelas. Estas murallas estuvieron rodeando la plaza hasta 1865, cuando Guzmán Blanco, como Presidente encargado, las manda a demoler y elimina el mercado pasándolo a la Plaza de San Jacinto.

En esta Caracas oscura, sólo alumbrada por uno que otro farol de aceite, aparecían muchos fantasmas. Uno de los más famosos salía después de la medianoche, justamente en la esquina de La Torre. Era “el enano de la Catedral”, un alma en pena que en vida fue perseguido y se había refugiado en la iglesia sin salir nunca más de ella. Tenía por costumbre pedir fuego para prender su cigarro y luego se transformaba en una criatura espantosa con colmillos muy grandes.

La Plaza Bolívar en la época de Antonio Guzmán Blanco

Posteriormente, ya como Presidente Constitucional, el “ilustre americano” refacciona totalmente la plaza bajo el concepto neobarroco francés que tanto le gustaba. Entonces se colocan fuentes en las esquinas, se plantan muchos árboles, el entorno se llena de jardineras floridas, y se instalan montones de faroles que para la época funcionaban con lámparas de querosén ya que el alumbrado eléctrico llega a finales del siglo XIX.  

Adicionalmente, se construyen las escalerillas del extremo sureste que le dieron el nombre a la esquina Las Gradillas y una tribuna destinada a las retretas que se llevarían a cabo los días jueves y domingos. Simultáneamente, se encarga a Alemania la estatua ecuestre de Bolívar que actualmente está ubicada en el centro de la plaza y tiene 4 metros de altura.

Esta escultura del Libertador tiene una curiosa historia ya que el vapor, llamado Thora, que la traía, naufragó cerca de Los Roques el 10 de octubre de 1874 y las quince cajas que contenían las piezas se dieron por perdidas. Aunque por suerte fueron rescatadas, el acto de inauguración, que estaba previsto para el 28 de octubre por ser el día de San Simón, tuvo que ser retrasado. Dicen que el barco terminó de hundirse y se encuentra sumergido bajo las aguas que rodean a Los Roques.

Finalmente, el evento oficial se llevó a cabo el 7 de noviembre, con cañonazos, campanadas, banda marcial, retreta, ofrendas florales y fuegos artificiales. Una particularidad de esta estatua es que bajo su pedestal existe una cápsula del tiempo, ya que Guzmán Blanco mandó a depositar allí libros icónicos de Historia y Geografía, medallas, monedas antiguas y valiosos documentos históricos resguardados en cajas de metal.

Los alrededores de la Plaza Bolívar eran lugares muy concurridos, especialmente la Esquina Las Gradillas, donde estaban los terminales del tranvía. Desde 1882 aquí se tomaban los tranvías que se dirigían, uno hacia la estación del ferrocarril ubicada en Palo Grande (actual San Martín) y otro hacia la estación del tren Caracas-La Guaira en Caño Amarillo.

Hasta el año 1900 estos tranvías fueron tirados por caballos, cuyos cascabeles anunciaban su llegada. Ya a partir de 1907 había 30 tranvías eléctricos que cubrían toda la ciudad y estuvieron vigentes hasta 1947. En ellos también se podía ir a Petare (pasando por Sabana Grande, Chacao, los Dos Caminos y Los Chorros) o hasta El Valle.    

La Plaza Bolívar en el siglo XX

Narra el historiador Mario Briceño Iragorry que la Plaza Bolívar a comienzos del siglo pasado era el corazón de la ciudad y lugar de encuentro de políticos, escritores, poetas y artistas. Tanto las damas como los caballeros iban a lucir sus mejores galas los domingos. Las mujeres llevaban vestidos elegantes, llamativas joyas y sombreros de pamela, mientras que los hombres iban de levita y sombreros de pajilla. Luego de la misa, la plaza era el lugar obligado para las amenas tertulias y para escuchar la retreta dominical.

Todos los alrededores de la plaza se llenaron de lujosas cafeterías, confiterías y cervecerías, que eran muy frecuentadas por la alta sociedad de aquel entonces, siendo especialmente conocida la confitería y bar Iberia, que se ubicaba diagonal a la esquina de La Torre, donde los Cañoneros de Caracas tocaban valses y pasodobles. Igualmente estaba el salón La India localizado entre las esquinas Las Gradillas y Sociedad, el salón La Francia, y varios otros muy concurridos.

Durante las décadas de 1920 y 1930 hizo vida en la Plaza Bolívar un memorable personaje llamado Vito Modesto Franklin, mejor conocido como Duque de Rocanegras, que era un guaireño de origen muy humilde. Había trabajado como caletero en el puerto, pero se vino a Caracas y, misteriosamente, en la posada El Gato, ubicada en Gato Negro (Catia), logró hacer mucho dinero valiéndose de la ruleta y las prostitutas. De él también se comentaba que fue amante de Juancho Gómez y que por tal razón disfrutaba de una posición económica privilegiada.

El caso es que Vito se vestía de acuerdo a la mejor etiqueta de la época, a la que incorporó varios elementos excéntricos. Usaba levita, corbata de colores, guantes blancos, calzones cortos y zapatillas de raso con hebilla de plata. Además, llevaba montículos y bastón, y siempre lucía un clavel en el ojal. Este extraño individuo, que incluía muchas palabras en inglés, francés e italiano dentro de su vocabulario habitual para hacerse el refinado, era muy amigo de los más destacados intelectuales y junto con ellos se reunía en los mejores sitios, en los cuales consumía sin ningún tipo de restricción. Incluso, en 1924 se compró el Teatro Olimpia de Caracas. 

Otro cuento famoso de aquellos tiempos es el de Cenizo: un perro blanco con una mancha negra que se instaló en el año 1918 al lado de la estatua de Bolívar y no dejaba que ningún otro can se le acercara. Cenizo era muy querido por todos los que frecuentaban la Plaza Bolívar y hasta le regalaron una cadena de oro que luego le fue robada. Cuando murió el 29 de agosto de 1927 salió en todos los periódicos, le dedicaron poemas y fue enterrado solemnemente en los jardines del Club Paraíso (actual Hogar Canario Venezolano) que se estaba terminando de construir.

La Plaza Bolívar también fue sitio de discursos y reuniones políticas a lo largo de todo el siglo XX. Comenzó a perder relevancia social cuando se empiezan a inaugurar los más prestigiosos clubes de Caracas y no recibió mayores modificaciones desde los tiempos de Guzmán Blanco, hasta 1967 cuando se instaló el piso de mármol gris que tiene actualmente.  Posteriormente, en el año 2003 tuvo una refacción total en cuanto a jardines, fuentes y alumbrado, y más recientemente, en 2020, se colocaron arcos florales en todas las entradas de la plaza.

Indudablemente la Plaza Bolívar es el centro histórico de Caracas por excelencia. Está rodeada de interesantes museos y sitios importantes para visitar, además de ser un lugar encantador. Por otra parte, en sus contornos existen muchas opciones para tomar un rico café o un delicioso chocolate en un ambiente muy agradable. Entre éstos, no se puede dejar de mencionar a Artesano, que se encuentra muy cerca de la plaza subiendo por la esquina de La Torre.

Referencias:

Ciudad Caracas. (2020, 7 febrero). http://ciudadccs.info/2020/02/07/los-tranvias-de-caracas/. http://ciudadccs.info/2020/02/07/los-tranvias-de-caracas/

 

Figuera, L. (2009, junio). El establecimiento del alumbrado eléctrico en Caracas a finales del siglo XIX. http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-94962009000100007

 

Fundamar Miranda. (s. f.). La estatua del Libertador Simón Bolívar sumergida en las aguas de Los Roques, pequeña historia del Thora. https://fundamarmiranda.wordpress.com/historica/

 

Morales, L. (s. f.). Vito Modesto Franklin, visto por doña Catalina Aranguren Bravo y demás familiares. https://www.monografias.com/trabajos103/vito-modesto-franklin-visto-dona-catalina-aranguren-bravo-y-demas-familiares/vito-modesto-franklin-visto-dona-catalina-aranguren-bravo-y-demas-familiares.shtml

 

Moya, F. (2011). La Caracas que conocí. Caracas, Venezuela: Fundación Editorial el perro y la rana.

 

Rojas, A. (1999). Crónica de Caracas. Caracas, Venezuela: Ediciones de El Nacional.


domingo, 1 de agosto de 2021

La cuadra de San Jacinto

 

La cuadra de San Jacinto, llamada así en honor al patrono de los frailes Dominicos que construyeron aquí su iglesia y establecieron su convento, está rodeada por cuatro esquinas que, como todas las de Caracas, tienen su curiosa historia: San Jacinto, Dr. Paúl, Traposos y El Chorro.

El norte de la manzana es ocupado en su totalidad por la Plaza El Venezolano, una de las plazas más típicas de Caracas, bautizada con este nombre en honor al ilustre preso que fue condenado a muerte en la cárcel municipal, la cual fue creada en los predios del convento.

Esta cuadra, que ha sido sometida a una exhaustiva excavación arqueológica, guarda una parte muy importante de la historia más antigua de Caracas, así como muchas anécdotas.

Las cuatro esquinas y sus alrededores



La esquina San Jacinto está en el extremo noroeste y le da el nombre a toda la cuadra, en la que se encontraba tanto la iglesia como el convento del mismo nombre. Esta esquina fue muy famosa en el siglo XVIII, además, por estar aquí  la Audiencia de Caracas, la cual tenía una campana en su puerta: si alguien era perseguido y lograba tocarla, quedaba a salvo y nadie podía detenerlo. 

En el extremo noreste se localiza la esquina dedicada al Dr. Felipe Fermín Paúl que vivió en este lugar. El Dr. Paúl fue un reconocido defensor de la República, que se destacó como líder de la Sociedad Patriótica en los eventos previos al 19 de abril de 1810 y luego fue rector de la Universidad Central de Venezuela en el período 1823-1825.  

Por el sur, sobre la Avenida Universidad, del lado oeste se encuentra la esquina de Traposos, que en tiempos más antiguos se llamó esquina de Arrechedera por una familia ilustre de la Colonia que aquí vivió. El origen de su denominación actual tiene dos versiones: por una parte dicen que se debe a que los habitantes de una casa remataban ropa vieja, y por el otro afirman que ese era su apellido.

Y finalmente, en el punto sureste se localiza la esquina El Chorro, cuyo nombre comentan que obedece a un ingenioso caballero canario llamado Agustín Pérez. Su apodo era “Agustinillo” y vendía el mejor guarapo de piña y papelón de la ciudad, para lo cual activaba un mecanismo de manera que la sabrosa bebida saliera por un chorrito que permitía el llenado desde afuera de la casa. Aunque también dicen que la esquina toma el nombre por una toma de agua que había en el lugar. 

Todo el frente norte de la manzana, es decir el que mira hacia la plaza, ha sido recientemente restaurado. En la zona que queda a mano derecha mirándola de frente, pintada de color ladrillo oscuro, se ha instalado una gran cafetería-heladería. Y todavía en esta fachada se puede observar la vieja torreja del templo.

Hasta hace poco tiempo al lado de la torre estuvo el famoso sitio La Atarraya, que primero fue una pulpería, luego funcionó como restaurante por más de 60 años, y fue expropiado en el año 2018. De acuerdo a los estudios arqueológicos, el espacio que ocupaba La Atarraya fue parte de la iglesia San Jacinto. 


La calle empedrada que bordea la cuadra de San Jacinto por el lado oeste es el Pasaje Linares, inaugurado en 1891 durante la presidencia de Andueza Palacios y que llegó a ser un importantísimo bulevar comercial, al tiempo que se construyeron en esta calle las primeras edificaciones de tres plantas (estilo colonial para respetar la línea arquitectónica de la zona). Junto con La Atarraya, todos los comercios fueron desalojados por la Alcaldía para recuperar el casco histórico, salvándose únicamente Páramo Café en la esquina de Traposos.



Cruzando el Pasaje Linares, justo frente a la plaza, está la Casa Natal del Libertador y a su lado el Museo Bolivariano. Según cuenta la historia, esta construcción ya existía en 1651 y era propiedad de un catalán. Pasa a pertenecer a la familia Bolívar a partir del año 1711 y en 1783 nace Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios.

La casa se comienza a abandonar cuando muere en 1792 María de la Concepción Palacios y Blanco (madre del Libertador). Posteriormente, en 1806 el inmueble es vendido a don Juan de la Madriz, quien lo ocupa hasta el 1812 ya que resultó seriamente dañado por el terremoto. En 1817 es reconstruido y luego lo compra Antonio Guzmán Blanco en 1876, pasando en 1912 a ser propiedad de la Nación, cuando es nuevamente recuperado y convertido en Casa Memorial a partir de 1921.

Visitar este lugar es una verdadera delicia, no sólo por su valor histórico sino porque se puede apreciar cómo eran aquellas casas antiguas llenas de corredores y patios internos adornados con flores a los que daban las habitaciones. También se observa el área de la cocina con sus enseres típicos, la zona de las caballerizas y el mobiliario de la época. Y por cierto, existe la leyenda de que en esta casa aparece una niña vestida a la usanza colonial que deambula por los pasillos.


En cuanto al Museo Bolivariano, la sede actual fue inaugurada en el año 1960 y en él se exhiben documentos históricos, pinturas, armas, una interesante exposición sobre las vestimentas coloniales de acuerdo a cada clase social y objetos personales de la familia Bolívar. 

Plaza El Venezolano

Ésta es una de las plazas más emblemática de Caracas. Su nombre original fue Plaza San Jacinto, ya que era parte de los solares concedidos a los frailes Dominicos para que construyeran la iglesia y el convento. El cambio de nombre ocurre en el año 1882, cuando Antonio Guzmán Blanco, como Presidente de la República, la reinaugura colocando una estatua de su padre en el centro. Esta escultura, según narran los cronistas de la ciudad,  ocupó el lugar de honor de la plaza hasta entrado el siglo XX. Posteriormente, el 17 de octubre del año 1977, la plaza El Venezolano fue declarada monumento histórico nacional.

El caso de Antonio Leocadio Guzmán  

El padre de Antonio Guzmán Blanco estuvo preso durante ocho meses en la cárcel que el ayuntamiento de Caracas hizo en 1828 en San Jacinto (tomando parte de los terrenos del convento de los Dominicos) y fue condenado a muerte en mayo de 1847. Sus antecedentes eran la fundación del Partido Liberal, y del periódico El Venezolano (su órgano difusor), en 1840.

Para  1847 estaban previstas las elecciones presidenciales y Antonio Leocadio era uno de los candidatos. Logró importantes movimientos de masas, especialmente de campesinos que pretendían la distribución equitativa de las tierras. En septiembre de 1846, una de sus movilizaciones hasta La Victoria se salió de control y fue acusado de intentar dar un golpe al entonces presidente Carlos Soublette.

Entonces las autoridades emitieron una orden de captura y se le encontró escondido en una casa ubicada a una cuadra de la esquina de Traposos, siendo acusado de conspirador, lo que era causal para una sentencia a la pena máxima. En aquellos tiempos se aplicaba con frecuencia la pena de muerte, que fue abolida en 1863 por Juan Crisóstomo Falcón, siendo Venezuela el primer país del mundo en tomar esta iniciativa.

Antonio Leocadio fue condenado a muerte en mayo de 1847, pero, afortunadamente para él, ya el mandatario era José Tadeo Monagas, quien había tomado posesión de su cargo en marzo para el período presidencial 1847-1851. José Tadeo quiso ganarse a los adeptos al liberalismo, por lo cual Antonio Leocadio recibió la gracia de que le conmutaran la sentencia por el destierro perpetuo, aunque volvió al país en 1849, nada más y nada menos que para ocupar el cargo de Vicepresidente de la República.

Historia de la plaza

Cuentan las crónicas que, desde 1610, se habían cedido a los Dominicos unos solares para que hicieran la iglesia, el convento y una plaza, pero todavía en 1656 el espacio destinado a esta última estaba tapiado y era usado para otros fines, por lo que son obligados a derribar los muros y hacer la plazuela con la que se habían comprometido. Desde aquel entonces, la plaza contó con una fuente donde los habitantes de los contornos que no tenían acceso al agua iban a llenar sus cántaros.

El reloj de sol que se encuentra actualmente en el centro de la plaza fue una idea de Alexander von Humboldt cuando visito Caracas en el año 1800. Dicho reloj fue construido en mármol y estuvo instalado en el mismo sitio donde hoy se encuentra para 1802, aunque luego fue movido para un costado donde estuvo por un buen tiempo, hasta que regresó a su lugar de origen.     

En el año 1809 la plaza se convirtió en un gran mercado a cielo abierto por disposición del entonces gobernador Vicente Emparan. La razón de esta medida fue la necesidad de aliviar la Plaza Mayor que, entre otros usos, también se había destinado a mercado en ciertos días de semana desde tiempos antiguos. En esa época la plaza estaba rodeada de arcos que la separaban de la catedral por el este y de la cárcel principal (hoy Casa Amarilla y sede del Ministerio de Relaciones Exteriores) por el oeste.

Pero llegó el momento que la cantidad de vendedores de carne salada, pescado, animales vivos, frutas y hortalizas, y mercancía de todo tipo, desbordó el sitio. Por tal motivo se decidió separar por rubros los víveres y usar también las plazas San Pablo, Altagracia y San Jacinto.

En San Jacinto se destinó la parte oriental de la plaza y se le asignó el pan, las frutas y los dulces, aunque pronto también se llenó de todo tipo de mercaderías para la venta, así como de barberos cirujanos que instalaron montones de casetas en el lugar. Este hecho molestó muchísimo a los frailes Dominicos, que se quejaron por el uso de sus espacios, así como por el relajo del mercado y el ruido que interfería en las ceremonias religiosas. 

Posteriormente, cuando el convento de los Dominicos es mandado a demoler, se planifica la construcción de un gran mercado cerrado, el cual se inaugura en 1897. La idea era levantar una suntuosa estructura arquitectónica al estilo de las capitales europeas y se traen los mejores insumos desde Bélgica. El mercado luego fue demolido en el año 1953 para recuperar los espacios de la plaza, y las vigas y fachada pasaron a la obra del Mercado de Catia.

Desde principios del siglo XX la Plaza El Venezolano se convirtió en un espacio del pueblo, ya que se dictaminó que para visitar la Plaza Bolívar había que vestirse de etiqueta. Las mujeres con sus mejores galas y los hombres con frac o levita, y posteriormente con paltó y corbata. La medida era estricta y de fiel cumplimiento, so pena de ir a la cárcel si se irrespetaba.

El convento y la iglesia de los Dominicos

La información relativa al convento y a la iglesia de los Dominicos más reciente está basada en el estudio arqueológico realizado en la cuadra de San Jacinto, donde se intervinieron 1.852 metros cuadrados. También existen investigaciones acerca de documentos de los Dominicos que se han publicado, y hay actas del Ministerio de Fomento donde se pueden obtener datos  relativos a ciertas disposiciones tomadas sobre el convento.

La orden de los frailes Dominicos fue fundada por Santo Domingo de Guzmán y es una de las primeras en llegar a América. Por esta congregación, a la que perteneció el famoso Fray Bartolomé de las Casas, es que recibe su nombre la República Dominicana. Los Dominicos llegan a Caracas en 1595 y adquieren por su cuenta un solar ubicado en la cuadra de San Jacinto, para así fundar el convento. Para esa época ya existía el convento de San Francisco que, según cuenta la historia, fue el primero de la ciudad.  

Para 1597 ya estaba lista la iglesia dominica, que era un bohío de paja con un altar muy bien adornado, la cual se ubicaba en el cuadrante este de la actual plaza, o sea, hacia la esquina Dr. Paúl. Posteriormente, en 1610 el cabildo les entrega otros dos solares a los frailes, y hay constancia de que en 1615 ya estaba la iglesia bien construida, puesto que está registrado el entierro de la señora Leonor Muñoz de Rojas en la misma.

Por algunas cartas enviadas por el prior del convento, se sabe que el sismo del año 1641, llamado Terremoto de San Bernabé, afectó seriamente todas las estructuras, siendo recuperadas en gran parte para 1661, aunque se quejaban de que no habían podido hacer la enfermería y acerca de que las lecciones debían ser dictadas en las celdas de los frailes por falta de un lugar apropiado.  

Es en 1670 cuando el convento comienza a tomar forma con 33 religiosos que vivían en él,  convirtiéndose en casa de noviciado, además de universidad menor al impartirse las cátedras de Artes, Teología Escolástica, Teología Moral y Sagrada Escritura (lo cual indica que esta fue la primera universidad de Caracas). Pero, posteriormente, el terremoto de 1812 también fue nefasto y tuvieron que reconstruir todo de nuevo.

Tanto por los movimientos sísmicos, como por ampliaciones, existieron cinco iglesias diferentes desde la primera, en el bohío de paja, hasta la que fue entregada cuando clausuraron el convento en 1873. Se tiene mayor información acerca de la que describió el obispo Mariano Martí cuando vino a Caracas en 1772. Este fue el tercer templo y tenía suelo de mármol, tres naves y 17 altares. Su puerta daba “hacia el norte y sobre la calle de oriente” y “el exterior del templo estaba caracterizado por paredes de mampostería con techos mudéjares cubiertos de tejas”.

Esta iglesia fue famosa por su nazareno (llamado de San Jacinto) que se sacaba en procesión acompañado de la Virgen del Rosario, la cual era una de las imágenes más veneradas y se encuentra actualmente en el Museo Sacro. La procesión salía los viernes de concilio con una banda que tocaba música, y todo el mundo llevaba velones encendidos, lo cual era un gran espectáculo en la Caracas de aquellos tiempos.

Por otra parte, se sabe que el convento estaba ubicado en la esquina de Traposos. En el proceso de las excavaciones arqueológicas se descubrieron los suelos originales, así como numerosas piezas de cerámica y utensilios. De acuerdo a esta investigación, la estructura constaba de dos pisos, con dos patios centrales que se comunicaban, alrededor de los cuales había celdas para los frailes tanto arriba como abajo.

El resto de las parcelas, es decir la parte no ocupada por la iglesia o el convento, eran utilizadas para una fábrica de tejas y también curtían el cuero de las vacas, aparte de contar con áreas de sembradío y un cementerio. De hecho, a lo largo de toda la historia, existieron muchas quejas porque tenían esclavos y, según decía la gente, acogían a los que se escapaban de las casas.

En 1874, cuando los frailes son expulsados de su convento, y antes de que éste fuera totalmente demolido alrededor de 1886, Antonio Guzmán Blanco decide destinarlo a una Casa de Beneficencia, donde se recluirían tanto a mujeres como a hombres indigentes o enfermos, separados en dos recintos, y adicionalmente contaría con un espacio para los locos. Por otra parte también siguió funcionando la cárcel, que estaba situada hacia los lados de la plaza.

Un poco después, sobre las ruinas del convento se construyó un hotel llamado León de Oro, que para finales del siglo XIX y principios del XX era muy moderno y requerido por los visitantes que llegaban a la ciudad, pero en el transcurso de los años posteriores fue dejado al abandono. En la parte de abajo de lo que fue el hotel, y sobre el antiguo convento de los Dominicos, se ubica en la actualidad el negocio Páramo Café.


Y este es el recuento de una  parte de la historia que quedó sepultada en el tiempo y bajo los escombros, pero que conociéndola se puede revivir al visitar la Plaza San Jacinto y sus alrededores, donde seguramente queda alguno que otro fantasma de la época rondando.  


Referencias: 


Altez, R. (2007). Biografía de Antonio Leocadio Guzmán, libro completo. https://www.academia.edu/15350774/_2007_Biograf%C3%ADa_de_Antonio_Leocadio_Guzm%C3%A1n_libro_completo.

 

Álvarez, C. (2020, 7 noviembre). San Jacinto, un mercado con historia. http://laguiadecaracas.net/41334/san-jacinto-mercado-con-historia/

 

Arqueología Paleontología Venezuela. (2011, 1 marzo). Piezas históricas del antiguo hotel León de Oro serán exhibidas a caraqueños. http://arqueologiavenezuela.blogspot.com/2011/03/piezas-historicas-del-antiguo-hotel.html

 

Caracas cuéntame Caracas. (s. f.). Caracas, la movida gastronómica, cuando comíamos como en París. https://caracascuentame.wordpress.com/2020/05/21/caracas-la-movida-gastronomica-cuando-comiamos-como-en-paris/

 

Historia Dominicos (Antonio). (2009, 2 junio). Convento de San Jacinto de Caracas.. http://historiadominicos.blogspot.com/2009/06/convento-de-san-jacinto-de-caracas.html

 

Molina, L. (2010). Arqueología de la casa natal de Simón Bolívar. http://www.saber.ula.ve/bitstream/handle/123456789/36165/articulo1.pdf?sequence=1&isAllowed=y

 

Salazar, R. (2012, noviembre). CARACAS, 1753–1810 MORFOLOGÍA Y FUNCIONES URBANAS DESDE LA COTIDIANIDAD. http://saber.ucv.ve/bitstream/123456789/4101/1/T026800006385-0-Completo_Salazar-000.pdf

 

Universidad del Zulia. (2012, junio). Reconstrucción del templo de San Jacinto. Un caso de estudio de recuperación y divulgación del patrimonio arquitectónico venezolano mediante técnicas digitales. http://revencyt.ula.ve/storage/repo/ArchivoDocumento/pfolio/n25/art02.pdf


martes, 27 de julio de 2021

Descubriendo el encanto histórico de Catia

 


Todos los lugares tienen encantos que a veces permanecen ocultos. Catia es uno de estos sitios, con una historia desconocida para muchos, pero de una riqueza impresionante que le da sentido a cada uno de sus rincones. Catia puede parecer descuidada, muchas veces hasta sucia y siempre llena de buhoneros, pero también posee algo que atrapa, una especie de magia que resulta difícil de explicar.  

Parroquia Sucre del Municipio Libertador

La formación de esta parroquia es relativamente nueva, ya que sucede en 1936 bajo la presidencia de Eleazar López Contreras. Anteriormente, desde 1750 hasta 1778 todo el territorio perteneció a la Parroquia Altagracia, y luego a Catedral hasta 1936. Los catienses habían propuesto en 1853 la creación de una parroquia llamada Catia, pero nunca fue aprobado hasta 1936 y en esta oportunidad le dieron el nombre de Parroquia Sucre.

Por lo tanto, decir Parroquia Sucre o Catia es lo mismo, no es que Catia sea parte de la Parroquia Sucre, sino que Catia es otra forma de llamar a la Parroquia Sucre. La extensión de Catia es inmensa: mide 59,3 kilómetros cuadrados y sólo es superada en cuanto a este parámetro por la Parroquia Macarao con 131,4 kilómetros cuadrados. También es la más poblada del Municipio Libertador, con 363.617 habitantes que representan el 17% del total. 

Catia se divide en 18 zonas:

1.      Nueva Caracas

2.      Los Flores

3.      Magallanes

4.      Caribe

5.      Propatria

6.      La Silsa

7.      Alta Vista

8.      Gramovén

9.      Los Frailes

10.  Ruperto Lugo

11.  Cuartel

12.  Blandín

13.  Casalta

14.  Isaías Medina

15.  Lomas de Urdaneta

16.  Tacagua

17.  El Limón

18.  Ciudad Caribia

Adicionalmente, hasta el año 1966, que es cuando se crea la Parroquia 23 de Enero, también este sector formaba parte de Catia.

Algunos datos históricos

De acuerdo a excavaciones arqueológicas se sabe que en el territorio que hoy es conocido como Catia ya existían pobladores hace aproximadamente 1.500 años, los cuales eran indígenas de la etnia Caribe. Respecto al nombre, no existe ningún sustento para la tesis de que haya existido un cacique llamado Catia. El vocablo katia significa viento en lengua Caribe, por lo que es probable que éste sea el origen. 

Catia se fue poblando muy lentamente. En 1929 se considera la idea de urbanizarla, pero es a partir de la década de 1930, cuando empiezan a llegar los españoles, portugueses e italianos, que se inicia el desarrollo económico y poblacional. Ya para los años de 1940 era un importante centro de actividades industriales y comerciales que generaban mucha riqueza.

El contexto geográfico de Catia define en gran medida a los catienses. En esta parroquia han existido lugares emblemáticos para la historia de Caracas que ya no están, aunque muchos aún perduran. Por otra parte, permanecen algunos aspectos sociológicos relevantes.

Laguna de Catia


Esta laguna existió desde tiempos muy antiguos. Se alimentaba de la Quebrada Caroata a su paso para desembocar en el río Guaire y se calcula que para el año 1916 su extensión era de aproximadamente 487.500 kilómetros cuadrados. Luego fue mermando y en 1940, cuando se decidió secarla, tenía cerca de 1.500 kilómetros cuadrados. En cuanto a su profundidad, dicen que siempre estuvo alrededor de los 12 metros.

La Laguna de Catia fue un sitio para el disfrute de toda Caracas, ya que muchos llegaban en tranvía y pasaban un lindo día alquilando lanchas para remar. Merendaban al aire libre y después se tomaban un trago en alguno de los bares aledaños, mientras miraban caer la tarde.  Uno de estos lugares muy recordado es el bar “La Pulmonía”, donde se degustaba un sabroso cuba libre o cualquier otra bebida escuchando a un prestigioso pianista que allí tocaba, lo cual tiene su final en los años de 1940.

El Bulevar de Catia y sus plazas

El Bulevar de Catia es una alameda que antes era la Avenida España, por lo cual también se le conoce como Bulevar España. Este paseo ancho y arbolado, que fue inaugurado en el año 1983 en el contexto de las obras del Metro de Caracas, mide aproximadamente un kilómetro y une la Plaza Sucre con la Plaza Pérez Bonalde, atravesando de norte a sur todo el sector llamado Nueva Caracas, cuyos límites son: Avenida Sucre al norte; Avenida Principal de la Silsa al sur; calle Colombia al este; y calle Argentina al oeste.


La Plaza Sucre, que da inicio al bulevar en el sentido norte-sur, fue inaugurada por Juan Vicente Gómez en el año 1928, en honor a su hermano asesinado a puñaladas en 1923 mientras dormía en su cuarto de Miraflores. Por tal motivo, su nombre original fue Plaza Juancho Gómez hasta el año 1936. Después de morir el dictador es cuando toma el nombre actual y se  sustituye el busto de Juancho por una estatua ecuestre de Antonio José de Sucre. 

En el sentido contrario, de sur a norte, el bulevar se inicia un poco antes de la Plaza Pérez Bonalde. Esta plaza, cuando el bulevar era la Avenida España, primero se llamó “Plaza Cataluña” y luego “Plaza Las Orquídeas”. Fue en 1946, bajo la presidencia de Rómulo Betancourt durante el trienio adeco, que se decide honrar a uno de los más brillantes poetas venezolanos: Juan Antonio Pérez Bonalde (1846-1892), autor del famoso poema “Vuelta a la Patria”.  

Por cierto, la Plaza Bonalde tiene una historia muy relacionada con la caída del gomecismo, la cual refiere que en ella vivía Elías Sayago, responsable de la represión y las torturas durante los últimos años de la dictadura y al que le saquearon la casa en febrero de 1936.

Mercado Principal

Este mercado se encuentra más o menos a la mitad del Bulevar de Catia, aunque un poco más cerca de Pérez Bonalde. Fue estrenado en 1954 y se construyó utilizando las columnas, rejas y fachada del Mercado de San Jacinto, que fue demolido el año anterior para ampliar la actual Plaza El Venezolano. Existen discrepancias con su fecha de inauguración y antigüedad, debido a que antes existió en el mismo lugar otro mercado que era conocido como Mercado Municipal de Catia.



Por su original y hermosa arquitectura, el Mercado Principal de Catia fue declarado monumento nacional en 1994. Cuenta con diez pasillos, que poseen 260 puestos distribuidos entre dos grandes naves separadas por una galería central, donde se puede conseguir una gran variedad de productos de todo tipo. Existen montones de alternativas para comprar lo que sea. Todo de primerísima calidad y vendido con la mayor simpatía.

Parque del Oeste

El Parque del Oeste, que se localiza justo a la salida de la estación del metro llamada Gato Negro, se inaugura en el año 1983 con el nombre de Parque Recreacional Jóvito Villalba. En esa época sólo tenía 14 hectáreas, que habían correspondido a un estadio y a los amplios terrenos de la escuela Miguel Antonio Caro, la cual quedó dentro del parque. Igualmente, por este lugar pasaba el Ferrocarril Caracas-La Guaira, que funcionó hasta 1951 y cuya estación central se ubicaba en Caño Amarillo.

Posteriormente, en el año 2007, luego de ampliar el parque a 46 hectáreas tomando parte de los terrenos que habían pertenecido al Retén de Catia, se reinaugura con el nombre de Parque Recreacional Alí Primera. Este espacio, que constituye un pulmón natural importante para la zona por sus extensas áreas verdes, cuenta con una laguna artificial, caminerías, canchas, anfiteatro, concha acústica, cafetería y quioscos. Además, dentro del parque se encuentran el Museo Jacobo Borges y la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen

Museo Jacobo Borges

Jacobo Borges (1931), que no nació en Catia pero vivió aquí desde que era muy pequeño, es considerado uno de los mayores exponentes de la plástica venezolana y su trayectoria como dibujante, pintor y cineasta ha sido reconocida a través de numerosos premios nacionales e internacionales. El museo que lleva su nombre fue fundado en 1986 y se ubica dentro del Parque del Oeste Alí Primera.



El Museo Jacobo Borges (MUJEBO) desde el año 2011 es sede de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE), la cual asumió la dirección del museo. A partir de esta fecha, lo que era una galería y un centro cultural para los pobladores de Catia, se convirtió en un lugar donde se imparten clases y se exponen las piezas de los estudiantes destacados.

Este evento originó que una colección de más de 200 valiosísimas piezas, tanto de Borges como de otros artistas nacionales y extranjeros, que antes se podía apreciar en el MUJEBO, pasaran a la Galería de Arte Nacional (GAN), lo cual significó una pérdida muy importante tanto para los que fueron trabajadores del museo como para la comunidad de Catia.

Iglesia de Nuestra Señora del Carmen

Esta iglesia, que se ubica dentro del Parque del Oeste Alí Primera, no fue la primera que se erigió en Catia, de hecho su estructura tiene un corte bastante moderno. Sin embargo, sí fue la primera advocación de la Virgen María, a la que antes se rindió culto a través de una pequeña ermita levantada alrededor del año 1845, la cual se ubicaba a pocos metros de donde hoy está el templo. Por aquella época Catia sólo tenía unas pocas casas dispersas, habitadas por menos de 600 personas. 



En 1845 se construyó una carretera que comunicaba a Catia con La Guaira, siguiendo la ruta del antiguo Camino de Catia que comenzaba en la actual Avenida Sucre. Debido a lo riesgoso que resultaba transitar por la vía, se levantó una ermita a la Virgen del Carmen que es la patrona de los viajeros. Posteriormente, en 1936, en el sitio se construyó una iglesia, pero en 1975, cuando empiezan los movimientos de tierra para el metro, se derriba y se sustituye por la actual, que se inaugura en 1983.

Cines de Catia

En Catia existieron muchos cines famosos y de los mejores de Caracas. La avenida Sucre y la Avenida España (hoy Bulevar de Catia) eran reconocidas por la cantidad de salas cinematográficas grandes, lujosas y cómodas que había. De ellas, sólo sobrevive el Teatro Catia, que fue recuperado en el año 2012.

Entre los cines de Catia que recuerdan una época no tan lejana se pueden mencionar: Teatro Bolívar, Teatro Catia, Teatro Venezuela, Miraflores, Para Ti, Lídice, Los Flores, Méjico, Esmeralda, Variedades, España y Pérez Bonalde. También, en una época ya más moderna estuvo el Cinemalago en el Centro Comercial Lago, que fue bautizado popularmente como Cinemalandro.

Entre ellos, vale la pena entrar un poco más en el detalle de lo que fue el Teatro Bolívar, así como en la historia del actual Teatro Catia.

Teatro Bolívar

Estaba ubicado en la Avenida Sucre, en el lugar que posteriormente fue el Bazar Caracas y más tarde sede de damnificados, quienes hicieron mini viviendas separando los espacios con paredes de cartón piedra. Luego, ya en tiempos más recientes, el sitio se convirtió en una galería de comercios informales.



Este cine estuvo funcionando desde 1929 hasta 1973 y es particularmente famoso porque se consideraba una de las mejores salas del país.  Aquí hizo su aparición el cine sonoro y además era muy concurrido porque se presentaban en vivo los mejores artistas internacionales que venían de gira a Venezuela.

Teatro Catia

Este teatro, actualmente de apariencia muy moderna tanto en su fachada como internamente, y que tiene un aforo de 886 butacas, está localizado frente a la Plaza Sucre. Fue inaugurado en el año 1940 con la exhibición de la película Espérame (1933), mejor conocida como “Andanzas de un criollo en España”, donde actuaba Carlos Gardel y que tuvo muchísimas semanas consecutivas de éxito. 

 


Posteriormente, a partir de los años 80 el teatro cayó en el total abandono y se convirtió en un centro para el comercio informal, hasta que fue rescatado en 2012. Actualmente es un lugar icónico en cuanto a la presentación de importantes espectáculos teatrales y musicales, y adicionalmente es patrimonio cultural de Catia.

Hospitales

Catia cuenta con dos hospitales que son famosos, ya que casi siempre, y no precisamente por buenas noticias, han estado en la palestra pública. Estos son el Hospital Dr. Ricardo Baquero González (apodado Periférico de Catia) y el Hospital General Dr. José Gregorio Hernández (mejor conocido como Hospital de Los Magallanes de Catia).

Hospital Periférico de Catia

Este hospital está ubicado en la calle El Yunque de Los Flores de Catia. Fue inaugurado en 1951 y creado bajo la concepción de servir como puesto de socorro o para emergencias, ya que para la fecha existían pocos que pudieran ofrecer este servicio. Según información de los doctores, la mayoría de los pacientes que acuden al hospital lo hacen por accidentes de tránsito, o por heridas de armas blancas o de fuego, aunque también se realizan cirugías programadas.

De acuerdo a noticias de este año 2021, sólo están funcionando dos quirófanos de los seis que tiene el hospital; la dieta de los pacientes es básicamente arroz y granos; las paredes y los pisos están mugrientos y no hay con qué limpiarlos; existen problemas de iluminación; las neveras del banco de sangre están dañadas desde el año 2015; no hay ningún ascensor operativo; de las 83 camas disponibles sólo 16 están en condiciones aceptables; y la morgue no funciona.  

Hospital Los Magallanes de Catia

El hospital de Los Magallanes de Catia se ubica sobre los terrenos donde estaba anteriormente la laguna y está situado en la avenida La Laguna del sector conocido como Los Magallanes. Su construcción se inició en el año 1968, bajo la presidencia de Raúl Leoni, y se inauguró en 1973 cuando ya Rafael Caldera era presidente. Cuenta con nueve pisos, siete ascensores, aproximadamente 550 camas y seis pabellones. Estuvo dotado de los equipos más sofisticados para la época en que se estrenó.



Fue concebido como hospital tipo IV, lo cual quiere decir: con más de 300 camas; ubicado en una población de más de 100 mil habitantes y con influencia superior a un millón; en capacidad de realizar cirugías de toda índole; con dependencias para terapia intensiva, farmacia, morgue y todos los servicios de alimentación e higiene; y que ofrezca todas las especialidades médicas así como exámenes y estudios de cualquier tipo.

La situación del este hospital no es mejor que la del Periférico de Catia y denuncian: basura acumulada en todas las áreas; cucarachas y zancudos que pululan por doquier; no funcionan los ascensores y por ende hay que suspender las cirugías; problemas de luz y agua; baños en mal estado y presencia de aguas negras; equipos médicos dañados; sólo 50 camas operativas; y falta de cloro e insumos para la limpieza y desinfección.

Cárceles

Aunque actualmente en Catia no hay ninguna cárcel, existieron dos que fueron tristemente célebres y que forman parte inseparable de la historia de la parroquia. Éstas fueron: la Cárcel Modelo y el Retén de Catia.

Cárcel Modelo

Estuvo ubicada en los terrenos que hoy ocupan el estacionamiento y los talleres del metro, frente a la estación Propatria. El proyecto surge durante el gobierno de Eleazar López Contreras con la intención de dignificar el sistema penitenciario y la cárcel se inaugura en el año 1941 durante la presidencia de Isaías Medina Angarita.

El plan para la creación de este recinto carcelario dio también lugar al decreto de López Contreras para el nacimiento de la Urbanización Propatria, con la construcción de viviendas populares a cargo del Banco Obrero, donde se hicieron más de 400 casas durante el período 1939-1940. Posteriormente, a finales de la década de 1940, se comienza la construcción de los bloques de cuatro pisos.

La Cárcel Modelo fue planificada para albergar a 362 presos en celdas individuales, los cuales contaban con un taller para la fabricación de muebles que les permitía su manutención, así como con una caja de ahorros y una cooperativa. Por otra parte, el recinto penitenciario tenía una sala de teatro donde se exhibían películas y amplios espacios para el deporte.

Durante el gobierno de Pérez Jiménez esta fue una de las prisiones que recibió mayor cantidad de políticos. Se habilitó un área especial para los mismos que fue bautizada como “el pabellón rojo” y, adicionalmente, los reos le pusieron nombre a los espacios, tomando el pasillo principal el apodo de “Gran Avenida”.

La cárcel se fue deteriorando y cuando fue demolida en 1983 para permitir las construcciones del Metro de Caracas ya era un lugar con más de 1.000 presos hacinados y famélicos, donde reinaba el maltrato general y el irrespeto hacia los familiares, apareciendo también los "pranes" y la “ley del chuzo”.

Retén de Catia

El Retén de Catia fue una de las cárceles más terribles del país, tanto así que en Caracas era conocida como “el monstruo del oeste”. Fue inaugurada en el año 1966 durante el gobierno de Raúl Leoni y demolida en 1997 cuando Rafael Caldera era presidente. Estaba ubicada en los terrenos que posteriormente fueron destinados a la ampliación del Parque del Oeste Alí Primera y a la construcción de la Universidad Experimental de la Seguridad (UNES).

La cárcel fue diseñada para una capacidad máxima de 750 presos distribuidos en tres torres, pero la población llegó hasta más de 3.000, lo que ocasionó un hacinamiento terrible. Hay testimonios acerca de que las violaciones eran constantes y también de que los presos, a falta de baño, hacían sus necesidades fisiológicas en el suelo, ante la presencia de los compañeros. Igualmente, el tráfico de drogas y armas era parte de la cotidianidad del penal.



Es famoso el episodio conocido como “la masacre del Retén de Catia” que sucedió el 27 de noviembre de 1992 mientras se desarrollaba el conato de golpe de Estado. La versión oficial al respecto es que los presos intentaron escapar asesinando a un custodio que cuidaba la garita 4 y disparando contra los otros, por lo cual tuvo que intervenir la Guardia Nacional. El gobierno declaró una cifra de 63 reos fallecidos, pero los cálculos extraoficiales se acercan a los 200.

Lo sucedido en este evento fue llevado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), perteneciente a la Organización de Estado Americanos (OEA), por los familiares de los presos masacrados, la cual se pronunció en el año 2006 y emitió una sentencia contra Venezuela por no haber realizado las debidas averiguaciones para castigar a los culpables.

Los brujos de Catia

Catia siempre ha sido famosa por sus brujos, yerbateros y curanderos, muchos de los cuales tienen gran prestigio y son recomendados por quienes han recibido sus servicios. Hasta hace no mucho tiempo trabajaba en el Mercado Principal un yerbatero muy reconocido por sus habilidades para curar la culebrilla. Todo el mundo dice que este señor fue muy profesional y serio. Luego de que murió, atiende la hija quien heredó todos sus conocimientos.   

Pero hay muchos otros personajes registrados en los anales de la historia catiense, que se recuerdan especialmente por haber sido acusados ante las autoridades. Igualmente, existieron y existen muchos santeros devotos de la “corte malandra”, ya que Ismaelito fue apuñaleado en el 23 de Enero cuando esta zona era parte de la Parroquia Sucre.

Una mujer célebre es Benilde Ramos, vecina de Los Magallanes, que adivinaba con el tabaco y en 1944 fue denunciada por la cantidad de humo pestilente que salía de su casa; los periodistas la entrevistaron y ella declaró que era por el fogón donde cocinaba. También hubo otro curandero, llamado Nicolás Porras, que vivía en la Cortada de Catia, quien estuvo detenido en 1943 debido a que casi mata a una clienta al aplicarle electricidad. Según su teoría, éste era el remedio para todos los males.

Y se cuenta una historia muy graciosa, sobre un señor llamado Juan Aparicio, que en los años 50 se mudó para el sector La Laguna y allí se reunía con otros a realizar prácticas esotéricas mediante la ouija. Sólo se le presentaban espíritus cachondos, hasta que un día descubrió la causa: al lado de su casa quedaba el popular burdel Caricari.

La “vida alegre” catiense

Otra razón por la que Catia se hizo famosa fue por sus "damas de la noche", que acudieron en masa provenientes tanto del país como del extranjero, ante el gran desarrollo comercial y económico del sector. En los años 40 se ponen de moda los cabarets y night clubs donde se bailaba desenfrenadamente el mambo, que aparte de ser muy sensual permitía diferentes tipos de deslices. Pero, sobre todo, dicen que Catia es la precursora del invento de los bares con rocola, donde en la parte de atrás se escondían puertas disimuladas y los clientes desaparecían por un rato.

Igualmente, comenzaron a pulular los prostíbulos. Su lista es larguísima, como no existe respecto a ninguna otra parroquia de la ciudad. Entre ellos destacan: La Cueva del Humo, La Casa de la Gata, El Caricari, Villa de Lourdes, La Mata de Plátano, El Mantecón, El Puente y El Canario. En estos lugares siempre había una madama que cobraba y cuentan los usuarios que el tiempo era medido de forma estricta. Si se demoraban, la madama les tocaba la puerta de la habitación y les gritaba cosas soeces.

Dicen que los hijos de aquellos dueños de negocios relacionados con el sexo prefirieron dedicarse a otro tipo de actividad comercial de menor riesgo y se inclinaron por las licorerías, por lo cual los bares mampara casi se extinguieron. Igualmente, luego apareció Internet, de modo que las "mujeres de la vida alegre" generalmente ya no están en los burdeles, sino que se anuncian en la web. Y estos cambios a muchos les producen nostalgia.

De esta época relacionada con la “vida loca”, cuyo estilo se mantuvo aproximadamente hasta los años de 1980, los catienses también guardan el recuerdo de personajes imborrables, como es el caso de Mariotta, dueña de un reconocido lupanar, que de vieja perdió la razón y deambulaba por la Avenida España vestida de negro. También rememoran al “médico asesino”, seudónimo de Ricardo Carvajal, quien preparaba una guarapita especial que se asociaba al preámbulo, antes de desaparecer por la puerta oculta del bar.

Luego de investigar sobre los lugares emblemáticos de Catia, apreciamos mucho mejor toda la riqueza cultural oculta en esta zona del oeste de Caracas, que probablemente mucha gente no se atreve a visitar. Sin embargo, es una gratísima experiencia recorrer el bulevar de plaza a plaza y entrar al mercado, o caminar por el Parque del Oeste. Seguramente más de uno se sorprendería al comprobarlo.  

Referencias:

CCS. (s. f.). Parque del Oeste (Alí Primera). http://guiaccs.com/obras/parque-del-oeste-ali-primera/

 

Ciudad CCS. (2021, 15 julio). LA CARAQUEÑIDAD | ¿Dónde están los cines de la avenida Sucre de Catia? http://ciudadccs.info/2021/07/15/la-caraquenidad-donde-estan-los-cines-de-la-avenida-sucre-de-catia/

 

Crespo, C. (s. f.). Mujabo: el desmontaje de un museo. https://iamvenezuela.com/2015/04/mujabo-el-desmontaje-de-un-museo/

 

De Sousa, I. (s. f.). Historia de Catia. https://loscomunales.wordpress.com/2015/10/13/historia-de-catia/

 

Épale. (2020, 14 agosto). http://epaleccs.info/anecdotas-del-cine-en-catia-2/

 

Épale. (2021, 4 junio). En Catia cada quien carga con su santo propio (1). http://epaleccs.info/en-catia-cada-quien-carga-con-su-santo-propio-1/

 

Galería Freites. (s. f.). JACOBO BORGES. https://galeriafreites.com/artistas/borges-jacobo/

 

Impacto Venezuela. (2021, 26 febrero). PERIFÉRICO DE CATIA: atraso, suciedad y abandono. https://impactovenezuela.com/periferico-de-catia-atraso-suciedad-abandono/

 

La Cereza Dulce. (s. f.). La Masacre del Reten de Catia. http://www.lacerezadulce.com/2020/08/articulo-la-masacre-del-reten-de-catia.html


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